Tiempos de turbulencia informativa vinculada a las denominadas precampañas de los precandidatos a la presidencia de la Republica de partidos o independientes, en las que se surten la apariencia y el engaño en que se desenvuelven estos procesos a través de los que se introduce a los ciudadanos en el campo de las fantasías, promesas y ocurrencias de cada uno de los postulados, en los temas que abordan o evaden según convenga no a los frentes que los postulan, de forma tal que son  campañas tendientes a obtener el voto ciudadano no de los simpatizantes de los institutos pues no tienen competidor a su interior. 

La palabra fantasía equivale, en este contexto, a una idea, historia, cosa o percepción falsa de la realidad que solo existe en la mente de quien la imagina. Las precampañas son eso una idea falsa de un entorno que se refleja esencialmente en los actos de los candidatos de los frentes de partidos que son actos de campaña para inducir a los ciudadanos a optar por alguna de las tendencias que representan   conforme a los proyectos de nación que exponen en lo que toca a la inseguridad, corrupción, educación; estos eventos en sentido estricto son ilegales al trascender más allá de los miembros de los partidos políticos que deben ser sancionados o suprimirse por carecer de sentido al no estar rivalizando con alguna otro miembros de esas coaliciones, es decir son candidatos únicos, en donde se dilapida inútilmente el dinero público con la figura de una precampaña que objetivamente es una campaña disfrazada. 

Los que, aún con obstáculos, se ajustan más o menos a la ley son los candidatos independientes, ya que sus acciones son para obtener los datos de una credencial de elector para que puedan acceder a la calidad de candidatos a la presidencia siempre y cuando obtengan el apoyo fijado de firmas distribuidas en los estados. Sin embargo, no escapan a la parte obscura de estos procedimientos en los que ahora surge información alterada e inconformidades sobre su obtención, pero en todo caso su labor se desarrolla en el marco de lo jurídico y no de la fantasía de los otros precandidatos estos, los independientes transitan en una precampaña para ser candidatos, existe competencia entre los pretendientes para satisfacer los requisitos legales. 

Esta tesis se confirma con el simple contenido de lo que se difunde en las redes y medios de comunicación todos los días respecto de los mensajes de los tres candidatos.  José Meade por ejemplo señala: “México será la economía sustentable del siglo XXI. Convertiremos en energía sol, costas, ríos y viento, encendiendo un nuevo motor de inclusión o desarrollo.” 

Andrés Manuel López Obrador declara: “Tiene razón (Gil Zuarth), vamos muy bien y estamos ya enfilados para triunfar. Estoy pensando yo como gobernar a país, ya me preocupa menos el triunfo porque considero que ya la gente va a votar y va a defender el voto, ya estoy atendiendo el plan de desarrollo” 

Ricardo Anaya declara que: “Nosotros vamos a trabajar para recuperar la paz y tranquilidad, por supuesto, cambiando la estrategia, porqué hay que reconocer que lo que se viene haciendo desde sexenios anteriores, y que se ha continuado en este sexenio, no ha funcionado.” 

Estos mensajes no son de precampaña son de una campaña anticipada que deben ser restringidos, al advertirse que la contienda electoral por la Presidencia de la República es ya entre los tres candidatos en cuestión que se sirven de los tiempos oficiales en televisión, radio, espacios periodísticos y redes sociales para obtener el voto ciudadano en lo que se invierten cantidades de dinero público sin ningún objetivo democrático que imponen una carga injustificada al contribuyente. 

La propia ley General de Instituciones y Procedimientos Políticos se encarga de posibilitar se distorsione precampaña con compaña de candidatos en la parte que establece: “Articulo 227, párrafo 2. Se entiende por actos de precampaña electoral las reuniones públicas, asambleas, marchas y en general aquéllos en que los precandidatos a una candidatura se dirigen a los afiliados, simpatizantes o al electorado en general, con el objetivo de obtener su respaldo para ser postulado como candidato a un cargo de elección popular.” 

Como se puede apreciar en la disposición se autoriza que “los precandidatos”, entiendo que se refiere a cuando cuando haya varios que luchan al interior de las corrientes en disputa por un cargo de elección a fin de obtener el respaldo para ser postulado como candidato; en contexto del 2017-2018, la pregunta es los tres precandidatos de cada uno de los frentes ¿buscan el respaldo frente a otro precandidato de los partidos que integran esos frentes? La respuesta es no, por tanto, no es legal aplicar esta disposición (227) por no actualizarse la hipótesis que contempla con el actual contexto de pretendientes a la presidencia de la república.
 

Hemos sido testigos de como se han integrado los frentes y la forma en que surgen los designados, en los medios de comunicación, precandidatos en precampaña a la presidencia de la república, al gobierno de la ciudad de México, Gobernadores; estimo que, en el caso de los frentes con candidato único, no es legal se les autoricen actos y gastos de precampaña porque José Meade, Ricardo Anaya y López Obrador, no están buscando el  respaldo a que se refiere el artículo en cuestión, sino el voto electoral,  situación que no está prevista en la Constitución ni en la ley. ¿Cuál apoyo buscan sino tienen competidor al interior de los partidos que los postulan?

Ante ello debemos impulsar desde la trinchera ciudadana reformas legales al orden jurídico electoral constitucional y legal para enmarcar los procesos de elección municipales, estatales y federales en un marco de austeridad que impida fases repetidas de pre-elección-elección adecuando los procesos internos de postulación de candidatos de partidos, coaliciones o frentes, sujetándolas a una regulación que impulse el ejercicio democrático a su interior y trasladar el costo de la elección constitucional a una sola fase de campaña.

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