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Científicos encuentran vida en el lugar más hostil de la Tierra
Un equipo de científicos internacionales encontró por primera vez la presencia de vida en el lugar más hostil de la tierra, la depresión del Danakil en Etiopía que está a 150 metros bajo el nivel del mar y alcanza temperaturas de unos 50 grados, además de ser el lugar más ácido.
El equipo liderado por el Centro de Astrobiología de Madrid, España, encontró microorganismos ultra pequeños que sobreviven a las condiciones extremas del volcán de Dallo, al norte de la región de Afar, en Etiopía.
El estudio liderado por Felipe Gómez, investigador del Centro de Astrobiología, y publicado en la revista Nature Scientific Reports, presentó la primera evidencia de la existencia de vida en esta región.
“Describimos por primera vez la evidencia morfológica y molecular de nanomicroorganismos termo-halo-acidófilos (amantes de la alta temperatura, de la alta salinidad y presencia de sales y metales; y de muy bajos valores de pH).” Felipe Gómez
Son dos nuevas especies debacterias y arqueas, el estudio muestra que las estructuras ultra pequeñas descubiertas están enterradas dentro de depósitos minerales. Estos microorganismos fueron identificados como pertenecientes a la Orden Nanohaloarchaea, aunque podría también tratarse de nuevos microorganismos no descritos hasta el momento.
La depresión del Danakil es un antiguo fondo marino situado a hasta 150 metros por debajo del nivel del mar donde se alcanzan temperaturas de unos 50 grados centígrados; la corteza terrestre es en este punto extremadamente delgada, de apenas 15 kilómetros, y bajo ella se encuentra una enorme piscina de lava ardiente. El agua del mar se cuela por el subsuelo y produce un espectacular paisaje de chimeneas termales de agua que brota a más de 100 grados y también es altamente ácida (su pH es cercano a 0).
El informe señala que los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones para la comprensión de los límites ambientales de la vida y también proporciona información útil para evaluar la habitabilidad tanto en la Tierra como en otras partes del Sistema Solar, o incluso en el Marte primitivo y, por tanto, podría ser un paso crucial en la selección de sitios de aterrizaje para futuras misiones que pretendan detectar vida.