La contienda panista

  • Rodolfo Ruiz R.
Aunque mucho se dice que la contienda por la presidencia, la secretaría general y la comisión política del Comité Ejecutivo Nacional del PAN será la más cerrada, competida y crítica de su historia, creo que hacia el final de los 60 días que durará la campaña las cosas se verán diferentes, muy diferentes de lo que hoy parecen.

De lo que sí estoy convencido es que la renovación de la dirigencia nacional panista no terminará con la crisis de identidad (ideológica), programática y de liderazgo que enfrenta este partido fundado hace  75 años.

Tres son los factores que me llevan a suponer que la disputa por el CEN del PAN no será tan competida, como algunos analistas señalan: a) los operadores de ambos candidatos, b) los estados en los que se concentra el padrón de afiliados que podrán votar, y c) el método de elección.

De entrada, el grupo político de Gustavo Madero cuenta, al menos en el papel, con una mayor representatividad política y territorial, a juzgar por los nombres, origen y trayectoria de sus operadores e integrantes de su planilla.

Mientras los integrantes del equipo del ex secretario de Hacienda en el sexenio del presidente Felipe Calderón son en su mayoría panistas con presencia en la capital del país y en algunos estados como Guanajuato, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, los operadores e impulsores del chihuahuense no sólo están en más entidades, sino que ocupan posiciones relevantes a nivel de gubernaturas, presidencias municipales, senadurías y diputaciones, y comités estatales y municipales.

Además, sucede que en las entidades donde se concentra más del 50% del padrón de militantes panistas, Gustavo Madero tiene a gobernadores del PAN y del PRI, alcaldes que gobiernan las capitales o los principales municipios de estos estados y el control de las dirigencias de las estructuras estatales.

En Jalisco, el estado con más afiliados, apoyan la reelección de Gustavo Madero el senador José María Martínez y el exgobernador Emilio González; en Veracruz, los Yunes Linares y los Yunes Márquez; en el estado de México, los alcaldes, diputados locales y dirigentes municipales de lo que alguna vez fue el corredor azul formado por los municipios de Cuautitlán Izcalli,  Tlanepantla y Nopalucan, y el exdirigente estatal y actual árbitro de la contienda panista, Francisco Gárate Chapa; en Nuevo León, los alcaldes de los principales municipios; y en Puebla, el gobernador Rafael Moreno Valle.

Un tercer factor que beneficiará la continuidad de Gustavo Madero al frente de la dirigencia nacional panista es el método por el cual se elegirá al presidente, secretario general y miembros de la comisión política: por voto directo y secreto en diferentes centros de votación que se instalarán a lo largo y ancho del país, en función del padrón de militantes.

En las elecciones del 18 de mayo podrán votar sólo aquellos que tengan más de un año de antigüedad: 218,865 panistas.

El método de voto directo favorecerá el acarreo de votantes y la compra de votos, aunque una y otra práctica se hayan expresamente prohibido en la convocatoria emitida por la Comisión Nacional Organizadora de Elecciones, presidida por el maderista Francisco Gárate.

La temida perredización del PAN, que algunas de sus prominentes figuras advirtieron después de que en marzo del año pasado  se modificaron los estatutos del partido, para abrir a toda la militancia la elección de sus dirigentes, podría hacerse realidad el tercer domingo de mayo y echar por la borda las encuestas que hoy ubican a Ernesto Cordero como el favorito de la militancia sobre Gustavo Madero.

Y si no, al tiempo.

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