La politica agropecuaria y el campesino

  • Carlos Noé Sánchez Rodríguez

      En días pasados una radiofusora local estuvo insistiendo en que a raíz de una declaración, del que esto escribe, en donde  acusaba a la SEFOA de haber hecho fraude o algo aparecido con el fertilizante para el campo tlaxcalteca, el titular de esta dependencia había expresado que esta acusación debería de probarse por quien lo había declarado, ante esto quiero precisar, en primer lugar, que nunca afirme que había fraude en esta dependencia, solo retome alguna declaración sobre el problema de la distribución del fertilizante donde la prensa había insistido de que se había descubierto que un funcionario de esa secretaria había desviado una cantidad considerable de fertilizante y que había ya una denuncia, cuestión que nunca fue desmentida, muy por el contrario la prensa anuncio que el sujeto había sido aprehendido y sometido a la justicia, y hasta ahí, cuestión incluso, que es de dominio público.

        Pero lo que si he dicho reiteradamente, es que el insumo del fertilizante es el más caro para el campesino, que no se distribuye a tiempo y en forma ordenada, y que por lo tanto no le sirve al pequeño productor, pues el campesino lo recibe cuando ya sembró y además como se lo entregan en cantidades que la SAGARPA puede, debido a que la burocracia nacional y estatal no tiene en cuenta las necesidades reales de los cultivos, el campesino sólo le da a las plantas lo que puede más no lo que necesitan, por lo tanto el resultado es que la fertilización no tiene los efectos que se suponen y en algunos casos hasta contrarios a lo que se espera.

         Lo que también hemos declarado y escrito, es que desde hace ya algunos años el campesino minifundista está prácticamente abandonado y que la política agropecuaria está diseñada para atender a los propietarios de medianas y grandes extensiones, es decir a la agricultura del capital, y que la agricultura de subsistencia en el que están el 80% de los que se dican a las actividades primarias no daba resultados, y es cierto que se otorgan algunos beneficios y proyectos pero estos fracasan por varias razones, por lo que muchos recursos simplemente se desperdician, y los resultados están a la vista, pues es en el campo donde se encuentra la pobreza y la miseria más arraigada, por más programas contra el hambre o contra la pobreza que se ejecuten sino se atacan de raíz el problema seguirá como hasta ahora.

          Fundamentalmente debe de otorgarse al campesino, mientras se mantenga como minifundista, los insumos para  la producción en forma de subsidio,  adecuada y oportuna, debe de tener asistencia técnica basada en la tecnología que pueda realmente aplicar,  debe garantizar su cosecha contra cualquier siniestro, y sobre todo debe de asegurar de alguna manera la venta de los excedentes de todo lo que produce, todo esto que la política neoliberal le quito al campesino y que no ha sido compensada por el estado. Además debe garantizarle que el campesino y su familia cuenten con la solución de las necesidades básicas como vivienda, drenaje, agua potable, electricidad, educación para sus hijos, servicios de salud verdaderamente gratuitos, sólo así se puede apoyar realmente el desarrollo social y humano de los campesinos y sus familias, pues hasta ahora los programas y proyectos que ofrecen todas las dependencias gubernamentales no aplican una política verdaderamente integral, por ello el campo seguirá en el rumbo de la decadencia y mandara a las ciudades mano de obra desempleada a engrosar el número de vendedores ambulantes, o lo que es peor al crimen organizado.