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El consumo de hongos reduce el riesgo de cáncer de próstata
Los resultados del primer estudio de cohorte (investigación observacional y analítica) a largo plazo sobre más de 36 mil hombres durante décadas sugieren una asociación entre comer champiñones, setas y otros hongos y menor riesgo de cáncer de próstata, según publican sus autores en la revista International Journal of Cancer.
El cáncer de próstata comienza cuando las células de la glándula prostática, pequeño órgano con forma de nuez que produce el líquido seminal, comienzan a crecer. Es uno de los más comunes problemas oncológicos que afectan a los hombres, con más de 1.2 millones de casos nuevos diagnosticados en el mundo en 2018, y cuyo riesgo aumenta con la edad.
Los hongos se usan ampliamente en Asia tanto por su valor nutricional como por sus propiedades medicinales. Los estudios de laboratorio en probetas y organismos vivos han demostrado que los hongos tienen el potencial de prevenir los tumores de próstata. Sin embargo, “la relación entre su consumo y la enfermedad en humanos nunca se había investigado”, señaló Shu Zhang, profesor asistente de epidemiología en el Departamento de Informática y Salud Pública de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Tohoku, en Japón.
“Hasta donde sabemos, es el primer estudio de cohorte que indica el potencial preventivo de los hongos a nivel de población en esta enfermedad. Aunque nuestra investigación sugiere que su consumo regular puede reducir el riesgo de ese cáncer, también queremos enfatizar que llevar una dieta saludable y equilibrada es mucho más importante que llenar la cesta de la compra con esos productos, destacó Zhang.
Para este estudio, los investigadores analizaron a 36 mil 499 hombres entre 40 y 79 años en Miyagi y Ohsaki (Japón), desde 1990 y 1994, respectivamente, con una duración del seguimiento para el primero de 24.5 años, y de 13.25 años en el segundo. Se les pidió a que completaran un cuestionario relacionado con su estilo de vida, como el consumo de hongos y otros alimentos, actividad física, hábitos de fumar y beber, así como que proporcionaran información sobre su educación y antecedentes familiares y médicos.
El seguimiento a largo plazo de los participantes indicó que el consumo de hongos de forma regular reduce el riesgo de cáncer de próstata, y fue significativo en especial en hombres de 50 años o más y en los que tenían una dieta basada principalmente en carne y productos lácteos, con un consumo limitado de frutas y verduras.
El análisis estadístico de los datos (utilizando el modelo de riesgos proporcionales de Cox) también señaló que el consumo regular de hongos estaba relacionado con menor peligro de padecer ese mal, independientemente de la cantidad de frutas y verduras, o de carne y productos lácteos. De los participantes, 3.3 por ciento desarrollaron la enfermedad en el periodo de seguimiento. Los que consumieron hongos una o dos veces por semana tenían un riesgo 8 por ciento menor, comparado con los que los comieron menos de una vez por semana.
Según Zhang, “los hongos son una buena fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes, especialmente L-ergotioneina”, que se cree que mitiga el estrés oxidativo, desequilibrio celular resultante de una dieta pobre y elecciones de estilo de vida y exposición a toxinas ambientales que pueden conducir a una inflamación crónica que es causante de enfermedades crónicas como el cáncer.
“Los resultados de nuestro estudio sugieren que los hongos pueden tener un efecto positivo en la salud de los humanos”, precisó Zhang.
“Se requieren más estudios que brinden mayor información sobre la ingesta dietética de hongos en otras poblaciones y entornos para confirmar esta relación.
“Teniendo en cuenta que el estadunidense promedio consume menos de 5 gramos de hongos por día, que es más bajo que el que comieron los participantes en este estudio (7.6 g/día), uno esperaría que incluso un pequeño aumento en el consumo de hongos ofrezca beneficios potenciales para la salud”, concluyó Zhang.