¡Que conste,...son reflexiones!
- Sócrates A. Campos Lemus
Hace unos días, un querido compadre me enviaba la carta de renuncia a la Cámara de Diputados del General Porfirio Díaz, fechada el 25 de mayo de 1911. Vale la pena reproducirla para ver si algún gobernador o funcionario o político con visión y valor, la toma como muestra de lo que se debe hacer ante lo inevitable: el desprecio del los ciudadanos, más, cuando este desprecio se ha ganado a pulso y a sido el resultado de sus muchas pillerías, transas, inconsistencias, ineficiencias y corruptelas como sucede en Oaxaca y en otras entidades del país. Así que la reproducimos:
“El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra de intervención, que me secundó patrióticamente en todas las obras de la república, ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo, es causa de su insurrección”.
“No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social; pero permitiendo, sin conceder, que pueda ser un culpable inconsciente, ese posibilidad hace de mi persona la menos apropósito para raciocinar y decir sobre mi propia culpabilidad”.
“En tal concepto, respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal, vengo ante la Suprema Representación de la NACIÓN A DIMITIR SIN RESERVA EL CARGO DE Presidente Constitucional de la República, con que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la Nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales”.
“Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas. Con todo respeto”.
Y es cierto que, ante tales palabras de Porfirio Díaz, tendríamos que pensar que hay muchos des gobernantes que no tienen siquiera una pizca de dignidad y no ven la tragedia que están ocasionando en sus lugares y estados; muertos por la violencia o por la violencia generada por su propia policía política que acelera las acciones de represión en muchos sitios, o bien, operan con sus sicarios las confrontaciones que muestran los asesinatos que cotidianamente se ven en pueblos, comunidades y en las mismas capitales de sus entidades, ellos, junto con sus socios y cómplices, ligados con criminales, traficantes, rateros, hacen a la sociedad sus víctimas, robando, secuestrando o asesinando con ellos a sus mismos enemigos o enviándoles a robar y reprimir a los ciudadanos que nos atrevemos a denunciar sus fechorías y damos a conocer sus transas y corruptelas, en fin, vemos, los ciudadanos, cómo los puestos ligados con los presupuestos son saqueados por los funcionarios públicos o por medio de sus negocios y complicidades que se mantienen con negociantes, comerciantes, empresarios y banqueros, y todo esto, lo hacen con cinismo e impunidad, y cuando alguien se los demuestra o deja entrever los canales para la investigación de tales hechos delictivos cometidos por esos gobernantes inescrupulosos, ellos mismos, generan, por medio de su policía política, la represión en contra de ciudadanos, periodistas o cualquier organización política o social que se considere peligrosa para la impunidad de sus delitos, y así, en vez de tener una postura digna y honesta como Díaz, se enconchan en el poder, para seguir mamando de los puestos y de los presupuestos, no importando las muertes generadas por esos hechos o por su negligencia y por su ineficiencia.
Tal vez, por esas y otras muchas razones, algunos ciudadanos, cansados de la impunidad política y de las acciones represivas de los grupos magisteriales, maniobrados y manipulados por los propios políticos en y desde el poder, y por sus socios en el sector magisterial que han hecho de ese rubro un gran negocio, lanzan amenazas de muerte en contra de los políticos ,y aprovechando esto, la policía política del gobernador, pretende reprimir la LIBERTAD DE PRENSA, y opera con sus sicarios oficiales las amenazas y acciones represivas en contra de los periodistas y ciudadanos que se inconforman y denuncian las deficiencias, ineficiencias y corruptelas de un mal gobierno y de una pésima administración, por ello, a lo mejor, les sería bueno que leyeran la carta renuncia de Porfirio Díaz, antes de que, la tragedia, sea mayor.