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Desestimó Pemex alertas de la ASF sobre Oceanografía
Por años, Petróleos Mexicanos ignoró las alertas que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en torno a sus contratos con la empresa Oceanografía.
Pese a las anomalías detectadas, los contratos siguieron y en algunos casos la paraestatal toleró las faltas de la naviera.
De acuerdo con una nota del periódico El Universal, la historia de irregularidades de Oceanografía no es nueva, pues desde la revisión de la Cuenta Pública de 2005, la ASF identificó diversas anomalías en los contratos otorgados por Pemex a esta firma.
Sin embargo, a la paraestatal no pareció importarle, pues cada año continuó concediéndole contratos millonarios.
En ocho auditorías realizadas a las cuentas públicas de 2005, 2006, 2007, 2008, 2011 y 2012, el órgano fiscalizador halló irregularidades en nueve contratos otorgados por Pemex a la empresa que hoy es investigada por fraude y lavado de dinero.
Derivado de estas irregularidades, la ASF instruyó a la paraestatal realizar 24 acciones con el fin de corregir las anomalías detectadas, que van desde recomendaciones hasta solicitudes de resarcimiento de recursos y sanciones a funcionarios que incurrieron en alguna responsabilidad administrativa.
Los contratos con anomalías son los marcados con los números 418235843, 418815856, 418235812,418235840, 418235843, 420836811, 428237849 y 428237802, todos concedidos por Pemex Exploración y Producción.
De acuerdo con el portal de Obligaciones de Transparencia de Pemex, el monto de estos contratos asciende a 9 mil 344 millones de pesos.
Adicionalmente, la ASF detectó irregularidades en el contrato que Pemex Refinación celebró con el consorcio formado por Oceanografía y las firmas Blastinaval de México y Proyectos y Medio Ambiente. El monto de este contrato es por 266 millones de pesos sin contar IVA.
Los informes del órgano fiscalizador revelan que Oceanografía era una empresa consentida de Pemex.
En la revisión de la Cuenta Pública de 2005 la ASF encontró que la paraestatal no impuso una multa de 405 millones de pesos a la naviera, pese a que ésta estaba estipulada en la cláusula décimo tercera del contrato 418815856 por el atraso de 16 días en la terminación de trabajos.
Pero este no es el único caso en que Pemex apapachó a la compañía de Amado Yáñez. En el contrato número 418235840 —revisado en la Cuenta Pública de 2006— la ASF halló que la paraestatal modificó a petición de Oceanografía las bases de la licitación, pese a que ya las había ratificado a los otros proveedores que estaban concursando.
Además, por ley ninguna de las condiciones contenidas en las bases de una licitación pueden ser negociadas con licitantes, como Pemex hizo con Oceanografía.
El contrato más jugoso que Pemex otorgó a la naviera —por un monto de 5 mil millones de pesos— también fue objeto de observaciones por parte del órgano fiscalizador. La revisión del contrato 428237849 resultó en un “probable daño o perjuicio” al erario por más de 100 millones de pesos.
En el convenio revisado en fecha reciente —concedido a Oceanografía, Blastinaval de México y Proyectos y Medio Ambiente— la ASF se percató que la obra tenía un avance físico de 9.33% al 31 de marzo de 2013, cuando para esa fecha se tenía programado un avance del 71.41%.
Pero la naviera de Yáñez Osuna no sólo cometió irregularidades con Pemex. En 2005, Oceanografía presentó facturas supuestamente apócrifas para un crédito otorgado por Bancomext, de acuerdo a una investigación iniciada por el Órgano Interno de Control de la Secretaría de la Función Pública.
De acuerdo con el oficio OIC-AAI-225/05 enviado a Bancomext por su propio Órgano Interno de Control, la empresa Oceanografía obtuvo préstamos por 30 millones de pesos en 2004, presentando facturas supuestamente apócrifas.
Oceanografía fue vigilada y fiscalizada por la ASF, por la Secretaría de la Función Pública e incluso por una comisión de la Cámara de Diputados y a pesar de ello, ninguna detectó las facturas falsas a Banamex.
Vinculan a ex secretario de Hacienda en fraude
La historia detrás del fraude de Oceanografía tiene un personaje en común, Francisco Gil Díaz, ex secretario de Hacienda.
Él fue miembro del consejo de Banamex-Accival antes de que Vicente Fox lo nombrara parte de su gabinete en el año 2000, y consolidó una relación estrecha con Roberto Hernández, director de Banamex desde su privatización en el gobierno de Ernesto Zedillo hasta su renuncia en 2009.
Ya como secretario, Gil Díaz participó en la venta del banco mexicano al conglomerado estadunidense Citigroup, en una transacción por 12 mil 500 millones de dólares, en la que se dispensó el pago del impuesto sobre la renta –del orden de tres mil millones de dólares-. Esto ocurrió el 21 de mayo de 2001.
En esos años surgió a la luz pública la crisis económica de una empresa que sostenía contratos con Pemex desde 1996: Oceanografía, de Amado y Darío Yáñez Correa, Samuel Yáñez Chaparro, Alberto Duarte Martínez, así como Amado Omar y Carlos Daniel Yáñez Osuna.
Según otra nota del diario 24 Horas, una comisión especial de la Cámara de Diputados, presidida por Martha Lucía Micher, estableció que en el año 2000 Oceanografía estaba virtualmente en quiebra, pues debía 21 millones de pesos en impuestos. Incluso, estuvo a punto de ser embargada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Documentos en poder del mencionado diario señalan que un año después, el 20 de abril de 2001, cuando Francisco Gil Díaz ya fungía como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, “se ordenó cancelar el embargo sobre los bienes”.
El adeudo fue condonado por el gobierno de Fox y a partir de ese momento la situación financiera de la empresa mejoró notablemente gracias a la asignación directa de contratos de Pemex, operación que a decir de la comisión legislativa, fue irregular.
El periódico 24 Horas buscó a Gil Díaz para que fijara una postura, pero al cierre de esta edición no se recibió contestación, a pesar de que Telefónica Movistar reiteró su interés por dar respuesta a la solicitud.
La ingeniería financiera que sirvió de soporte para rescatar a Oceanografía corrió por cuenta de Martín Díaz Álvarez, primo cercanísimo del secretario, quien años después, en 2005, obtuvo 10% de las acciones de la firma, mientras que Amado Yáñez Osuna, dueño mayoritario, mantuvo 76%.
Entre 2002 y 2008, Oceanografía recibió 44 contratos por 24 mil millones de pesos. Es decir que la principal subsidiaria de Pemex continuó su relación con el gobierno federal durante la administración de Felipe Calderón e incluso entre 2011 y 2013 recibió otros 43 contratos por más de 11 mil 500 millones de pesos.
Oceanografía, en ese periodo, recibió créditos de Bancomext –parte de la estructura de Hacienda- y Banamex. En ambas dependencias hay un nombre en común: Alonso Pascual García Tamés, quien fungía como director de Crédito Público en la SHCP cuando Gil Díaz era secretario. En sus funciones, García Tamés era parte de los consejos directivos de varias entidades como el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).
Dicho banco de desarrollo autorizó un crédito millonario para financiar la operación de los contratos de Pemex; préstamo del cual, meses después, obtendrían recursos mediante el uso de supuestas facturas apócrifas.
De acuerdo con un artículo publicado en 2008 en la revista Contralínea, a Oceanografía le otorgaron 30 millones 306 mil 389 pesos y 25 millones 600 mil dólares; es decir, casi 25% de los préstamos del gobierno federal a través de la banca de desarrollo.
En 2011, García Tamés llegó a la dirección de Desarrollo y Valuación de Proyectos de Infraestructura para América Latina de Citigroup, matriz de Banamex, y actualmente bajo investigación por presuntos fraude y lavado de dinero en México y en Estados Unidos, debido a préstamos ilegales otorgados a Oceanografía.
Evade a la PGR barco de Oceanografía
El barco de servicios petroleros más grande del mundo, OSA Goliath, propiedad de la empresa Oceanografía, se "perdió" en altamar y huyó de la PGR.
Según otra nota del periódico Reforma, el principal activo de la empresa, valuado en 245 millones de dólares, no pudo ser asegurado físicamente por la Procuraduría porque el pasado viernes su tripulación fue avisada de la intervención de la compañía y no regresó a las costas de Campeche.
Sin embargo, fuentes allegadas a la investigación indicaron que, para la PGR, este barco tiene la calidad de asegurado porque, si bien la medida ministerial no ha sido ejecutada físicamente, jurídicamente es parte de la empresa, que ya fue intervenida.
"El bien está expresado en los estados financieros de Oceanografía y, como consecuencia, es activo de la empresa y está asegurado", dijo la fuente consultada, quien admitió que este caso se encamina a un litigio de carácter internacional.
Y es que ayer la firma noruega Norsk Tillitsmann dijo haber tomado el control de una cuenta de 8.9 millones de dólares y del barco para venderlo y saldar un adeudo de la empresa de Amado Yáñez derivado de su incumplimiento con un bono que emitió por 160 millones de dólares.
Como fiduciarios del bono, los nórdicos difundieron en su portal de internet dos cartas de su directivo Fredrik Lundberg en la que señalan que, en octubre, OSA Goliath, subsidiaria de Oceanografía con domicilio fiscal en Singapur, emitió este bono y puso como garantía la propiedad de la nave.
Bloomberg informó ayer que el barco se encuentra en aguas internacionales frente a Ciudad del Carmen. Una fuente allegada a la investigación en México dijo que el Goliath ya no tiene combustible y, por tanto, carece de la posibilidad de desplazarse a otro país.
"El barco andaba navegando y le avisaron que no regresara", confió una fuente al periódico Reforma.
El 28 de febrero, según la empresa noruega, Oceanografía no cubrió el arrendamiento de la embarcación y cayó en un evento de incumplimiento, razón por la que Norsk ejerció sus derechos sobre el barco y removió al consejo directivo que administraba la subsidiaria.
La fecha en que la firma noruega dice haber tomado el control del buque es la misma en que la PGR aseguró la empresa de Yáñez en Campeche. Sin embargo, las cartas donde Norsk da a conocer su intervención están firmadas hasta el 4 y 5 de marzo.
Fuentes allegadas al caso informaron que la autoridad federal tenía especial interés en asegurar el OSA Goliath, porque se trata del barco de servicios petroleros más grande del mundo y el activo más importante de la empresa de Yáñez.
El viernes, cuando la PGR intervino las instalaciones de Oceanografía en Campeche, se esperaba que el OSA Goliath anclara en las costas de la entidad a lo largo del día, pero la embarcación no regresó y se dio la huida.
Oceanografía rentaba desde 2010 el OSA Goliath, a través de un convenio que firmó con Carcal (CVI Global Lux), y en octubre de 2012 lo compró para emplearlo en trabajos de inspección, mantenimiento y reparación de instalaciones marinas en la Sonda de Campeche.
Según información de la empresa, el barco tiene una eslora de 180 metros, manga de 24 metros y calado de 12 metros, además de contar con una grúa principal con capacidad de carga de hasta 2 mil toneladas y dos auxiliares con capacidad de 100 toneladas cada una.
Cuenta con helipuerto, habitaciones para 300 personas, comedor, gimnasio, cinema y áreas de esparcimiento, señala.