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Los lugares que no te puedes perder en Oaxaca

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Es una de las ciudades que destaca por su belleza y la historia que la envuelve, hoy en día mantiene el espíritu tradicional.

Oaxaca es una de las paradas obligatorias para aquellos turistas nacionales e internacionales que viajan por México, pues es una de las ciudades que destaca por su belleza y la historia que la envuelve. Hoy en día mantiene el espíritu tradicional, sobre todo en las calles del casco antiguo, y a continuación proporcionamos algunos consejos para conocer los rincones más únicos de esta ciudad de origen colonial.

La primera recomendación y cuya visita es inevitable es la plaza del Zócalo, totalmente peatonal. Alberga dos edificios destacados: el Palacio de Gobierno y la Catedral, la gran joya de la corona y que acapara todas las miradas de sus visitantes. Pero no solamente el interés recae en las dos construcciones, sino que las casas en su conjunto son muy pintorescas, con portales que albergan terrazas y árboles. Un escenario ideal para descansar y tomar un refresco.

Para los amantes de la arquitectura eclesiástica, Oaxaca será un punto de gran interés. Alrededor del Zócalo, podemos encontrar varias edificaciones religiosas de alto valor histórico y arquitectónico: San Juan de Dios, el Templo de San Felipe Neri, las iglesias de la Compañía y la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo. La mayoría de ellas fueron construidas en la época virreinal bajo la influencia de la colonia española.

Saliendo de la plaza del Zócalo

Otra de las paradas obligatorias es el Teatro Macedonio Alcalá de estilo Art Nouveau y que ya celebró en 2016 su aniversario de 107 años. Es considerado como uno de los teatros más importantes del país y, en 2004, fue remodelado para volver a acoger visitantes sin problema alguno. Esta construcción acogía en su día numerosas actividades, como bailes, tertulias, biblioteca, restaurante e incluso algunos de estos juegos que hoy se encuentran en la red, como el poker o el blackjack. En la actualidad, tiene un valor turístico que no se contemplaba en aquellas épocas, y se destina para la realización de visitas y actos culturales de diferente índole.

Si nos queremos relajar y desconectar del bullicio propio de las ciudades, es obligatorio pasear por el jardín etnobotánico. Es un conjunto único en el que conviven el museo de las culturas de Oaxaca y más de 8.000 plantas muy diferentes, pero propias de la zona. Una combinación ideal entre cultura y naturaleza que muestra la biodiversidad del Estado.

Para aquellos que quieran ampliar conocimientos en el México más antiguo, una parada muy recomendable es el museo Nocheztlicalli. Se trata de un centro cultural que ofrece recorridos y talleres sobre los tintes naturales, uno de los antiguos motores de la economía y cultura de la zona. Pero si lo que se quiere es profundizar en la figura del presidente Benito Juárez, se hacen visitas en su casa natal para conocer mejor su lucha por la educación universal, gratuita y laica en un país que debía crecer mucho es ese aspecto.

Arte contemporáneo y gastronomía oaxaqueña

A parte de visitar enclaves turísticos históricos y de arte antiguo, Oaxaca tiene mucho interés para aquellos amantes del arte contemporáneo. Solo con caminar por las calles del centro, os podéis encontrar con una gran cantidad talleres, galerías y museos dedicados a este tipo de estilo. También podemos ver numerosos murales, muchos de ellos en forma de reivindicaciones sociales y políticas.

No solamente podemos encontrarnos pinturas en las calles de la ciudad. Hay numerosas paradas de comida, ideal para saborear las delicias locales. Una de las más típicas son los moles, una salsa hecha con ingredientes como chiles, nueces y hierbas. Aunque sus colores vivos puedan parecer extraños a primera vista, su sabor es único y vale realmente la pena.

Conjunto arqueológico

Oaxaca también tiene sus conjuntos arqueológicos muy bien conservados y acompañados de unas vistas únicas de las montañas. A pocos kilómetros de la ciudad está el Monte Albán, la que antiguamente fue capital zapoteca, y que duró del siglo IV al VIII. Su buen estado de conservación la ha hecho ser Patrimonio Mundial de la Unesco. Un poco más lejos, a unos 45 kilómetros, está Mitla, también muy bien conservada y conocida por la decoración de piedra de los monumentos. Una visita única para destinarle todo un día.

 

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