Pese a que fue 11 veces más potente que el primero, el sismo del viernes generó alivio entre las autoridades de Los Ángeles porque los daños y heridos no fueron tantos ni tan graves como se pensaba. Al final, se trató de un evento de magnitud 7.1 que sacudió la región.

Ahora la preocupación recae en la posibilidad de réplicas fuertes en los próximos días; incluso semanas... o meses.

El del viernes por la noche fue el sismo de mayor intensidad en la región de los últimos 20 años. Sacudió una franja que se extiende desde Sacramento hasta México, y dio pie a la evacuación de una base de la Marina Armada en el desierto de Mojave.

El sismo se registró a las 20:19 horas con epicentro a 18 kilómetros de Ridgecrest: la misma área donde, apenas un día antes, hubo otro sismo de magnitud 6.4.

Dejó edificios cuarteados y en llamas, caminos dañados, ferrovías obstruidas y fugas en tuberías de gas y agua.

Sólo 28 mil personas viven en la región de Ridgecrest, pero los sismólogos advirtieron que el área podría registrar hasta 30 mil réplicas en los próximos seis meses.

Con información de El Informador.