¡Que conste.. son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

    HACE ALGUNOS AÑOS, LOS VIEJOS POLÍTICOS TENÍAN POR CONSTUMBRE ESCUCHAR LOS CHISTES QUE HABLABAN DE ALGÚN GOBERNANTE O POLÍTICO, escuchar las canciones y los corridos, ver las paredes donde se escribían cosas, leer los desplegados y los volantes, en fin, estaban atentos a lo que ellos mismos definían como la “verdadera opinión pública”, claro que, también, eran atentos a lo que escribían los diaristas y columnistas de oposición, los que criticaban, los que preguntaban, leían los libros sobre diferentes temas y los libros de política, estaban atentos a todo lo que sucedía, los caricaturistas eran vistos con alegría y nada de pomposidades, se podía hablar de todo con todos y no faltaban que, en esas reuniones, los políticos y funcionarios, los policías, también, como hoy lo hacen en forma burda o selectiva, daban a conocer algunos datos o filtraban la información adecuada para que se vieran las cosas como deberían verse: en su verdadera dimensión.
         Es más, en muchos medios que se consideraban de “oposición”, se filtraban notas o datos para que los funcionarios menores o los mismos gobernadores pusieran atención a lo que hacían y se denunciaba a los corruptos o se exhibía a los ineptos y traidores, esos medios, eran utilizados por los propios funcionarios del gobierno, la misma policía filtraba datos para ver cómo respondían los grupos de la delincuencia organizada o los ratas independientes, en fin, todo era medido y medible, era controlado, hoy en día parece que esa sana costumbre se ha perdido y los funcionarios, políticos y  policías tienen la piel muy sensible, y cuando se les raspa tantito, dan instrucciones para que los medios o los periodistas o escritores sean vetados y sigan operando los que ellos quieren con sus efebos o con sus cuates, que les sirven y que, por supuesto, también cobran bien, son “confiables” dicen porque los tienen controlados y gozan de la discreción para que nadie conozca de donde vienen los tiros y los datos que pueden llevar a la ruina a muchos o  encumbrarlos en sus carreras políticas, de ahí, que en todos los comederos, cuando los periodistas y escritores tienen buenas fuentes y buenos medios sean escuchados e invitados en las muchas mesas, sin que ellos tengan que pagar por los consumos, es la práctica mínima que brinda el poder en el cuarto poder…claro que, a veces, esas ventajas se convierten en yugos o cadenas que son difíciles de romper y de quitarse.
         Esta forma de control y de manejo de la comunicación, o mejor dicho, de la manipulación , también se ve operar por los grupos empresariales, por los banqueros o los dirigentes de los mismos, en fin, hasta en muchos casos se ven a los abogados y grupos de abogados o profesionistas utilizar esos servicios y alentar la corrupción o el “buen manejo de los datos”, dicen ellos, cuando en verdad, solamente, encubren sus intereses o malevolencia.
         A lo mejor por no atender esos temas, a los encargados de la “incomunicación social de la presidencia de la república” les da mucha hueva hacerlo o no tienen la más remota idea, es que las cosas están tan complicadas, por ello, a lo mejor, les cae bien reflexionar sobre lo que anda en los medios y las redes sociales sobre las críticas y los enojos populares:
         “Estamos al lado del gobierno… porque si nos ponemos enfrente nos cogen y atrás nos cagan”
         “En México tenemos el mejor congreso que televisa y los empresarios pueden tener”
         “México no está al borde del abismo… pero ya dio un paso al frente”
         “Las deudas que tiene México no son externas, son eternas”
         “Las inundaciones en México no ese producen porque los ríos crezcan sino porque el país se hunde”
         “En México a los pobres les está penado robar, porque el gobierno no admite competencia”
         “El sistema en México es igual a los bikinis, nadie sabe cómo se sostiene, pero todos quisieran que se cayera”.
         Los partidos políticos no dan amigos ni permiten comprarlos, dan socios, cómplices y enemigos.
         Leído en una barda: los políticos no son nuestros hijos. Firman las prostitutas…
         Y si le rascamos, hay mucho para reflexionar. Sin duda alguna.