Oaxaca.- La tierra “LOM XISS” o “lugar de los Tejones” de donde proviene la denominación de la comunidad de San Agustín Loxicha se alza entre las nubes para presentar el baile con el que orgullosamente participarán en la segunda presentación de la máxima fiesta de los oaxaqueños.

El 27 de julio en la segunda presentación de la Guelaguetza, desarrollada en la rotonda de las azucenas, los jóvenes de la región quienes orgullosamente visten el traje originario de la comunidad hecho de manta, sorprenderán a propios y extraños.

La magia de sus pies descalzos, coordinados con la banda de música que los acompañarán, prometen provocar una fusión de misticismo con la que mostrarán sus tradiciones y costumbres como desde hace tres años lo han hecho.

Los 24 mil habitantes de los Xochil, pertenecientes a las 70 comunidades que lo conforman se muestran gustosos de exponer al mundo sus raíces, y se dicen orgullosos de haber sido elegidos para ser parte de la fiesta racial de la entidad.

Las mujeres con largas faldas, collares de colores, xicalpextle, petates y flores como alcatraces agapandos, flor roja de cempaxúchitl bailan respetuosamente el son con el cual se presentarán ante cientos de visitantes.

Los hombres con calzón, camisa de manta, bule realizan un ritual religioso con imágenes de la virgen de Juquila, Guadalupe, San José y el santo patrón San Agustín, con el agradecen las bendiciones recibidas y la oportunidad de presentarse en uno de los actos más importantes de Oaxaca.

Rosalba Yolanda Pedro Juárez, joven de 16 años se siente orgullosa de su estirpe a quien representa desde hace tres años en las actividades culturales y religiosas de la zona.

Desde 2013 se integró por completo a la delegación lo que la ha llevado a participar en las tres ocasiones a las cuales ha sido electa su comunidad para participar en la fiesta racial del Cerro del Fortín.

Entrevistada la estudiantes dijo sentirse atraída por la cultura de su comunidad, pues a pesar de ser una zona con alta marginación ha destacado en diferentes actividades, una de ellas participar en la Guelaguetza en los últimos años.

“…Me siento muy orgullosa de representar o dar a conocer la cultura de mi pueblo, ya que es un pueblo marginado y no muchas personas lo conocen. Y qué mejor que darlo a conocer a través de una fiesta tan grande”, dijo.

Durante su primer presentación tuvo muchos nervios por la cantidad de personas que la observaban, sin embargo el año pasado ya contuvo el sentimiento y dejo fluir los conocimientos que le da ensayar diariamente dos horas.

Los 38 jóvenes participantes tienen entre 15 y 27 años y a lo largo de los años tratan de conservar esta tradición pues la mayoría de las mujeres contrae matrimonio a los 16 años y después de ellos, muchas de ellas se alejan por atender los hogares.

Una de las condiciones que tienen quienes pertenecen a la banda es no dejar las instituciones educativas y mantener un buen promedio así como seguir fomentando su lengua originaria que es el zapoteco.

Para mantener su gusto por la música los jóvenes trabajan en la producción de panela, caña, camotes, milpa, frijol, Jamaica, plátanos y naranjas; y es que, no existe organismo gubernamental que financie la vestimenta e instrumentos musicales que utilizan.