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Trabajo infantil, una cara de la injusticia
El mundo tiene un serio problema con el trabajo infantil, que en el caso de América Latina y el Caribe es grave, con 12.5 millones de niñas y niños trabajando, y muchos de ellos abandonan el colegio o tienen un rendimiento escolar muy bajo por realizar dos actividades que demandan elevado esfuerzo físico, mental y emocional.
Estos son datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y además señala que las consecuencias del trabajo infantil se vuelven evidentes:
Las y los adolescentes tienen una mayor propensión a dedicarse a trabajos familiares no remunerados o a conseguir trabajos con muy bajos salarios y que distan de las características del trabajo decente.
De acuerdo con el Resumen Ejecutivo del Informe Mundial sobre el Trabajo Infantil 2015, los datos de las Encuestas sobre la Transición de la Escuela al Trabajo (ETET) de la OIT indican que en los países de bajos ingresos participantes en el programa de ETET, entre 20 y 30% de los adolescentes y adultos jóvenes completan su transición al mercado de trabajo a la edad de 15 años, es decir, como trabajadores infantiles.
Guy Ryder, director general de la OIT, señala:
“Nuestro nuevo informe demuestra la necesidad de un enfoque político coherente que aborde tanto el trabajo infantil como la falta de trabajo decente para jóvenes. Mantener a la niñez en la escuela y recibir una buena educación al menos hasta la edad mínima de empleo determinará toda la vida de un niño: es la única manera para adquirir los conocimientos y habilidades necesarias para el aprendizaje básico, y para vida laboral futura.”