Oaxaca.- “En el albergue hemos llegado a atender a 800 personas diariamente, baja un poco en el desayuno, pero se intensifica la presencia de los habitantes de Chicapa en la comida”, destaca Ramírez Puga Leyva, quien personalmente coordina las actividades del centro de ayuda ubicada en una escuela primaria.

“Contamos con diferentes servicios, no solamente de las tres comidas que diariamente se sirven, sino también de sanitarios, de regaderas,  de apoyo psicológico, odontológico y médico, tenemos casas de campaña, es un albergue muy integral”, afirma el director de Liconsa, en el albergue que fue habilitado desde el 8 de septiembre y que administra desde el 18.

“El albergue lo administra personal de Liconsa, pero tenemos apoyo importante, por ejemplo del personal de Conafe (Consejo Nacional de Fomento educativo), que viene a sustituir a las escuelas que perdieron de manera total o parcial sus inmuebles, aquí tenemos clases de regularización de niños de primaria y de secundaria, además de civiles que vienen a dar su servicio de manera voluntaria”, subraya Héctor Pablo.

El retiro del personal de Liconsa de Chicapa de Castro será paulatino, pues se espera que a finales de octubre concluya la entrega de tarjetas para los damnificados y con ello que comiencen a edificar sus nuevos hogares.

“Son 150 personas de Liconsa que están tanto en el albergue, estamos apoyando a Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano) y a Bansefi (Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros), quienes están entregando el recurso”.

Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva señala que aparte de la instrucción del presidente, “es una satisfacción personal el poder contribuir con un poco a lo mucho que los pueblos de Oaxaca han dado no sólo al estado sino al país y hoy por hoy es un privilegió poder servirle a mis paisanos en este albergue”.

Destaca que la situación en la región del Istmo poco a poco regresa a la normalidad, pero no ha sido fácil.

“Ésta  es una gran oportunidad para México, para Oaxaca de rehacernos, de hacernos más humanos y esto que estás viendo hoy acá, de ver sonreír a la gente, eso es lo que vale la pena y a mí en lo personal me da mucho gusto poder presenciarlo”, finaliza Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva.