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Ruinas descubiertas en Balamkú cambiarán la historia de los mayas: INAH
Ciudad de México.- El pasado 4 de mayo, especialistas del proyecto Gran Acuífero Maya, en la zona arqueológica de Chichén Itzá, informaron acerca de uno de los hallazgos más importantes del antiguo centro ceremonia: la cueva de Balamkú.
Los investigadores hallaron una cueva llamada Balamkú, que significa ‘cueva del dios jaguar’ y en cuyo interior se han registrado cientos de objetos arqueológicos, indicativo de su uso ritual hace más de un milenio.
El espacio se ubica a 2.7 kilómetros al este de la famosa pirámide del Castillo, o Templo de Kukulkán, y fue descubierto en 1966 por ejidatarios, de la familia Un Noh, provenientes de la comunidad San Felipe.
La cueva permaneció inalterada por más de cinco décadas, pues se tapó la entrada poco después de su hallazgo para evitar alterar los contextos rituales que alberga.
En 2018, el niño que acompañó a los ejidatarios en 1950, quien ahora es un adulto de 68 años, condujo al equipo del acuífero a la cueva para su exploración con un método que no alteraría de ninguna forma el espacio ceremonial.
Investigadores tanto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como de la Universidad estatal de California, destacaron que este es el mayor descubrimiento en la zona desde el hallazgo de la cueva de Balamkanché, también en la década de los 50.
Sin embargo, en aquella ocasión se extrajeron alrededor de 70 incensarios y otros materiales sin llevar a cabo un análisis, por lo que derivó en la pérdida de materiales e información invaluable.
“Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichén Itzá, en Yucatán”, expresó Guillermo de Anda, investigador del INAH. “Contiene información invaluable relacionada con la formación y caída de la antigua Ciudad de los Brujos del Agua y los fundadores de este icónico sitio”.
El equipo de exploración subacuática expresó que en la cueva se encuentran cientos de artefactos arqueológicos en un estado ‘extraordinario’ de preservación, pues se mantuvo sellada por siglos.
Balamkú es descrita por los especialistas como una especie de ‘cueva gusano‘, debido a su forma serpenteante. Después de un recorrido de 400 metros, tras andar pecho tierra, se empiezan a abrir algunas galerías y cámaras con aproximadamente 3.80 metros de altura, donde se encuentran las grandes ofrendas.
Hasta el momento sólo se ha llevado a cabo una exploración preliminar y aún no se efectúa ningún tipo de excavación, por lo que no se descarta la posible presencia de una amplia variedad de restos debajo de lodos y sedimentos.