El poder municipal y el pueblo
- Carlos Noé Sánchez Rodríguez
Desde que se instauro la democracia como sistema de gobierno en el mundo, se pensó que se habían terminado las dictaduras, el autoritarismo, la prepotencia, el desprecio por las mayorías, la creencia de que el gobernante nunca se equivoca, en fin se pensó que ya se había logrado que la razón triunfara sobre la sinrazón de las monarquías que heredaban el poder.
Pero la humanidad entera sabe muy bien que la democracia construyo poco a poco diversos mecanismos para que los gobernantes “supuestamente electos” volvieran a sentirse omnímodos, y su régimen fuera peor que la de un autócrata, apoyados por la clase en el poder, por la fuerza armada, por la burocracia corrompida o por el gobierno central, desde entonces pocas autoridades han sabido ejercer sus funciones como verdaderos representantes del pueblo, y es que la sociedad actual no eliminó las clases sociales, muy por el contrario se formaron dos clases antagónicas, cada vez más separadas y distantes entre sí como sucede con la sociedad mexicana donde la brecha entre ricos y pobres es una de las más altas del mundo entero, y el estado que en un principio y teóricamente debería ser neutral, es decir estar por encima de las clases, en realidad siempre fue parte de las clases en el poder.
La ciencia política, pero sobre todo la experiencia del pueblo, conoce muy bien que los puestos de elección popular, sobre todo las presidencias municipales, se han convertido en un botín solamente, la simulación de los que pretenden los puestos es demasiado manifiesta para ser ocultada, por ello la mayoría, sabe muy bien que de lo que se trata es obtener el beneficio particular o a lo sumo de los parientes y amigos del círculo más íntimo, importa el lucimiento personal, los negocios lucrativos que se pueden ejecutar desde el poder, y hasta hacer del mandato instrumento de caprichos personales, hasta se llegan a sentir más allá del bien y del mal, de fobias contra personas y grupos supuestamente enemigos o personas incomodas porque no votaron por él o por ella que a veces amenazan o reprimen etc. Un plan general de desarrollo de la sociedad, resolver las demandas de las capas más pobres y mayoritarias, sentar las bases para el progreso rápido y efectivo de la educación, de la atención de la salud, desarrollar la vivienda para los que no tienen, mejorar sustantivamente la impartición de justicia, combatir la corrupción y mejorar el trabajo hasta lograr mejores niveles salariales, y dar empleo a todo aquel que lo necesite etc., todo esto pasa a segundo plano, no es prioritario, no está al alcance de su gobierno alegan despreocupados: “no hay presupuesto, eso no me toca” etc., etc.
No es extraño entonces la conducta del presidente municipal de Panotla, el Dr. Saúl Cano Hernández, académico sin experiencia política, dicen sus paisanos que lo conocen, que gano la contienda electoral más por el rechazo y el hastió de los candidatos de los partidos tradicionales, que por méritos propios, pero sin objetivos claros para gobernar, que un día se compromete con sus coterráneos a realizar obras básicas para el desarrollo y otro día descarga toda su furia contra ellos, que un día se queja de que lo atacan y no lo dejan “gobernar” y otro día aparece en una inserción disfrazada de reportaje como el mejor gobernante, según él, en 15 años de la historia de Panotla, aunque la obra estructural brille por su ausencia, y tenga encima la crítica de la mayoría de los habitantes del municipio de Panotla, tal pareciera que los que inciden en la manera de gobernar del Dr. Saúl Cano carecieran de una lógica equilibrada.
La única defensa que tiene el pueblo para paliar la política de las autoridades municipales, estatales o federales casi siempre en contra de las aspiraciones de lo que aman el progreso y el desarrollo de las mayorías (no de las minorías), es que eleven sus demandas y necesidades organizadamente y las defiendan enérgica pero pacíficamente, radicalmente pero dentro de la ley, y esto es lo que hacen los Antorchistas de Panotla, eso y nada más, si el presidente cree que hay otras cosas se equivoca completamente, y si cree que los Antorchista van a cejar en su lucha por vivir mejor también se equivoca. Más bien debería saber que está desperdiciando la oportunidad de pasar no como el mejor presidente en 15 años pretensiosamente, que sólo lo creen sus aduladores, sino también como un buen gobernante para el pueblo.