¡Que conste,...son reflexiones!
- Sócrates A. Campos Lemus
La guerra por el agua es algo que aflora con la tragedia provocada por el Grupo México en Sonora, donde destruyen la capacidad de varios pueblos a sobrevivir por la contaminación provocada. Curiosamente, la liga de complicidades y corruptelas entre políticos, funcionarios y líderes sindicales en el sector minero, nos muestran que les importan un pito las condiciones y la salud de los mexicanos que fueron afectados, al declarar que no hay más que perseguir, porque la empresa se compromete a pagar cuarenta millones de multas, mientras los sonorenses afectados, tienen que comprar agua para sobrevivir y mantener a sus animales, corriendo el riesgo de ser afectados por la contaminación.
Y así como ignoraron las voces que demandaban justicia por la muerte de los niños en la guardería que fueron quemados, ahora, se sabe, fue causada por una complicidad de los políticos del gobierno que querían ocultar pruebas de sus desvíos y corruptelas de los recursos públicos y se deja sin castigo a los dueños, solamente, por ser parientes de la esposa de Felipe Calderón; hoy la lucha por el agua en Sonora, toma niveles de violencia y reclamo social que puede generar conflictos violentos entre los ciudadanos y las autoridades que no saben resolver los problemas y en vez de atender las demandas populares se ocupan de proteger los intereses de los grupos mineros y políticos y funcionarios que se encuentran involucrados en tales delitos y conflictos.
Hace algunos años, comentaba que un alto militar mexicano me advertía de que muchos de los conflictos armados en el mundo se generarían por los conflictos étnico-religiosos y por las guerras generadas en el tráfico de armas, drogas y gentes, porque eran necesarias para provocar la desestabilización de importantes regiones a nivel mundial. Hoy, sabemos que es una realidad, como realidad es la GUERRA PROVOCADA POR EL AGUA. Vandan Shiva, una activista india advierte: “Los políticos encubren los conflictos del agua como si fueran religiosos y étnicos”. “En su libro “Las guerras del agua”, la física Shiva alerta de los riesgos de tratar este recursos natural como una mercancía”, sobre todo cuando en el mundo 768 millones de personas no tienen acceso al agua potable.”.
La doctora Vandan Shiva, explica: “El agua es la sangre misma de la vida. El 70 por ciento del planeta, el 70% de las plantas, el 70% de nuestro cuerpo es agua. Sin agua no hay vida. El agua circula a través de todas las especies y por el ciclo hidrológico, que nos conecta a todos con una comunidad. Es la comunidad del agua”.
“Varios analistas internacionales señalan que el siglo XXI estará marcado por las guerras del agua… Las guerras por el agua ya están ocurriendo. Los recursos hidrológicos disminuyen, la demanda de agua aumenta. Los medios de comunicación y los políticos encubren los conflictos del agua y los presentan como si fueran religiosos y étnicos. Eso facilita la división y las políticas del gobierno. Si los conflictos del agua fueran tratados como conflictos por el agua las élites se verían obligadas a abordar la justicia del agua, la democracia del agua, la paz del agua”.
“Las comunidades que luchan contra la contaminación industrial han propuesto un proyecto de ley sobre la Comunidad de Derechos Ambientales, que incluyen los derechos para “limpiar” la industria, a la seguridad frente a la exposición nociva, a la prevención, al conocimiento, a la participación, a la protección y la observancia a una indemnización y a la limpieza. Todos estos derechos son elementos básicos en una democracia del agua, en la que se protege el derecho del agua potable para todos los ciudadanos… los mercados no pueden garantizar ninguno de estos derechos”.
Y explica una batalla por el agua: “Una mujer llamada Mylamma inició un movimiento en contra de la Coca Cola en la planta Plachimada y, junto a ella, una pequeña aldea de Keral consiguió cerrar la planta. Dicha planta en Plachimada recibió el encargo en marzo del 2000 de producir 1,224,000 botellas de productos de Coca Cola al día y una licencia para instalar una bomba de agua con motor. Sin embargo, la compañía comenzó a extraer ilegalmente millones de litros de agua limpia. Comenzaron a extraer 1.5 millones de litros por día. El nivel del agua comenzó a decaer y la instalación indiscriminada de pozos para aprovechar el agua subterránea tuvo graves consecuencias para los cultivos”…. La lucha de los ciudadanos triunfó y cerraron la planta, apoyados por las autoridades y los ciudadanos… pero, en México, ya vemos cómo van los contubernios y las corruptelas y los únicos perjudicados por la contaminación son los ciudadanos, mientras las empresas y los empresarios siguen contaminando y robando el agua que debe ser de todos. Lo dicho: los empresarios, los políticos y funcionarios siguen utilizando los recursos y fondos públicos para hacer negocios privados en el país, hasta que no les pongamos un alto.