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Violencia obstétrica es más que un problema de salud: especialista
Oaxaca.- La violencia obstétrica es más que un problema de salud, porque es una de las formas que adopta la violencia hacia las mujeres, sostuvo Ita Bico Cruz López, Defensora Especializada en Equidad de Género y Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, el 22 de noviembre último, al intervenir en el panel “Derecho a la salud de las mujeres”.
Durante su intervención en el panel, que abrió la jornada Diálogos por los Derechos Humanos de las Mujeres, organizada por la Defensoría, Cruz López advirtió que socialmente hay la creencia de que lo importante en un parto es que las mujeres cumplen con su rol natural de ser madres, es decir, hay una percepción de que si una mujer no engendra hijos no está completa como mujer, además de que se desestima si durante este proceso la embarazada sufre maltratos o daños a su salud.
La psicóloga Cruz López recordó que el derecho a la salud está definido por el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas –en su observación general número 14– como “un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos”.
La defensora especializada recordó que la Organización de las Naciones Unidas, la Unesco, en coordinación con la Red Latinoamericana del Caribe y de Bioética, ha definido a la violencia obstétrica como “el tipo de violencia ejercida por el profesional de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres”.
Cruz López señaló que Médicos del Mundo define que la violencia obstétrica son todas las acciones y conductas que deshumanizan y minimizan a las mujeres durante todo su proceso de embarazo, parto y la etapa posterior, acciones y conductas que son cometidas por el sistema de salud tanto público como privado.
Agregó que este tipo de violencia se manifiesta mediante malos tratos, humillaciones, así como no proporcionando información sobre los tratamientos, y tiene como consecuencia, para las mujeres, la pérdida de libertad, autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad.
Enfatizó que la violencia obstétrica incluye comentarios hirientes, impedir a las mujeres expresarse durante todo el proceso de alumbramiento, negarles información o el derecho a opinar a ellas y sus familiares, no prestar la atención médica adecuada y a tiempo, así como practicar esterilizaciones forzadas.
La defensora especializada sostuvo que la relación asimétrica que existe entre las mujeres y los profesionales de la salud revela una desigualdad tanto simbólica como real, la cual dificulta el ejercicio de los derechos básicos de las mujeres.
Por lo tanto, añadió Cruz López, la violencia obstétrica en tanto violencia de genero pone de manifiesto la asimetría que existe entre hombres y mujeres en las relaciones de poder-saber, así como las que regulan el conjunto de las prácticas concretas en los procesos reproductivos de las mujeres.
“Estamos hablando de un proceso patriarcal de saberes, aunque estos saberes también puedan ejercerlos las mujeres en el ámbito de la salud”, enfatizó.
Expuso que la violencia obstétrica permaneció mucho tiempo invisibilizada porque muchas veces estos casos son vistos como normales por las mujeres, especialmente por quienes acuden a los servicios de salud gratuitos y consideran que someterse a tratos poco amables es parte inherente de hacer uso de dicha atención, es decir, se esperan estos malos tratos porque se cree que el personal médico le hace un favor a la mujer al atenderla.
Cruz López reclamó que en nuestra sociedad, así como la mayoría de los países de Latinoamérica, estos comportamiento se han naturalizados, lo que dificulta el reclamo de las mujeres violentadas, quienes temen defender sus derechos o, lo que es peor aún, desconocen que tienen derechos.
Algo similar puede señalarse a gran parte del personal de salud, pues a menudo ni siquiera llegan a cuestionarse la legitimidad de sus prácticas, añadió.
Finalmente, Cruz López enumeró los distintos instrumentos nacionales e internacionales que protegen a las mujeres para que no sufran este tipo de violencia: la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, entre otros.
Acompañaron a la defensora especializada, en el panel “Derecho a la salud de las mujeres”, la enfermera general Aurora Alvarado Rodríguez, la voluntaria de la asociación civil contra la prevención del cáncer de mama en Tlaxiaco, Valeria Valerio González, la aprendiz de partera Julieta Patric, la visitadora regional Yetzi Santiago Lorenzo y la psicóloga Aura Álvarez.