¿Se puede acabar con el desempleo?
- Carlos Noé Sánchez Rodríguez
En los últimos días el Gobernador del Estado de Tlaxcala con motivo de su informe anual, ha estado anunciando como uno de los logros más importantes de su gestión el haber alcanzado una cifra record de empleos formales, igualmente la presidencia de la República ha estado anunciando la creación de una cantidad de empleos sin precedentes en los años pasados al crear casi un millón de empleos formales. Los sendos anuncios pretenden dar la idea de que el desempleo se puede abatir gracias a las buenas políticas de los gobernantes en turno, sin embargo las cifras que dan son en realidad mínimas en relación al grave problema del desempleo, pues existen por lo menos, según la declaración del rector de la UNAM, 7.5 millones de jóvenes “ninis” llamados así porque no estudian ni trabajan, y solo aquí se contabilizan los jóvenes, sin registrar los adultos, y claro está que sin tomar en cuenta a los que trabajan en la llamada “informalidad” que es desempleo encubierto lo cual eleva la cifra de la población económicamente activa que no encuentra empleo, además resulta que estos alcances en materia del empleo se dan en una economía que no crece, pues la medición del crecimiento del PIB nos coloca como uno de los países con menor crecimiento de los que integran la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) que es un organismo presidido por un mexicano y que agrupa a 39 naciones, y la previsión para este año, a pesar de las reformas estructurales, se vaticina cada vez con más bajo porcentaje poniendo en riesgo todavía más el crecimiento del empleo
En realidad el desempleo es un efecto del sistema económico de mercado o más claramente de una economía basada en el capital, este efecto fue estudiado y dado a conocer en la obra “EL Capital” de Carlos Marx, y la realidad actual prueba con claridad su análisis científico, pues el desarrollo de la tecnología provoca el desplazamiento de la mano de obra, por lo que cada vez que hay avances importantes en el desarrollo de máquinas más veloces y eficaces, tiene como consecuencia rotunda el desplazamiento de obreros, y esto está ocurriendo en todo el mundo. La otra causa esencial es que a los capitalistas no les interesa abatir el desempleo, su objetivo primordial es extraer ganancias de la inversión de sus capitales, por ello a veces les conviene alargar las jornadas de trabajo con los obreros que tiene y no contratar mano de obra, como sucede en nuestro país, en donde el obrero mexicano es el que más horas trabaja de los países de la OCDE, como por ejemplo lo que ocurre en Tlaxco, donde las costureras son obligadas a trabajar hasta 10 horas sin que se recompense este tiempo, otras veces como se indica arriba, introducen maquinas que desplazan a los obreros reduciendo así la planta laboral y mandando a la calle a los que ya no necesitan, y otras más, simplemente se declaran en quiebra o desplazan sus capitales a otros puntos del país o del mundo, despidiendo a miles de obreros que se quedan sin sus fuentes de trabajo, como sucedió el año pasado con la Nestlé aquí en Tlaxcala.
Por todo lo anterior, queda claro que la creación de empleos está en manos de la llamada iniciativa privada, y a estos les tiene sin cuidado los problemas de la población trabajadora, además, como quedo escrito arriba, la producción capitalista tiene que desplazar mano de obra como consecuencia de su propio desarrollo, poco puede hacer el Estado para la verdadera creación de empleos, más que dar a los capitalistas todo tipo de facilidades, incluso hasta el control de los obreros como lo ha hecho en México, es decir ponerles todo para que exploten a la mano de obra hasta sus límites extremos. También es cierto que el estado tiene mecanismos limitados para disminuir el desempleo como la inversión pública y la creación de leyes que modifiquen la situación actual, como las reformas estructurales de reciente aprobación, pero estas medidas realmente son muy pocas de acuerdo al tamaño del problema.
De esta realidad se desprende; en primer lugar que no se puede acabar con el desempleo mientras siga predominando el sistema capitalista, y que el estado a pesar de las políticas que implemente poco puede hacer para disminuir los efectos ya conocidos del desempleo, como el aumento de la pobreza y de la violencia que hoy tanto padece nuestra nación, y en segundo lugar es el pueblo trabajador es el que sufre las terribles consecuencias del desempleo y es el único que lo podrá resolver realmente cuando se decida a luchar y se organice.