- Oaxaca
Como hace 83 años ¡Oaxaca cautiva una vez más a México y al mundo!
Oaxaca.- La Guelaguetza, la fiesta máxima de las y los oaxaqueños en la que convergen la cultura y tradiciones de los 17 pueblos originarios del estado, se reivindicó una vez más –como desde hace 83 años- como la presentación étnica-racial más grande de México y América Latina.
Desde el Cerro del Fortín y con la quema de juegos pirotécnicos realizada al término de la Octava del Lunes del Cerro, esta festividad cerró con broche de oro, donde México y el mundo fue testigo de que en Oaxaca, las tradiciones y costumbres permanecen más vigentes que nunca representada por mujeres y hombres de los pueblos oaxaqueños.
Luego de arribar a este renovado recinto y ubicarse en el Palco B, minutos antes de las 17:00 horas, el Gobernador Gabino Cué Monteagudo saludó a los más de 11 mil asistentes congregados en este espacio y en compañía de la Presidenta del Consejo Consultivo del Sistema DIF Oaxaca, Mané Sánchez Cámara, así como de invitados y representantes de los poderes del Estado, presenció este encuentro racial de música y folclor.
Es de señalar que de acuerdo con autoridades del sector turístico, Seguridad Pública y Protección Civil, en las cuatro presentaciones de la Guelaguetza asistieron más de 45 mil personas de México y los cinco continentes.
“Bienvenidos a la tierra del mole y el chocolate, donde reina la magia y la alegría; reciban un saludo con la calidez de mi gente”, expresó la Diosa Centéotl, representada en este año por la joven Indira Tanivet Jarquín Vásquez, de la delegación del Barrio de las Chinas Oaxaqueña, al dar la bienvenida a los visitantes nacionales y extranjeros. La joven iba con su canasta adornada con flores sobre su cabeza, ataviada con su falda floreada de amplio vuelo y encaje, su lienzo de satín y sus trenzas envuelta en listones.
Luego de que la Diosa Centéotl –que en la mitología mexicana representa a la diosa del maíz- tomara su lugar junto al Gobernador Gabino Cué Monteagudo, el sonido de la chirimía, los tambores, trompetas, caracoles y flautas de carrizo anunciaron el inicio de esta festividad étnica en la que desembocan la cultura y tradiciones de los 17 pueblos originarios del estado.
En esta función nuevamente se contó con la narración de Luis Fernando Ríos Pallares, quien ante el fallecimiento de Gustavo Pérez Jiménez -9 de marzo- presentó a las 16 delegaciones participantes.
Al sonido del Jarabe del Valle, con júbilo y alegría, las Chinas Oaxaqueñas hicieron vibrar el renovado Auditorio Guelaguetza acompañadas con sus imponentes marmotas adornadas de papel de china de colores, así como sus farolitos de papel crepé.
La riqueza folclórica ancestral que posee Oaxaca y que la han llevado a ser considerada el polo cultural de México, quedó de manifiesto por la música y tradiciones que presentaron las delegaciones de Miahuatlán de Porfirio Díaz con su “Fandango Miahuateco”; Huautla de Jiménez con su “Matrimonio Mazateco”, así como por los sones tradicionales de San Pedro Comitancillo y San Agustín Loxicha.
En cada una, hombres y mujeres oaxaqueños portaron con orgullo sus trajes típicos o vestuarios de gala, inundando de folclore la rotonda de la azucena.
A través del “Torito serrano”, los visitantes nacionales y extranjeros conocieron de las mujeres bravías de San Pablo Macuiltianguis, de la Sierra Norte, quienes como parte de esta tradicional presentación se encargaron de embestir y tirar de la rotonda del Auditorio a sus compañeros de baile con la fuerza de sus cabezas.
Asimismo, al son del “Palomo” que ejecutaron los hombres y mujeres de San Mateo Macuilxóchitl, las personas vivieron el tradicional fandango que se realiza durante el enlace matrimonial.
Al término de cada presentación, la algarabía era más latente con la ofrenda que cada delegación hacía a los visitantes nacionales con los productos de su región. Café, azúcar, mezcal, manzanas, sopladores y hasta recipientes de barro, eran regados a un público entregado y emocionado.
La Danza de la Pluma -la Danza de Oaxaca- fue presentada por la delegación de Villa de Zaachila, considerados los últimos del señorío zapoteca que dieron muestra de su agilidad, destreza y fuerza en sus piernas.
Más tarde, al ritmo de los acordes de la Canción Mixteca, del oaxaqueño José López Alavez, la delegación de Huajuapan de León presentó su Jarabe Mixteco, que nuevamente –al igual que durante su presentación en la mañana- hizo corear a todos con sombrero en mano, la letra que emite a la tierra del sol, a la tierra de todos.
Previo a la mayordomía que los istmeños de San Pedro Huilotepec ofrecen a su Santo Patrón, con la quema de torito y al ritmo de sones, grata fue la sorpresa cuando el Jarabe Ejuteco anunció la llegada de los de Ejutla, los de la ciudad tres veces heroica.
“Habían pensado que el Jarabe estaba ausente, pero se han equivocado, ya ven, Ejutla está presente”, recitó un representante de esta delegación de los Valles Centrales.
Posteriormente, las mujeres de San Juan Bautista Tuxtepec, hicieron su entrada triunfal para bailar la mundialmente conocida Flor de Piña, que nuevamente provocó la euforia de las personas que asistieron procedentes de diversas partes de la República, así como de diversas latitudes del mundo.
Y así, entre vivas y aplausos derivados del mosaico de cultura milenaria y tradición, se presentó la delegación de Santa María Huatulco con sus sones y chilenas; seguido de San Pedro Amuzgos con su fandango y carnaval. En esta edición de la Guelaguetza, visitantes nacionales y extranjeros también vitorearon las rimas que presentó la delegación de Pinotepa Nacional.
Finalmente, las Chinas Oaxaqueñas cerraron de nueva cuenta la edición 83 de la Guelaguetza, y junto a sus hermanos de las 16 delegaciones participantes, invitaron a los visitantes a regresar el próximo año, y disfrutar de nueva cuenta la experiencia de la festividad étnica más grande de América Latina que ha traspasado fronteras.
Durante esta celebración que se realizó por más de tres horas, la seguridad física y patrimonial de los visitantes locales, nacionales y extranjeros, estuvo resguardada por más de 6 mil elementos de las fuerzas del orden.