La problematica de la educación en Oaxaca

  • Jorge E. Franco Jiménez
Estrategia Oficial Diferenciada

La decisión de modificar la estructura administrativa del Instituto Estatal de Educación del Estado de Oaxaca, con el objetivo detallado en la exposición de motivos del decreto expedido por Gobernador Gabino Cué, respaldado con las acciones concernientes a su cumplimiento bajo el diseño de una estrategia de prevención que desplegó el Gobierno  Federal, confirman como la República, cuando actúa coordinando el quehacer de sus componentes, como lo es el Estado de Oaxaca, ha sido eficaz para la recuperación del control del sistema educativo por parte de las autoridades, a quienes conforme al artículo 3o. Constitucional les impone esa obligación, como son la Federación, Estados y Municipios.

La historia del dos mil seis se repitió en este periodo de gobierno, en condiciones políticas similares. Hoy, el Gobierno  Federal está a cargo del Presidente Enrique Peña Nieto del Partido  Revolucionario Institucional; el de Oaxaca, presidido por Gabino Cué, apoyado por una coalición de partidos; y, el magisterio, representado por la sección XXII de la CNTE, como secuela de lo ocurrido en el año mencionado, que puso a flote ese pacto de políticos con los líderes de los maestros, situación que consolidó su candidatura y triunfo para alcanzar esa posición; la diferencia que resalta es que el Gobierno Federal lo presidía el PAN, con Vicente Fox, mientras que el del Estado el PRI, con Ulises Ruíz.

Las tendencias políticas ahora en los gobiernos se ubican a la inversa del dos mil seis, en que se enfrentaron, incluyendo facciones de priistas de oaxaqueños, y de otros no nacidos en Oaxaca, que hicieron su carrera como tales en el Estado, pero que unidos por la ambición de ejercer el poder, aun siendo diversa y contradictoria su formación  ideológica, con financiamiento lograron conjuntar a la APPO,  al magisterio y la simpatía del Gobierno Federal que impulsó la crisis del conflicto, artificialmente construido, con objetivos políticos precisos, quitar un gobernador para poner a otro que colaborara en el logro de ese objetivo, lo cual no lograron finalmente.

Sin embargo,  subsistió el pacto no escrito entre los opositores que mantuvieron hasta el proceso de elección de gobernador, en el que resultó electo Gabino Cué, que en principio consintió a sus aliados, otorgándoles cargos en la administración, prebendas, e incluso diputaciones, sin que en sus primeros cuatro años, lograra desarrollar un plan y acciones de gobierno, como el que esperaba el pueblo de Oaxaca, acorde con el voto que le otorgó, lo que ha provocado la crítica ciudadana,  sobre todo en el incremento de los actos de corrupción, así como destinar una gran parte de los recursos públicos a satisfacer la exigencias del magisterio que, como consecuencia implicaron ajustes en su gabinete que no han logrado mantener la legitimidad en su encomienda.

La simbiosis inicial de estos elementos no identificados en su formación política, ni en un compromiso de gobierno, se fracturó y, unida a la crítica social, política y económica que permanentemente se ha hecho a la administración, así como  a la discrepancia con el gobierno federal respecto de la reforma constitucional y legal de la educación, así como la denuncia del manejo indebido de los fondos relativos, se abrió el cauce de las responsabilidades, por incumplimiento de las obligaciones constitucionales que le imponen cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen, contexto que obligaba al Gobernador a modificar su posición inicial frente a este panorama.

El movimiento desestabilizador coincide con el iniciado en el dos mil seis, pero la estrategia para enfrentarlo fuel diferente y debidamente planeada. En el pasado no hubo coordinación de esfuerzos entre los dos niveles de gobierno en el orden preventivo, sino evasivas que coadyuvaron con los inconformes, vinculados únicamente por llegar al poder del gobierno de estado, a cualquier costo, como ocurrió, dañando la economía, causando perdida de vidas, con las secuelas en el sistema educativo y los recursos asignados que aún persiste.

En este año, deduzco que el Gobierno Federal Federal, con habilidad e inteligencia en cuanto a los tiempos, desgastó el movimiento magisterial y la posición del Gobernador Gabino Cué, de manera tal, que una vez desahogado ese largo plazo de aparente negociación y ocultos acuerdos, ante la respuesta negativa de la dirigencia magisterial, se propiciaron las condiciones para que el Ejecutivo del Estado tuviere que romper su alianza y evitar confrontar un panorama que lo conducía a la responsabilidad política.

Por su parte,  la dirigencia con este intempestivo acto oficial que le quitó el control del Instituto, de los dineros y del manejo de los beneficios a favor de los maestros, incrementó la pérdida de su fuerza masiva, es decir, de la llamada base que sintió los efectos de la libertad en lo que toca a sus actividades sindicales; ahora la dirección sindical tendrá que dar muestra de madurez política para restañar la herida sufrida, o radicalizarse, lo que obligaría a hacer cumplir la serie de mandamientos de orden penal que tiene pendientes, sujetos a un hilo que cada día es más delgado.

El golpe jurídico se acompañó de la labor preventiva y disuasiva que aún continúa por parte de las fuerzas federales, aplicada con inteligencia, oportunidad y legitimidad ciudadana que la apoya y aprueba. Estas medidas son el elemento distintivo con las que se dieron en el  dos mil seis, por evidencian que en este caso, se puso como prioridad el interés nacional, la seguridad pública, la educación y la restauración del estado de derecho en Oaxaca, para que dejara de ser propiedad de una facción sin representación alguna.

El Pueblo de Oaxaca y sus segmentos sociales, deben patentizar su apoyo decidido a estas medidas, para impedir que no vayan a convertirse en acciones temporales que pierdan efectividad y propicien, ante la indiferencia, una distorsión en su aplicación para convertirse en una burla más a su voluntad soberana y lo sumerja en un rezago mayor del que existe en materia educativa.

El paso dado es trascendente no solo para la figura del Presidente Peña Nieto y  Gobernador del Estado, sino para la población que, con este giro de ciento ochenta grados, después de los años en que fue mantenido como rehén pasivo y prudente,  ve que se ha iniciado la recuperación de su poder como sustento del sistema democrático del Estado Mexicano.

Esto porque durante todo ese largo tiempo la problemática educativa, los rezagos sociales y económicos, solo han sido usados por los grupos interesados de poder, para su beneficio, defraudando la disposición del Constituyente originario que dispuso que la soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo como lo señala el Artículo 39 que dispone: La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

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