¡Que conste,... son reflexiones!
- Sócrates A. Campos Lemus
Este cuento nos muestra la diferencia entre la sabiduría común y la “sabiduría” libresca y fuera de la realidad. Por esa razón, sostengo que : LO DOCTOR, NO QUITA LO PENDEJO”.
Cuentan que en un ferrocarril viajaban en la misma cabina, un doctorado que en su mesa y sus maletas llevaban muchos libros, los consultaba y casi no hablaba. El campesino a su lado, solamente llevaba una maletita donde envolvía algunos trapos y un poco de alimento y una botella de vino que quería compartir con su vecino: ¡Gusta algo de comer y un poco de vino, amigo? EL OTRO, POMPOSO Y ALZADO, LLENO DE SOBERBIA, LE CONTESTÓ: No gracias, casi no tengo tiempo para comer ni beber, tengo que seguir consultado éstos manuales y libros, antes de llegar a dar mi conferencia.
El campesino le dijo: “pues de todos modos hay tiempo para comer, platicar, dormir, hacer el amor, beber, así que deje esos libros y coma”. El otro acepto de mala gana y dijo que lo podría hacer rápidamente. El campesino le preguntó a qué se dedicaba y qué leía en esos libros y el Dr., le contestó que era biólogo, doctorado en biología. El campesino le dijo que si era una especie de veterinario para curar a las vacas y los cerdos. El otro, casi molesto le dijo que no, que él, con sus conocimientos, conocía todos los animales del reino a animal y, para probarlo, le dijo que le hacía una apuesta. “Usted, me define al animal que quiera y yo le digo qué es. Si no le contesto, pierdo mil pesos, y usted, gana esa fortuna, y si pierde usted, solamente me paga un peso.”
El campesino que era muy inteligente y bueno para la apuesta, aceptó, pensando en que podría ganar mil pesos fácilmente, y en caso de perder, solamente, perder un peso, que se lo podía permitir. Así que le dijo que él haría la pregunta de los mil pesos: “A ver… ¿Cuál es el animal que tiene plumas, mama de las tetas de la madre, pone huevos, al nacer nace con dos cabezas y un órgano de macho y otro de hembra y que, solamente, puede morir si le cortan la cola?” El doctor en Biología se quedó pensando y aterrorizado comenzó a consultar todos sus libros y buscar entre sus conocimientos. Después de varias horas de angustia, tuvo que aceptar que no sabía y pagarle al campesino los mil pesos que, éste, se embolsaba con una gran sonrisa.
El doctor en biología que, según él, lo sabía todo, pregunto en su turno, pues en verdad no puede distinguir a ese animal, ahora, usted me puede decir por el peso que debe pagar si no lo sabe, qué animal es?: “el campesino metió la mano a la bolsa y sacó un peso, se lo dio al Doctor en Biología sabelotodo y le dijo: pues yo tampoco sé qué animal es, pero, aquí tiene su peso de la apuesta.
Así que: “NO SIEMPRE EL MÁS LEÍDO ES EL QUE MÁS SABE, NO SIEMPRE EL MÁS INSTRUIDO ES EL MÁS CULTO, NO SIEMPRE EL QUE TIENE MÁS INFORMACIÓN ES EL QUE LLEVA LAS DE GANAR, TAMBIÉN LA VIDA ENSEÑA… Y MUCHO” Jorge Bucay
Y bueno, esos funcionarios llenos de doctorados y de experiencias en los libros y en las disputas académicas que, apantallan, con toda facilidad a los políticos y funcionarios cuando les muestran sus charolas y títulos para ser contratados no solo para vestirle sino para que, ellos, se encarguen de los discursos, de los trabajos técnicos y sean los nuevos miembros de la TECNOBUROCRÁCIA, insensible y estúpida que nos desgobierna, son exactamente como ese “doctor en biología”, sabe mucho y lleva sus libros por todos lados, pero no se da cuenta de la realidad y de lo que deja la experiencia en la calle, y la sabiduría de la vida. Así que se pueden deshojar sus libritos y limpiarse, con las hojas, el trasero y dejar a un lado su vanidad y su soberbia para entender lo que necesita y quiere este pueblo que, ya está hasta la madre, tan hasta la madre que, hasta el tontito del dirigente del PRI, tiene que aceptar, después de meses de protestas de que hay una hartazgo nacional… y eso que no trae el reloj de Dick Trace, aquel que tenía pantallita de TV y radio para comunicarse directo a los pinos o con el grupo de asesores que le dicen hasta cómo seleccionar a los nuevos diputados, incluyéndose él, para que no la cague y se quede fuera. Por fortuna, tiene a su lado a un gran lobo de mar: José Antonio González Fernández que, desde lo oscurito, para no taparle su poca luz al jefe, le dicta las instrucciones que llegan desde los Pinos y desde Bucareli… bueno, entre políticos corruptos e inútiles y “tecnoburrócratas” privilegiados, apendejados, y fuera de la realidad, este país se está hundiendo y ni siquiera traemos traje de baño ni salvavidas…. A ver si no nos empantanamos en la mierda que invade las oficinas públicas….