¡Que conste,... son reflexiones!
- Sócrates A. Campos Lemus
El día 9 de febrero es cuando se festeja el “Día de la Lealtad”, cuando los cadetes del Colegio Militar apoyaron al presidente Francisco I. Madero, este acto ha sido reconocido como un acto de lealtad institucional del Ejército Mexicano a los presidentes del país y es claro su nivel, sobre todo, cuando en los tiempos de la Guerra Fría y de los Golpes Militares alentados y orquestados desde los Estados Unidos para derrocar a los gobierno democráticos de América, su lealtad resaltaba de tal suerte que, los mexicanos, hemos considerado de gran valor esa lealtad de los soldados mexicanos para con las instituciones nacionales.
Por supuesto que las instrucciones dadas por algunos presidentes y orquestadas por los embajadores gringos, han dejado los prietitos del arroz en algunas fechas, donde los soldados fueron utilizados como represores y sicarios de ambiciones o intereses de gobernantes degenerados en el país. Ahí tenemos, como muestra real, la represión en 1968, donde el mismo ejército fue traicionado por los caprichos y acciones del entonces jefe del Estado Mayor Presidencial recibiendo instrucciones directas del presidente y combinando la represión con los intereses políticos que beneficiaban a Luis Echeverría en su carrera por la presidencia de la república, tal como lo contamos en el libro: “68: LA TRAICIÓN SE VOLVIÓ GOBIERNO” . La represión en 1971 o los horrores y terrores que dejaron las acciones de la famosa Brigada Blanca, operada por militares, en la represión en contra de las guerrillas en México o en contra de los grupos sociales en todo el país. Por tales motivos, en los tiempos de Vicente Fox, los altos mandos militares acordaron dar a conocer al pueblo de México que: “jamás se permitirían ser utilizados en represiones políticas, en contra de los grupos de oposición al gobierno en turno”
Hoy, su lealtad es clara y se ha cometido una enorme injusticia contra las fuerzas armadas ya que, en la utilización como fuerza de policía en vez de fuerza militar, se les ha dejado indefensos ante los conflictos entre grupos de delincuentes y narcotraficantes o contra los intereses de los mismo jefes de policía a nivel nacional o estatal, que solamente, responden a los intereses de los grupos de delincuentes o a las instrucciones de los políticos, banqueros, empresarios y funcionarios que les brindan protección e impunidad. Aún en tales condiciones, las fuerzas armadas, han sido las únicas capaces de mantener un relativo control, y ahora, con tales debilidades y errores en las acciones operadas por los agentes norteamericanos o los esbirros nacionales incrustados en las policías que sirven a los narcotraficantes o a los espías norteamericanos, se les ha colocado como si las fuerzas armadas fueran las responsables de masacres y asesinatos o de la violación sistemática de los derechos humanos, cuando en la realidad, son los mismos grupos de las mafias los que operan esa información para culparles y evitar que sigan profundizando en su lucha contra ellos.
Cuando vemos la traición de políticos, policías y funcionarios, aliados con banqueros y empresarios que reciben las instrucciones de los espías norteamericanos con la violación de la soberanía y las leyes mexicanas en programas como el de RÁPIDO Y FURIOSO Y RECEPTOR ABIERTO, o en acciones donde agencias como la CIA operan el control y el manejo de grupos de narcotraficantes para sembrar, distribuir, traficar drogas en el país, como en el escándalo Irán-Contras, para obtener recursos financieros por medio de la venta de drogas y fomentar conflictos militares en otros países, tenemos que entender que la lealtad del ejército, ha sido clave para evitar mayores tragedias en el país y una mayor dependencia y protección a los intereses internacionales que no son los intereses de los mexicanos.
Si el ejército ha participado en la “guerra contra el narcotráfico”, se debe a que las mismas acciones de los delincuentes pasaron de las tradicionales operaciones al control de vastas zonas y estados en el país, así surge, sin duda alguna, lo que ahora conocemos como la narcopolítica, donde los inmensos recursos obtenidos por medio del narcotráfico se limpian y “lavan”, reciclan a los flujos financieros y económicos en el país, gracias a políticos, funcionarios y banqueros o especuladores financieros que son los que desde esa posición pueden controlar muchas de las acciones del gobierno, así, ahora, vemos a muchos políticos inmensamente ricos no solamente con propiedades y naves, sino con grandes empresas de construcción o con empresas comerciales e inmobiliarias o financieras, como se han venido descubriendo por las denuncias de la prensa internacional y nacional….