El sistema federal
- Jorge E. Franco Jiménez
La situación por la que atraviesa la República, atribuida a los gobiernos Federal, estatales, municipales y a los partidos políticos, que son los que postulan a quienes integran los poderes, es una muestra de que los las bondades del sistema federal en México, aun no se cumplen a pesar de que motivaron su implantación, años de luchas de emancipación y pérdida de vidas, para arribar a la conformación constitucional e institucional de un Estado de Derecho como proyecto de nación.
Está enfrascada en una compleja red de conflictos que tocan las entrañas del poder en la parte medular, la Presidencia de la República, como secuela de las imputaciones de impunidad, ineficacia y corrupción que se hacen a los diversos niveles de gobierno encargados de velar por la seguridad y prosperidad de los mexicanos; este contexto impulsa una mayor participación de todos los sectores sociales, exigiendo acciones que permitan, a los diversos sectores, el goce de sus elementales derechos humanos de paz, seguridad, trabajo y protección de su integridad física y patrimonial, frente a las expresiones de inconformidad desbordada.
Los hechos relacionados con la desaparición de cuarenta y tres normalistas en Iguala, Estado de Guerrero, incrementó la problemática política, social económica e institucional, a pesar de los esfuerzos oficiales por minimizarla, pues no han conseguido encapsularla de manera cierta e inmediata, cuestión que ha empeorado las declaraciones de inconformidad y deteriorado de las condiciones de gobernabilidad reales o aparentes en que el Gobierno Nacional transitaba, respaldado en reformas constitucionales y legales estructurales, las medidas para abatir la inseguridad, el desempleo y la pobreza; los indicadores actuales no han logrado convencer a la población, por el contrario, la esperanza y confianza del pueblo ha ido decreciendo prontamente.
La imagen del Presidente Enrique Peña Nieto, no solo es de preocupación, sino de molestia, enojo, ante la incontenible critica que se desató y rebaso el ámbito nacional con la difusión de las opiniones que se hacen en los medios internacionales, como la del representante de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco en el noticiero de Jorge Ramos, que lejos de contribuir a la protección de los derechos humanos, irrumpió en cuestiones de índole política e institucional de nuestro país, sin que mostrara evidencias que confirmaran, con objetividad, su diagnóstico general sobre el asunto de los desparecidos.
El suceso de iguala provocó la irritación ciudadana, esta se incrementó con la investigación periodística que involucra el tema de la Casa Blanca, escenarios que están a la vista y que sitúan a los gobiernos federal, estatales y municipales, en un estado de minoridad en la evolución que ha tenido el sistema, democrático, representativo y Federal, pues prácticamente, las instituciones, a pesar de tantos aniversarios que celebramos por contar con una Constitución, muestran ineficiencia viciada por la corrupción, lo que estimula condiciones que falsean el proyecto de nación que derivó de esas aspiraciones que hoy, al igual que antes, siguen costando muchas vidas.
Todo indica que vivimos en una colectividad organizada, que está poniendo a gobiernos, e instituciones, en la realidad de la inconformidad social, ante la figura de una ficción de estado de derecho, el cual conlleva respeto a la dignidad humana y a la ley. El velo de lo formalmente establecido en la Constitución y el discurso mediático, cubren la corrupción, la apariencia de la legalidad y el atropello de los derechos fundamentales con la emisión de normas que restringen el campo de las libertades del gobernado; a este se le enjuicia penalmente al margen de una investigación de carácter científico y profesional; la justicia, paradójicamente es injusta e inequitativa, sirve con diligencia al poder, no al gobernado; se legisla para afectar no para tutelar integralmente a las personas en su ámbito de desarrollo integral.
El sistema político sustentado en una República, Democrática, Representativa Federal, con un gobierno que ejerce la soberanía del pueblo, está deteriorado, disminuida la fortaleza que le imprimieron las luchas libertarias y sus constituciones. Opera una estructura vertical, en la que los gobernadores son delegados de la federación, y a su vez, los presidentes municipales se convierten en representantes de los ejecutivos de las entidades, basada esa estructura en el sometimiento económico y de fuerza que cada nivel ejerce, reflejándose este esquema en los poderes judicial y legislativo.
No es fácil comprender, como los gobiernos en cada una de sus competencias, se constituyeron en el virus que ha enfermado al país y a su componente, la población. Al gobierno del Presidente Peña Nieto, le ha tocado la parte álgida de los resultados de una problemática ancestral, en la que han convivido la corrupción, delincuencia, el autoritarismo y la impunidad, creando una doble ordenación, la formalmente electa y la real que subyace en ella, misma que ha brotado abrumadoramente en estos tiempos de la rápida e impactante comunicación.
Lo complejo e incomprensible de la mecánica de los hechos que estamos conociendo, relacionados con la desaparecían masiva de los normalistas, la corrupción en altos niveles de gobierno, fosas clandestinas, es resultado de que el común de la gente no tiene la posibilidad de conocer la causa y autores de esta problemática político social, cuestión que impulsa, que los que no somos autoridad, opinemos de acuerdo a la interpretación que cada uno aprecia de lo que está ocurriendo. Por cierto la película con el título de La Dictadura Perfecta, en la trama, mezcla hechos que involucran ciertas semejanzas de lo que ocurre en el gobierno nacional, las instituciones y los medios de comunicación y de cómo manipulan a toda una colectividad.
De acuerdo con lo descrito, es explicable que el gobierno, al no adecuarse a los postulados de la constitución en el diseño del sistema federal, haya caído en lo inverso. Citó como una de las bondades incumplidas del federalismo, el que menciona, el Dr. Manuel González Oropeza, en la obra el Federalismo, dice: “El sistema federal propicia el desarrollo intelectual, industrial y comercial del estado pues debe depender tan solo de sus propios recursos y no del centro de país. Al requerir autoridades propias, éstas deben provenir de su propio medio, pues no puede tolerarse que sean allegadas de una figura del centro del país, por lo que la institución se mejora para los futuros gobernantes de los estados.”