Mensaje del Papa Francisco. La cultura del descarte social. Ceferesos
- Jorge E. Franco Jiménez
El pasado jueves 17 en la Ciudad de México la Comisión de Ética Profesional de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, como parte del programa de educación continua y certificación profesional tuvo como invitado distinguido al Nuncio Apostólico de la Santa Sede Christophe Pierre, quien diserto acerca del “Mensaje del Papa Francisco en su visita al Centro de Readaptación Social de Ciudad Juárez”, materia relevante en lo que toca a la política penitenciaria y de seguridad pública que en México no ha podido alcanzar el objetivo de la denominada reinserción o readaptación social, en contrario, es un segmento que se integra en la persistente y compleja problemática social, política, económica en que se desenvuelve el país.
El Nuncio hizo una exposición detallada del mensaje del Papa Francisco en el Cefereso de Ciudad Juárez, en el que enfatizó no solo la enseñanza en el orden de lo religioso, sino en el que tiene que ver con una sana crítica en el rubro de la política pública sustentada en la realidad de la exclusión del hombre, mujer o jóvenes que están sujetos a proceso en su mayoría, sin posibilidades de poder reintegrarse a la sociedad en una situación de un trato igualitario. Mencionó que una premisa elemental para reencausar esa política es “No preguntes ¿por qué estás aquí, sino para qué?”
Hizo mención de los propósitos que puedan atemperar lo que el Papa denominó la cultura del descarte que tiene lugar en el sistema penitenciario, misma que identifica con el hecho de que las cárceles son un síntoma de cómo estamos en la sociedad, son una señal en muchos casos de silencios, de omisiones que han provocado una cultura evasiva. Son indicación de una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que poco a poco ha ido abandonando a sus hijos. Señaló que el mensaje papal refiere que la reinserción social no comienza en las paredes de las penitenciarías; sino que inicia antes, comienza «afuera», en las calles de la ciudad. “La reinserción o rehabilitación, -como le llamen- comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social.”
Resalta del mensaje que “A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de reinserción que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a una determinada actitud. El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social.
Considero que los comentarios acerca del mensaje que el Papa dio en Ciudad Juárez son relevantes por que inducen a la sociedad a la reflexión sobre la práctica de la cultura del descarte social que como tal, me parece que es un mal general que lastima profundamente a la sociedad organizada que presupone la existencia de un gobierno y pueblo sujeto a leyes dadas por voluntad de la propia comunidad, compuesta de seres humanos iguales que se otorgan de acuerdo a sus creencias religiosas, morales y de origen para gozar de lo que el Papa Francisco denomina: “Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social.”
En este sentido se aprecia que como sociedad hemos creado caminos accidentados que han fracturado lo que nos identifica como personas, como seres humanos que tenemos las mismas oportunidades de formar parte de la misma en condiciones que permitan un desarrollo armónico que presupone tanto curar lo enfermo como en preservar la salud del hombre en lo social, político, económico, religioso, desarrollo. En este sentido el Papa dejo la huella que a cada sector corresponde resolver para atemperar la cultura del descarte del hombre por el hombre.
A la Jerarquía religiosa le hizo ver que su actitud requería de un cambio para que, apartándose de las expresiones falsas o simuladas, como la comodidad, el orgullo o el protagonismo que captó, afectaba a la de México que implican ser parte de la cultura del descarte hacia los creyentes, volvieran a su misión esencial; de igual forma mencionó en el Palacio Nacional, la prepotencia y el abuso del poder en general de los gobernantes hacia el pueblo, como reproducción de esa cultura en la que emerge la complicidad entre los más poderosos y víctimas en los vulnerables y necesitados
Descarte quiere decir cartas que se desechan en ciertos juegos de naipes, ligado a que descartar es excluir algo o a alguien, prescindir o no admitir. En este sentido debe entenderse toda acción, gesto o actitud tendiente a prescindir de una persona, en el caso de la delincuencia es tener en la cárcel un individuo para segregarlo de la comunidad de la que forma parte, evaluado como un enfermo al que no se le da el tratamiento para recuperar la salud social que le corresponde como integrante de la misma, creando así el circulo viciado de que continúe cometiendo actos nocivos desde la prisión; en pocas palabras se criticó a un sistema que agrava la enfermedad social, y que no busca remediarla.
De Ahí que esa enfermedad, la del descarte subsista no solo en el asunto de lo penal-penitenciario, sino en el económico, social y político, como lo hemos estado viviendo. En lo político se practica la exclusión de la participación efectiva del ciudadano a través de los monopolios partidistas; en lo económico por medio del desempleo y la competencia desleal, en lo social se da con la reproducción de los esquemas de dominación que prevalecen, como instrumentos que permiten ascender a los individuos, mediante la selección que hacen esos mismos aparatos que, a su vez fijan las condiciones para ello.
Es por ello que, con independencia de lo religioso el mensaje del Para Francisco, debe estimarse como una guía de principios que pretende disminuir el impacto de la cultura del descarte de las personas, mediante lo que denomina acertadamente: “Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social.” Creo que Oaxaca necesita una Sociedad, un Gobernador, Legisladores y Jueces que tengan como guía de propósitos, los que dejo el Papa a los reclusos en Ciudad Juárez: “Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá adentro por revertir las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión. Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir “experimentó el infierno”, puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira a la gente no siga cobrándose víctimas.”