La basura, un negocio que quiere la iniciativa privada

  • Carlos Noé Sánchez Rodríguez

 Hace ya muchos años que la sociedad industrial, basada en el consumismo, desperdicia materiales útiles que van a dar a la basura y que incrementa el material que hay que sepultar, prácticamente llenando tiraderos o basureros que contaminan los mantos freáticos, el aire y la tierra.

      Este problema de la basura ha encontrado como una de sus alternativas de manejo el reciclado, este, que además del evidente beneficio para utilización de materia prima en la industria,  ha permitido que  miles de familias enteras hayan hallado una forma honesta de vivir en este manejo de la basura. Tal es el caso del  tiradero llamado “Tonsil” ubicado en la parte alta de la comunidad de Santa Cruz Techacahalco, perteneciente al municipio de Panotla, uno de los municipios donde se ha acentúa el desempleo, por lo que trabajar recolectando en la basura materias que se reciclan como plástico de varios tipos, papel, algunos metales y hasta llantas que llegan a caer, son desde algún tiempo una fuente de ingresos que mantiene la vida de cientos de tlaxcalteca, pero además esta labor ha hecho que parte de esa basura que se entierra vuelva a funcionar como materia prima para la elaboración de nuevas mercancías que tengan valor, permitiendo así que mucho del material se ahorre como materia prima en la fabricación de nuevas mercancías.

      Hace algunas décadas, cuando la ecología como ciencia no había aún encontrado un lugar en la sociedad práctica, los pepenadores como se les ha llamado desde entonces, ya realizaban la función de recoger los materiales útiles, sin que alguna autoridad se interesara por el manejo de la basura cuando no era redituables aún los residuos útiles, pero después cuando la ecología comenzó a llamar la atención de las sociedades modernas por la excesiva contaminación que pone en peligro la vida misma, iniciaron los gobiernos como el nuestro el establecimiento de algunas leyes y normas que permitieran el manejo ecológico, y así surgen  instituciones y dependencias estatales que cuidan estos aspectos y que ahora son los propietarios de los llamados basureros o rellenos sanitarios.

       En México se crean dependencias oficiales como la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) que tienen delegaciones en todos los estados, y en las entidades como  Tlaxcala apareció la llamada “Coordinación de Ecología” que pretende establecer leyes y normas para cuidar el medio ambiente, pero esta labor choca de frente contra las aspiraciones de las empresas de la iniciativa privada, que lo único que persiguen es el lucro, la ganancia por donde quiera que se encuentren sin medir ninguna limitación, ya sea daños ecológicos, económicos o sociales que causen, como se ha informado frecuentemente de los daños a las aguas de ríos y barrancas de los derrames de substancias toxicas, y que sólo a las industrias se les imponen multas que pagan rápidamente para seguir contaminando, pues poco invierten en la prevención de estos “dizque accidentes”.

      La basura no escapa a los ojos del capital, ya que saben muy bien que en el reciclado se obtienen ganancias muy lucrativas, ya que la materia prima llega sin costo alguno para las empresas  y además los procedimientos de discernir el material reciclable es bastante sencillo, es por esto que han puesto sus objetivos en privatizar el relleno sanitario “Tonsil” y para ello se han quedado de acuerdo con los funcionarios ecológicos del gobierno estatal, este que se ha distinguido por la política de servir al capital privado utilizando la desgastada idea de que las empresas viene a resolver el problema de la informalidad en el empleo, de la pobreza y sus consecuencias, amenaza con eliminar a los pepenadores, que son alrededor de 180 familias que actualmente viven del relleno sanitario.

     Las consecuencias son claramente previsibles, ganancias lucrativas para la empresa y posiblemente para algunos funcionarios de ecología, eliminación del empleo de la inmensa mayoría de los pepenadores, crisis en la economía de las 180 familias y la de un pueblo entero como es el de Santa Cruz Techachalco, basura que no se recicla  sin tratamiento completo, como lo ha demostrado los residuos de  la empresa que se encuentra utilizando parte de este relleno en la actualidad y que contamina la tierra y los mantos freáticos, y al parecer a nadie parece importarle la situación de los daños ecológicos, pues los dueños de las empresas no viven en este poblado, ni lo harán los de la nueva empresa que quieren establecer en este basurero.

    ¿No será mejor apoyar a los pepenadores dotándoles de infraestructura, recursos crediticios, capacitación, y todo lo necesario para industrializar los materiales reciclables, y así de esta manera  apoyar su economía y realizar con ellos los convenios necesarios para darle un tratamiento a los residuos no reciclables lo menos contaminante posible, ya que ellos son que habitan esa región?

     La política de privilegiar al capital privado sobre los intereses de los más desprotegidos de la sociedad, ha llevado a la humanidad entera a una crisis social muy grave y sin salida, pero al parecer al gobierno de Tlaxcala no parece preocuparle los problemas de los pobres, pues ni los escucha no lo ve, creyendo así que cumple con su tarea de gobernar a una sociedad que en su mayoría está cada vez más exhausta y más inconforme.