El factor politico como incentivo frente a las causas formales de los hechos del 2006

  • Jorge E. Franco Jiménez
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Hace ocho años que tuvieron lugar hechos que conmocionaron a la ciudad de Oaxaca, con la presentación del pliego petitorio anual tradicional por parte de la Sección XXII, para la revisión de las condiciones pactadas con el gobierno local en principio, pero que escondía en el fondo el complejo tinglado de la conformación política que prevalecía, en los gobiernos federal y local, inmersos en un proceso de elección de Presidente de la República que tenía como actores, a Andrés Manuel López Obrador, Felipe Calderón y Roberto Madrazo, que influyeron en este movimiento, que se ahondó y se tornó irresoluble, con la incorporación de grupos sociales de diversas siglas y objetivos encabezados por conocidos líderes, a los que se adhirieron, aquellos que por rencores políticos, producto del resultado del proceso de elección de gobernador, se unieron a las demandas contra el Gobernador Ulises Ruiz, evolucionando a la exigencia violenta para crear condiciones de ingobernabilidad, con objetivos diversos, algunos para favorecer la candidatura de López Obrador, otros para inhibir la de Roberto Madrazo y otros para exigir la separación del cargo del Gobernador, al que consideraban producto de una elección fraudulenta.

Este este contexto, el Gobierno Federal, se mantuvo un tiempo al margen del conflicto, aduciendo que se trataba de un tema local, situación que propició el desgaste del Gobernador que era uno de los operadores de Roberto Madrazo y de las fuerzas que apoyaron abiertamente a López Obrador que, al mismo tiempo, tuvo como consecuencia que el Partido Revolucionario Institucional y su candidato que no solo perdió la elección presidencial por amplia diferencia, lo que repercutió en Oaxaca, porque las nueve diputaciones y las dos senadurías, pasaron a los oponentes del Gobernador del Estado; se cumplieron finalmente los objetivos de quienes se unieron, López Obrador perdió por un escaso margen de votos, Felipe Calderón, fue electo Presidente y el Partido Acción Nacional, mantuvo el gobierno por seis años, Ulises Ruiz Ortiz, no tuvo que dejar el cargo, pero su ejercicio a partir de esa fecha transitó en la constante controversia, acusaciones e investigaciones, para que al concluir su periodo, el Revolucionario Institucional tuviera una respuesta negativa del electorado y no obtuviera la Gubernatura.

A los implicados de Oaxaca, en ese acontecimiento del 2006, alcanzaron sus objetivos, pues aun siendo diversas las tendencias, las identificaba un elementos común, hacerse del poder y del gobierno de Oaxaca, lo que lograron por medio de una coalición, con un reparto de cargos y beneficios económicos que no alcanzaron para todos, al quedar su otorgamiento sujeto, a ciertos controles que tuvieron como consecuencia, la concentración de las decisiones definitorias en esas áreas, mediante una estructura semioficial monopólica que provocó la fractura en este gobierno coligado, de los de adentro y de los padrinos de afuera, al ver que se les escapaba de las manos la participación en la distribución de esos beneficios, calificado de plural y para el pueblo, que había ofertado erradicar los vicios que imputaron al gobierno anterior, para dar paso a la democracia, la igualdad, la transparencia, honestidad y legalidad y respeto a los derechos humanos.

El Magisterio obtuvo lo que quería en lo económico y en los compromisos a futuro de las mejoras exigidas, por lo que una vez colmadas, aun con oposición interna de algunas de las tendencias que aglutina, se comprometió a que regresarían a las aulas y repondrían el tiempo perdido, cesando los actos de movilización activa, lo cual ocurrió y, de inmediato, el Gobierno Federal, autorizó el uso de las fuerzas de seguridad federal, para restaurar la paz en Oaxaca y recuperar la ciudad y su zona conurbada, en donde se concentró la resistencia intransigente de la APPO, cuyas organizaciones, según su líder, se descontroló ante la presencia de la Policía Federal Preventiva.

El conflicto político salió de la crisis, mas no de la protesta, marchas y plantones, durante los años de gobierno de Ulises Ruiz, quien enfrentó dos procesos ante el Senado que solicitaba la declaratoria de desaparición de poderes y un tentativo procedimiento de juicio político que no prosperaron, pero sí crearon las condiciones para que no pudiera imponer al candidato que buscaba sucederlo y de ahí, arribamos al gobierno de la alternancia, la democracia, transparencia, honestidad en el manejo de los recursos, dirigido por miembros que estimularon y sostuvieron para ese fin los hechos del 2006, con las graves secuelas que aún persisten.

En la actualidad, los simpatizantes que en principio apoyaron un cambio de gobierno, para que este ya no emanara del Partido Revolucionario Institucional, hoy muestran su desencanto con el gobierno de la esperanza, como lo fueron los dos periodos nacionales, encabezados por el Partido Acción Nacional, pues a cuatro años, ven que las promesas anunciadas, se quedaron en esa etapa, continuando la problemática social, política, de inequidad, los abusos, la perturbación del orden, enfrentamientos en las poblaciones, ahora en un esquema político invertido; el Revolucionario Institucional, recobró el gobierno federal, en Oaxaca, el Gobernador se asegura que se quedó con la burbuja que lo ha rodeado, siendo abandonado por las fuerzas del PRD y posiblemente del PAN, quienes se encuentran en la legislatura y en cargos menores, no muy satisfechos; el pueblo y la educación de su niñez, en el rezago.

Ante todo ello, la gente opina “pobre Oaxaca”, se pregunta ¿Seguirá Igual? La respuesta es compleja porque el ya cercano proceso de elección de Gobernador, no necesariamente hace ganador al candidato que proponga el Partido Revolucionario Institucional, aunque su posición nacional ha cambiado, con el Presidente Peña Nieto; sin embargo, la fractura que tuvo lugar a su interior aun no desaparece y su dirigencia local, no muestra una actividad positiva, aun cuando ande promoviendo el acostumbrado mecenazgo de empresarios, para que se empiecen a aportar recursos para el futuro candidato, auspiciando que se les otorguen contratos de obras y recursos frescos, para que de ahí se caigan, como se dice en ese medio, “con su cuerno”. Estas y otras prácticas que se están llevando a cabo en lo oscuro, permiten pronosticar que de volver al gobierno esa tendencia, no aportará nada nuevo en favor del pueblo de Oaxaca, por lo que el electorado, debe enfocar su voto, a favor de la figura del candidato que se asemeje con sus necesidades.    

Por ello, considero importante volver los ojos a alguna de las causas del desbarajuste del 2006, documentadas en la investigación que hizo la Suprema Corte de Justicia de la Nación, acerca de la violación de Derechos Humanos. Se señala: “…todo estaba en paz en Oaxaca hasta que empezó el sexenio de Eladio Ramírez López fue tranquilo, después de Eladio vino el sexenio de Diódoro Carrasco Altamirano, aquí también fue tranquilo pero un poco entre comillas porque el que quería suceder a Eladio era José Murat, pero resulta que no fue así no pudo José Murat suceder a Eladio, sino que fue Diódoro Carrasco. (...) Cuando se da la sucesión de Diódoro, él quería que fuera su sucesor José Antonio Estefan (...) y estaban que ya casi tenían hecha hasta la publicidad para que fuera él, pero a última hora - usted sabe cómo se mueven esas cosas en los partidos - dijeron que no, que era José Murat (...) y haga de cuenta que ahí se empiezan a radicalizar las cosas (...) sale José Murat y entra Ulises, y Ulises se supone que lo puso José Murat, pero también estaba identificado con Diódoro porque llegó con Diódoro a Oaxaca, incluso es Diputado Local. ... Pero llega Ulises y es así como se repite la historia y Ulises empieza a atacar a los de José Murat, y luego llega el conflicto y que creo todo esto que se dio antes tiene que ver, todos esos intereses, rencores, malos entendidos, cuentas pendientes, se cobran o se quieren cobrar acá”.

 Otro pronunciamiento de la Sección XXII, previo a que presentara el pliego petitorio, indica: "… El Gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, gobierno ilegítimo, impuesto por los sectores más reaccionarios del Estado, (...) “Al hablar del conflicto de Oaxaca, no podemos dejar de mencionar algunos antecedentes inmediatos para contextualizarlo. Hemos coincidido en que uno de ellos son las elecciones de gobernador del 2004, que de alguna manera dejó un sello en los acontecimientos que habrían de venir.”

Como se ve, Oaxaca “el pobre Oaxaca” que expresa la opinión pública, hasta ahora parece destinado a seguir igual, en el mismo diseño que ha marginado al pueblo del acceso a condiciones de desarrollo, progreso y vida digna; su futuro se finca en la esperanza de que tenga un gobernante que, con independencia de su tendencia política y aspiraciones, priorice de inmediato acciones de contenido social, económico, educativo y desarrollo en general, que puedan ser objetivamente palpadas, por el común de la gente; para ello, es indispensable que sin dejarse influir por la torta, la despensa o los materiales, el elector deje de ser usado como una herramienta de los que se enfrentan por el poder y a ello se destina el erario público, como está documentado y probado, pues el suceso del 2006, no ha derivado hasta la fecha, en beneficios sociales, solo sirvió para hacerse del poder y obtener canonjías para sus personeros como se vive; este no es motivo de conmemoración el 14 de junio, sino de luto, por lo ofensa a la dignidad de los oaxaqueños.

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