Oaxaca en la encrucijada de una imaginaria transición democratica

  • Jorge E. Franco Jiménez

El Estado de Oaxaca, su población y gobierno, siguen sumergidos en la permanencia de la condiciones negativas que lo han caracterizado durante estos tres últimos sexenios, en la etapa en que ya se inician los movimientos en los partidos y corrientes políticas para la elección de gobernador en el año 2016, que envuelve una inusitada dinámica de los actores interesados,  que pone en juego el poder en el Estado y sus efectos colaterales de manera obligada, frente a los posibles escenarios que derivan de los factores internos y externos de dominio, tanto en los procesos domésticos, como en la constitucional que obligadamente les son indispensables a los aspirantes, cuyo proyecto debe ser de una magnitud que no admite improvisación alguna; por el contrario, exigirá planeación, organización y ejecución que objetivamente den sentido a la diversificada tarea del futuro gobierno, que comprenda el rehacer el ejercicio de atribuciones de las instituciones y la visión de los titulares, para alejarse de los vicios de la nociva práctica imperante; no es, ni será una tarea fácil.

Todo indica que hasta la fecha, se está retornando al probado sistema que permitió la permanencia de una hegemonía de Gobierno que se desplegaba, disciplinadamente, en todos los niveles del régimen mexicano. En el nivel federal, se ha ido encausando, presionado por dos gobiernos de la alternancia, en las figuras del consenso y de los pactos, pero estos aún no alcanzan legitimarse ante la población, ante la duda de que respondan, como se difunde, a satisfacer los anhelos de desarrollo, paz, seguridad pública y justicia, entre otros; al interior de los partidos, con excepción del Revolucionario Institucional, estos acuerdos los han dividido en los partidos representativos como acontece en el de la Revolución Democrática y en Acción Nacional, las corrientes políticas de reducido espectro, se acomodan a los beneficios que cada uno de estos acontecimientos les generan para sobrevivir y colmar el bolsillo de los líderes o se utilizan para abultar la votación en las cámaras federales o la de los Estados.

Oaxaca, no se ha apartado del esquema autoritario, ni ha encontrado una fórmula que lo disimule. El Gobierno de Transición, solo lo es de nombre, porque  refleja un retroceso agravado en las políticas públicas, como sucede en el ramo educativo, en lo económico, no se evidencia proporcional distribución de los recursos estatales, se sigue cuestionando el manejo manipulado de la obra pública, no ha podido establecer las bases de un estado social de derecho y desarrollo, persistiendo la situación generalizada de la pobreza y desatención de la administración, no ha perfilado un programa de acciones demostrables de beneficio colectivo, a pesar del esbozo de la publicidad mediática; los diversos sectores sociales, coinciden en esta visión.

Los cacicazgos sexenales, están presentes, los patentizan ostensiblemente, los ex  gobernadores, con su metaconstitucional poder actuando como factores de influencia, promoviendo se otorguen cargos a sus incondicionales, convertidos en peones de la estructura que ponen en juego para promocionar a los impulsan para gobernar Oaxaca que, seguramente provocará enfrentamientos y disputas, en el Revolucionario Institucional que busca, en Oaxaca, revitalizarse con la figura del Presidente Peña y de los apoyos financieros que fluirán para ello; los pretendientes están ya en la palestra, por lo menos lo que cuentan con tales padrinos que, ahora en diversos medios difunden las actividades que realizan como muestras de los beneficios que ellas producen para la población; el esquema se repite y los aspectos negativos que caracterizan a la política, se irán haciendo presentes en estos eventos de la propaganda subliminal.

En esta compleja etapa, no debe perderse de vista al Gobernador Gabino Cué, pues como tal  cuenta con las herramientas que el mandato confiere para moverse en la zona de decisión política, mediante algún compromiso con las fuerzas preponderantes que permita negociar posiciones políticas, en la distribución de las diputaciones federales o locales que se emparejan con las del futuro gobernador, que le otorgue garantías de una salida generosa y mantener vigente su presencia y aspiraciones políticas, dado que su periodo en estas dos terceras partes, ha estado minado por una problemática permanente que sigue entrampada con el magisterio, sin visos de una solución a corto plazo misma que ha tenido como consecuencia, el desfase de las finanzas estatales. Esta trama lo  sitúa en el universo de una alianza renovada con otras corrientes, distintas a  las  que lo acompañaron en su campaña de gobernador, pues ahora  estos ya escudriñan otros acomodos políticos.

Lo eminente en este periodo que falta para la celebración del proceso de elección de gobernador, es crear las condiciones que requiere, mediante el impulso de candidaturas viables, competitivas, sin los signos de la dependencia sexenal, ni de grupos de presión, con capital político propio e identificación con la mayoría ciudadana, que convenza como promotor de un gobierno de bienestar general, comprometido con la honestidad, la transparencia, respeto al orden jurídico, constructor de vías que acerquen a los que nos identifica, en las aspiraciones de mejores opciones de vida y desarrollo y encause la solución de las diferencias.

En este trayecto el Partido Revolucionario Institucional en Oaxaca, ha iniciado sus trabajos preparatorios, con la elección de un Presidente y Secretaria del Consejo Directivo Estatal, en un acto de toma de protesta celebrado en la Plaza de la Danza, sin la presencia de César Camacho Quiroz, Presidente Nacional del Instituto, que se había anunciado presidiría la misma, tomando en su lugar el Delegado Nacional en la Entidad, con el testimonio del líder camaral de los Diputados locales Alejandro Avilés y del Presidente Municipal, Javier Villacaña Jiménez; este acto en su parte conclusiva se vio empañado por un grupo de maestros que pretendía traspasar la valla de protección, lo que motivo que se implementara el cerco policiaco correspondiente, pero que propició una retirada apurada de los asistentes, acto que se puede interpretar como una conspiración de “fuego amigo”, porque motivó la ausencia del líder nacional y la cancelación de la gira del Presidente de la República a Oaxaca. Lo significativo será que el Lic. Héctor Anuar Mafud Mafud y el equipo de colaboradores que integre, sea afín y no impuesto, para que a su vez, demuestre con acciones que su liderazgo se ocupará de recobrar la unidad del priismo local, de privilegiar la exclusión y la práctica democrática. El reto es de corto plazo y se visualiza azaroso y complicado, sobre todo porque se notó que no asistieron algunos miembros relevantes representativos de las corrientes que existen en la militancia local.

Me llamó la atención, por la enseñanza que encierra, un texto de la obra “La Democracia en América” de Alexis de Tocqueville, en que dice: “Cuando un Estado está amenazado por grandes peligros, se ve a menudo al pueblo elegir con acierto a los ciudadanos más idóneos para salvarlo. Se ha observado que el hombre enfrentado a un peligro inminente rara vez se mantiene en su nivel habitual; o se eleva por encima de él o cae muy por abajo. Otro tanto sucede a los pueblos los peligros extremos, en lugar de elevar a una nación acaban a veces por abatirla; promueven pasiones, pero no las guían, y lejos de aclarar su inteligencia, la enturbian.” Este antiguo pensamiento, nos orienta que se hace necesario elegir bien a quien deba guiar las pasiones de los oaxaqueños y detenga el  abatimiento de sus anhelos que ha venido sufriendo hasta ahora.

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