Sistema educativo de Oaxaca. La generación pérdida

  • Jorge E. Franco Jiménez

Ante la permanente multiplicidad de hechos que menoscaban los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca sin respuesta oficial alguna que lo impida, a pesar de la creciente crítica, peticiones y demandas que hacen los diversos sectores de la comunidad, así como de los comentarios que se vierten acerca de las causas que han convertido al magisterio, representado por la Sección XXII, en un elemento de desestabilización y no de aprendizaje de los educandos, me llamó la atención uno en que se argumenta que la actual conformación de ese sector de maestros, constituye una parte de lo que denominó "la generación perdida" del sistema educativo del Estado de Oaxaca. 

Se le conceptúa así, porque la  extensa mayoría de integrantes de la disidencia magisterial está compuesta hoy por aquella niñez que fue formada durante el proceso de dislocación del sistema educativo en Oaxaca, mediante el organismo denominado IEEPO, que sirvió como campo de cultivo de corrupción e impunidad rampante de gobiernos que financiaron y fortalecieron un gremio que se contamino y apropio de ese ente, compartiendo la complicidad que cubre, hasta la fecha, la impunidad de sus acciones, teniendo como resultado, la ineficacia y fracaso del sistema educativo  para esta generación, que ocupa el segundo peor lugar a nivel nacional en todos los órdenes relativos a la educación. 

La implicación es brutal, dado que esta generación se perdió ante la ausencia de un sistema educativo eficaz con visión de mejora individual y social, pero sobre todo, la "deformación diaria" en las escuelas a través  de la ignorancia construida con la pérdida cotidiana de clases y los ciclos escolares mutilados que finalmente la condenó al fracaso, porque lo único que saben hacer es precisamente lo que aprendieron, perder clases, valores, tiempo para subsistir en la mediocridad de la ignorancia. 

 La niñez pérdida de Oaxaca abandonada no tuvo la oportunidad, no  sólo de la educación académica, sino también del conocimiento que le permite acceder a mejorar su nivel de vida,  al progreso resultante del esfuerzo de una sociedad culta y educada en todas las áreas de su vida. Se trata de la pérdida del derecho a construir una sociedad forjada en el esfuerzo y la productividad; en franca contrapartida transita en el ejemplo continuo del desorden imperante en  los niveles de gobierno, la disidencia magisterial y organizaciones sociales beligerantes financiadas por el Estado. Este estilo de vida social ha sido el modelo cotidiano para miles de niños y niñas, que se han "educado" en el caos de la protesta sistemática, que ningún beneficio real ha aportado a los maestros de Oaxaca, los educandos y a la sociedad.

Este derrotero y sus secuelas no parecen ser ajenos a la problemática actual si se toma en cuenta que esta generación de maestros surge a partir del convenio de coordinación educativa, propició  la descomposición de ese sector  en la parte que corresponde a la infraestructura educativa, la idoneidad de los docentes y directivos que no garantizaron el máximo logro de los educandos, siendo por ello que los docentes que se incorporaron al servicio dentro de este esquema y periodo de tiempo bajo el manto de la figura sindicato patrón, se convirtieron en un coto de poder y canónigas económicas para los operadores, los maestros y su dirigencia, al hacerse cargo de la estructura y de los fondos públicos. 

Entre otras consecuencias con esta alineación oficial y legamente autorizada asumió el monopolio de la educación en lo administrativo y en su operación en las aulas, el cual ejerció en complicidad con los gobernantes en turno, transmutando en un partido político de facto al servicio, en principio del Revolucionario Institucional, posteriormente al de otras otras corrientes, al sumergirse en el mundo del poder y del dinero, derivado de la facultad de otorgar plazas a nuevos maestros comprometidos con esa facción sin vocación docente, surgiendo las figuras de los comisionados y plazas administrativas, que se integraron al ente sindical durante estos treinta años, propiciando  la cultura del chantaje sustentado en las canonjías que, sin esfuerzo, obtuvieron sustituyendo a una gran parte de los antiguos maestros.

La vocación del maestro, del que conocimos vinculado a la formación de la niñez, desapareció y fue sustituido, a través de un mecanismo viciado que alimento al actual ejército de desestabilizadores sociales pagados por con el dinero del pueblo, reproduciendo su base de poder por medio de en un esquema de interés, disfrazado de ideología que despojo al educando del derecho humano a la educación, con una enseñanza contraria al postulado del progreso científico, la supresión de la ignorancia, la servidumbre, los fanatismos y los perjuicios. Esto ocurre a partir de que el organismo rector de la educación en Oaxaca le fue entregado a la sección XXII, por el gobierno del estado, confiriéndole la categoría de patrón y servidor público, no sólo de los trabajadores de la educación, sino del propio gobierno, a través de los convenios paralelos que empezó a generar, derivados del de coordinación y el manejo de los vastos recursos que  compartía con el sector oficial. 

Es conveniente recordar que el original artículos  3º, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, fue objeto de diversos reformas; en el año de 1934, se decretó que la educación en México sería socialista, posteriormente fue innovada, para imprimirle en 1946 como objetivo, el desarrollo armónico del ser humano, el fomento al amor a y la conciencia de la solidaridad internacional, la independencia y justicia, al que se adicionó el respeto a los derechos humanos en el 2011, para favorecer a la mejor convivencia humana, el fortalecimiento del aprecio y respeto por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos. 

         Estas directrices, son algunas entre otras, que hacen visibles las contradicciones que actualmente se están haciendo patentes, pues es evidente que la conformación magisterial de la sección XXII, peregrinó, durante este tiempo, en sentido contrario a los objetivos esenciales de la educación, con los resultados que estamos viviendo en la actualidad en que la vocación de formador del maestro, se mudó al de la política al servicio del mejor postor, en perjuicio del educando. El retraso palpable es la muestra de ello. 

         Como una conclusión de este precario bosquejo, señalo que el maestro con vocación de formador en Oaxaca está descompuesto y convertido en un proyecto beligerante, como producto de este periodo de generaciones perdidas, la de la niñez forjada en la baja o nula preparación, congruente con la de la calidad de sus maestros en esta etapa de tal manera que educandos, maestros y pueblo de Oaxaca, constituyen la generación pérdida, en ese ramo y en el de su desarrollo; irrecuperables en tiempo y en la capacidad de crecer en el conocimiento, al no acceder al derecho a un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. 

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