¡Que conste,...son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus
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Hay días para reflexionar sobre la vida y sus consecuencias. La realidad es que los tiempos son tan acelerados y las necesidades tan inmediatas que nadie quiere poner algo de su parte para pensar en lo que hace, por qué lo hace y cómo lo hace. Algunos amigos me piden que no solamente hable sobre la política, de por si degenerada, preocupante, difícil, sino que también hable de la vida. Tal vez los que hemos pasado por experiencias de vida y de muerte, los que hemos tenido la enorme ventaja de ser reprimidos y encarcelados por participar en movimientos como el de 68, donde creíamos y seguimos creyendo que lo importante son los hombres y su destino y no los intereses bastardos y egoístas por los que defiende el gobierno los intereses de los que le protegen o que son sus socios y cómplices, sabemos que, la experiencia más importante de la cárcel es el de saber, primero, quién es uno, por qué razón lo es, para qué lo es, también, sabemos de una u otra manera quienes son nuestros amigos y quienes nuestros enemigos y si pensamos bien, damos gracias porque en la soledad de la cárcel pudimos entender lo que era la meditación, la oración y el amor a la vida.
         Hay sucesos en la vida que pareciera que son castigos cuando en realidad son grandes oportunidades para conocerse y esto no se vende en las esquinas ni se conoce por los libros sino por la experiencia diaria. Por eso estamos convencidos de que el último escalón de la “mala suerte” es también el primero de la buena. No hay nada mejor para conocer lo que sucede que cuando se llega al precipicio y no hay más que salir adelante o hundirse con ese destino cruel y brutal. Hay que saber que la vida no es para quejarse ni lamentarse, todo sucede por una razón, y si no podemos conducir o determinar lo que sucede, si en cambio podemos saber cómo respondemos ante los sucesos que nos depara la vida.
         Mi estimado amigo Raúl Arenas, quien fuera uno de mis compañeros en el 68 y que hoy es un hombre sereno y valiente para con la vida, me hace el
favor de enviarme un bello pensamiento del Papa Francisco y que me permito reproducir por su belleza y por su contenido:
         “No llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda.
No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti.
No llores por quien se ha marchado, lucha por quien está contigo.
No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere.
No llores por tu pasado, lucha por tu presente.
No llores por tu sufrimiento, lucha por tu felicidad.
Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante!”
Jorge Mario Bergoglio. PAPA FRANCISCO.
         Gandhi, escribía: “La civilización, en el verdadero sentido de la palabra, no consiste en la multiplicación de necesidades sino en su deliberada y voluntaria restricción. Sólo eso suscita felicidad y satisfacción reales y aumenta la capacidad de ser útil.
         La perfecta salud sólo puede lograrse viviendo en obediencia a las leyes de Dios y desafiando el poderío de Satanás. La verdadera felicidad es imposible sin verdadera salud y la verdadera salud es imposible sin un estricto control del paladar. Todos los demás sentidos automáticamente son controlados cuando el paladar ha sido controlado. Y aquel que ha conquistado sus sentidos, en realidad ha conquistado el mundo integro…
         He aprendido mediante amargas experiencias la única y suprema lección para preservar mi cólera, y así como el calor preservado se transforma en energía, de igual manera nuestra cólera controlada puede transformarse en un poder capaz de mover al mundo.
         El hecho no consiste en que no me encolerice sino en que retengo la cólera. Cultivo la cualidad de la paciencia como la falta de cólera, y por lo común tengo éxito.
Es equivocado e inmoral intentar escapar a las consecuencias de nuestros  propios actos…” GANDHI.