"Estoy sana. Tengo el apoyo de mis familiares y amigos. Estoy muy emocionada de que haya algo que pueda hacer”, son las palabras que ha trasladado al mundo Jennifer Haller, una mujer estadounidense a la que ya le han puesto la vacuna experimental contra el coronavirus para comprar sus efectos secundarios. Ella forma parte del colectivo de 44 personas que se van a inyectar esta prueba de la vacuna en América.

Por otro lado, China también ha informado de que ha desarrollado otra vacuna diferente contra el COVID 19, y que, igualmente, busca voluntarios para hacer las pruebas. Por tanto, a la guerra sanitaria que estamos viviendo, se suma la batalla científica: el afán por encontrar la vacuna contra el virus que tiene paralizado y confinado al mundo.