¡Que conste.. son reflexiones!
- Sócrates A. Campos Lemus
DECLARABAN LOS HOMBRES SABIOS QUE, LAS DISPUTAS Y LOS PLEITOS, SIEMPRE SON: POR LAS MUJERES, POR EL DINERO Y POR EL PODER. Y bueno, en el caso de EL PEDIMENTO, cercano al santuario de la Virgen de Juquila, uno de los más bellos y hermosos, de los más visitados en el país, existe una disputa por un punto que deja a los comuneros o a la iglesia, más de doce millones de pesos al año. Los comuneros alegan que es suyo el lugar porque está en sus terrenos, lo cual desde el punto de vista formal, es cierto. La Iglesia, declara que deben ser las limosnas propiedad de ella, porque es un punto de adoración religiosa y que esos millones de pesos recolectados deben servir para el mantenimiento de la misma capilla y de la iglesia de la Virgen de Juquila. La realidad es que se cuentan muchas historias sobre el tema y no hay duda de que, muchos sacerdotes encargados del santuario, han salido inmensamente ricos a lo largo de los años.
Cuando uno llega a Juquila se nota, como en todos los santuarios que el comercio vence a la religión y a la fe, que cuentan más los centavos o los pesos que las bendiciones y los milagros, que cada uno va ahí en busca de algo, de peticiones de la salud, del novillo perdido, del enemigo que debe ser aniquilado, del salir de la miseria o de que se terminen las angustias de los enfermos o de los no queridos, que se mueran o que vivan, son peticiones normales. Cada día, la Virgen es cambiada de ropón, varios ropones que van teniendo una larga espera para que los donantes puedan llevarlos ante la Virgen de Juquila y que, por ese medio, se les logre la petición; nos dicen que hay esperas de varios años y los ropones son lujosos y cuestan mucho dinero, cuentan que cada vez que uno quiere que su donación sea utilizada por la virgencita, hay que pagar unos cuántos cientos o miles de pesos. Hay que pagar por la misa, las velas, los milagros, las peticiones, todo es objeto de la compra y venta, del dinero, y así, al final del día, hace uno la cola para que un curita nos brinde un pedacito de tela de algún ropón de la virgencita, y claro, hay que pagar.
Llegar a este santuario les ha costado la vida a muchos peregrinos en accidentes brutales, otros, han sido asaltados o despojados de sus bienes por audaces piratas y ladrones, así hay que comprar veladoras o velas y las puede uno encender un momento, pronto las apagan y se ven los vehículos salir cargados de las “ceras” para el reciclaje y hacerlas nuevas, se habla de que es un negocio de unos cuántos. En fin, al llegar al punto de EL PEDIMENTO, las cosas siempre están en pleitos, los dineros generan las disputas. Los curas contra los comuneros, los políticos contra los persignados, en fin, son muchos millones de pesos, se habla de doce o más, nadie sabe en la realidad cuánto se genera y cómo se distribuye; unos lo pelean alegando que son para obras que jamás se ven para la comunidad, lo más seguro es que se quedan en sus cuentas bancarias, los curas también alegan que esos dineros son suyos, se olvidan de su labor y entran a las disputas, los dineros son primero, los que generan las confrontaciones y ponen los muertos y las disputas políticas que llegan a todos los desencuentros. El gobierno, como todos, se hace como el Tío Lolo, nadie quiere confrontarse con los sacerdotes y sus lenguas afiladas, nadie quiere poner un alto al robo que hacen unos cuántos comuneros de los bienes que, supuestamente, son de todos, en fin, así se pasan los días y los meses y los dineros dan para confrontar y robar, para disputar y asesinar en las peleas. Dónde está el respeto a la vida y a la ley?, ley no hay en todo el estado, la vida se va de una forma u otra en esas regiones donde solamente la ley del revolver es la que cuenta. Así está el Pedimento cercano a la Virgen de Juquila, que hace muchos milagros, pero no puede hacer el milagro de la paz y del buen vivir y no el de disputarse, ni siquiera cabe el decir que mitad y mitad, no, todos quieren todo o nada y prefieren las disputas y la muerte, la violencia en un santuario que, se supone, es de paz.
Ahora hasta los cronistas nos enseñan: “El cronista Bernardo Alberto Cuevas, quien termina un libro sobre EL PEDIMENTO, recuerda que a este espacio se le conocía como el Cerro de los Cuatro Vientos y era el punto de cruce de las comunidades Chatinas y peregrinos que iban rumbo a Juquila”. Y la realidad es que todos esos terrenos son de los Chatino, y a ellos, jamás, se les ha hecho justicia ni respetado lo que era y es suyo, así, los disputan otros, curas y políticos, los dos buscando solamente el dinero: ni el bienestar del pueblo ni la salvación de las almas, solo los oros que con esos brilla su ambición. Los muertos? Se entierran y se olvidan, como se han olvidado…