La degradación del discurso y de los recursos de la política, síntoma de agotamiento histórico

  • Aquiles Córdova

Hace ya rato que en México, especialmente durante las campañas electorales, no se escuchan discursos dirigidos a la inteligencia y a la razón de los futuros electores, sino puras generalidades que nada dicen y a nada comprometen, lugares comunes y “lemas breves e impactantes” para que la gente los recuerde con facilidad e induzcan, de ese modo, el voto a favor del candidato respectivo. Esto a nivel abierto. Pero, por debajo de la superficie, se desatan torvos rumores sobre hechos escandalosos de la vida privada del rival, acusaciones sin sustento sobre sus desempeños anteriores, sobre sus “graves violaciones a la ley”, sobre sus relaciones delictuosas, sobre su “enriquecimiento escandaloso”, sobre sus negocios  turbios, pasados y presentes, que lo hacen mejor candidato a la prisión que a un cargo público. Una guerra sucia, pues, a base de pura escatología y expresada en un lenguaje igualmente escatológico, que habla más mal de quien la lanza que de quien la sufre. Y hay todavía los “periodicazos” con “revelaciones sensacionales” sobre el personaje, los “descubrimientos” de propiedades, negocios y mansiones y hasta acusaciones formales sin mayor fundamento pero que excitan el morbo de la gente y las hacen creíbles para el público desprevenido. En resumen: bajeza política y moral y canibalismo despiadado que han convertido a los periodos electorales en algo más temible  que el propio crimen organizado.

El Movimiento Antorchista Nacional, que ha incursionado en el terreno electoral en los últimos tiempos, se ha convertido por eso en el blanco preferido de algunos partidos y grupos de poder que ven en él un peligroso rival para sus propias ambiciones. Doy algunos ejemplos actuales y relevantes.

1.- El domicilio y vehículo particular de Óscar Salvador Ocampo Medina, activista de Antorcha en Ixtapaluca, Estado de México, fueron atacados a balazos en la madrugada del miércoles 11 de febrero causando pánico a su despreocupada familia y severos daños materiales, sobre todo al vehículo. La policía encontró en el lugar 12 casquillos percutidos de arma corta calibre 9mm. Es de subrayar que el ataque siguió de cerca a varias amenazas telefónicas en tal sentido, dirigidas contra Óscar y varios antorchistas más, cuya redacción y origen apuntan con toda claridad hacia el diputado local priista Armando Corona Rivera.

2.- El día dos de febrero, padres de familia, alumnos y profesores de la escuela primaria “Juan Ortiz Murillo”, de Morelia, Mich., que se hallaban acompañados de un corto número de activistas de Antorcha resguardando el inmueble por amenazas de violencia previamente anunciadas en su contra, fueron atacados por unas 300 personas armadas de palos, bates y varillas de hierro, con un saldo de 24 personas heridas, dos de ellas de gravedad. El grupo atacante se identificó como “profesores de la CNTE de Michoacán” y explicaron la agresión alegando que ellos “no están de acuerdo con la reforma educativa del gobierno federal”, mientras que los maestros y padres de familia habían implantado el sistema de “escuela de tiempo completo”, que es parte de esa reforma.

3.- En Texcoco, Estado de México, la presidenta municipal, Delfina Gómez Álvarez, hace rato que trae una cerrada campaña de acusaciones, “denuncias” y amenazas contra los antorchistas. Su blanco principal es el diputado federal Brasil Acosta (al que identifica con Antorcha) negándole el derecho de gestionar y llevar a cabo obras en beneficio de las comunidades marginadas “por ser antorchistas”. El último acto de esta comedia ocurrió en San Miguel Tocuila con motivo de la pavimentación de una calle gestionada por el diputado Acosta, misma que la alcaldesa mandó parar con la fuerza pública y que ahora justifica con pintas en bardas que rezan: “AVISO: A TODA LA COMUNIDAD SE LE COMUNICA QUE ACUERDO DE ASAMBLEA NO SE PERMITIRA NINGUN TIPO DE ACTO A OBRAS O ACCIONES QUE REALIZA LA ORGANIZACIÓN ANTORCHISTA EN NUESTRA COMUNIDAD ATTE: COPACI, DELEGACION, COMISARIADO EJIDAL, COMITÉ DE AGUA POTABLE Y MAYORDOMIA, etc”. La transcripción es literal.

4.- En la Universidad de Chapingo, casualmente ubicada en jurisdicción de Texcoco, se ha desatado una agresiva campaña de calumnias, acusaciones y desprestigio en contra de todo universitario sospechoso de antorchismo, en particular contra su figura más visible que es el Dr. Abel Pérez Zamorano. Dos hechos breves para ilustrar el clima de intolerancia fascista (muy parecido al de la alcaldesa de Texcoco) que allí se está gestando. a) Desde el 21 de enero, la fachada del edificio de rectoría está adornado con una manta gigantesca que dice: “El STUACH (sindicato de trabajadores) demanda la salida inmediata del grupo Antorcha Campesina de la UACH encabezados por el Dr. Abel Pérez Zamorano; b) el lunes 16 de febrero, los líderes del STUACH y del movimiento que promueve la desestabilización de Chapingo, escenificaron una “quema de judas, traidores a los intereses de los trabajadores”. El principal “judas” quemado fue el Dr. Pérez Zamorano.

No hay modo de esconder que estos hechos están directamente ligados con los procesos electorales de junio próximo. En Ixtapaluca, Armando Corona y Cia. quieren impedir a toda costa que otro antorchista gane la presidencia municipal; en Michoacán, la “izquierda” de la CNTE ve claramente que su oposición a la reforma educativa la está contraponiendo a los intereses de alumnos, padres de familia y a la comunidad entera, y creen que si el ejemplo de la “Juan Ortíz Murillo” cunde, se debilitarán y no podrán seguir imponiendo funcionarios y gobernadores en Michoacán; y en Texcoco y Chapingo, la “izquierda” se considera la dueña, por derecho divino, de ambos bastiones de la política local, cuya dependencia recíproca es tal que, si cae uno, el otro corre serio peligro. Por eso atacan de modo similar en ambos frentes al mismo tiempo. No está demás aclarar que ni Antorcha ni el Dr. Abel Pérez Zamorano tienen absolutamente nada que ver con el conflicto laboral del STUACH, ni hay motivo alguno para acusarlos de “enemigos de los trabajadores”; todo es una maniobra prefabricada para desencadenar la violencia y, al calor de la misma, expulsar por la fuerza a los antorchistas.

Que Armando Corona, el PRI, el PAN o el PRD quieran el poder y luchen por conservarlo no es motivo de discusión alguna; es su derecho primario y fundamental (como también lo es de los antorchistas) y no hay por qué ponerlo en tela de juicio. Otra cosa ocurre, sin embargo, con los métodos y maniobras de que están echando mano para lograr sus propósitos: ataques verbales soeces y calumniosos, acusaciones infundadas, pisoteo de la ley y de las garantías constitucionales y violencia a secas, violencia bruta contra sus opositores. ¿Por qué? ¿Por qué rehuir el debate de ideas, de proyectos, de argumentos y de hechos para ganarse la mente y el corazón de las masas? ¿Por qué callar a sus opositores a lo fascista, a palos y quemando su propaganda “por mano de verdugo”, como hacía la Inquisición en tiempos de la Colonia? ¿Es eso lo que aguarda al país en caso de que MORENA llegue a la presidencia de la república? La respuesta no es difícil: porque no pueden; porque no tienen brújula ideológica ni proyecto alguno que defender con las armas de la razón y de la inteligencia; porque se saben impotentes en este terreno; en una palabra: porque son una opción política históricamente rebasada y agotada, sin ningún verdadero atractivo que ofrecer a la gente. Y si es así, nada los salvará de la ruina aunque empleen contra sus opositores todos los recursos represivos de que siempre han echado mano las clases decadentes a lo largo de la historia.