¡Que conste,... son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus
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AL aparecer en el Puerto de Veracruz para conmemorar el 99 aniversario de la Ley Agraria del 6 de Enero, el presidente, Peña Nieto, anunciaba un inversión multimillonaria para el campo y para mejorar, dice él, las condiciones de millones de hombres, mujeres y niños que sufren en todo el territorio nacional y si bien no creemos más en los discursos y promesas, cuando menos, hay que tener un poco de confianza en que se haga algo sobre este tema; ahí, en Veracruz, cumpliendo la tradición de “partir la rosca”, en el buen sentido del término, el presidente, se sacó el monito y con ello está comprometido a pagar los tamales en Veracruz, el próximo dos de febrero, en el día de la Candelaria. Y bueno, si son tamales de chile, dulce y manteca estará bien, porque muchos mexicanos que no tienen ni para mal comer, se conforman, hoy en día, de poder comer una torta de tamal para mitigar el hambre.

         Y ahora, también, nos sorprenden las autoridades capitalinas cuando dan a conocer un video donde un grupo de hampones asalta una joyería en Santa Fe y se roban en pocos segundos más de dos millones de pesos. Seguramente los andan buscando, pero no han caído en cuenta que en México tenemos muchos rateros de dos patas en el gobierno, la política y en el sector empresarial y bancario, en donde en pocos minutos encueran a todos los ciudadanos en el país, nos roban lo que es nuestro, y con la aprobación de los diputados amafiados en los partidos políticos, de un plumazo nos chingan a todos, y esos no se promocionan en la televisión, como lo hace hoy en día el director de la policía del DF para demostrar que hay ladrones ambiciosos y eficientes, cuando en la policía, la política, los bancos, las empresas y en la función pública, tenemos muchos más rateros eficientes, de tal forma que ya no tiene el país nada que vender, salvo, dicen algunos, los traseros de los mexicanos, y en esto, no todos estamos de acuerdo ni en la forma ni en el precio.

         Y si a usted le toco el “monito” de la rosca o al partir la rosca, le recomendamos que vaya haciendo algunos ahorritos para poder salir del pinche compromiso, porque usted no es el presidente y por lo tanto, tendrá que pagar de su bolsillo los tamales, no es el caso del mero mero chipocludo, al que los guaruras y lambiscones, empezando con el gobernador, serán los primeros en cubrir el costo de los  tamales y del champurrado del día dos de febrero. Y si usted es uno de los millones de campesinos muertos de hambre y sobrevivientes de la tragedia nacional, pues tenga esperanzas en que el presidente cumpla con su palabra, que ya sabemos que, cuando lee uno de los discursos, este es obra de más de siete expertos que cobran, en Los Pinos, más de cien mil pesos por sus servicios en forma mensual, eso sin contar el costo de los vehículos, teléfonos, horas extras, ayudantes, vehículos y oficinas alternas, porque ese equipo es el que en verdad hace los discursos del Presidente, como si no conociera este la problemática que debe atender, o tal vez, porque es tanto el trabajo, agobiante, de estar atendiendo embajadores, pedinches, lambiscones y demás fauna que le rodea, que prefiere que otros hagan los discursos que él tendrá que leer, para no regarla… a lo mejor, ahora, con el telepronter resuelve muchos de sus problemas y se puede dedicar a reducir el enorme gasto que cuestan esos “eficientes” jilgueros de papel…. Antes, en los tiempos del viejo PRI, se entrenaba a los políticos para que dijeran discursos y pasaban las pruebas de ser jilgueros de campañas políticas, así que cuando llegaban al poder, ya estaban suficientemente entrenados para hacer las promesas y no tener que recurrir a los expertos para que elaboraran los discursos y lo que debe decir en cada acto público, por ello, ahora, también tenemos que pagar a asesores de imagen para que sepan qué corbata o como ir vestidos a cada acto o ceremonia… en fin, son los tiempos y lo mejor es que quien paga eso, somos los mexicanos, para ver bonitos a los políticos y escucharles lo que sabemos, de antemano, no cumplirán. Eso sí, seguimos pagando para que nos sigan robando, engañando y mintiendo…. Pero con discursos bonitos, no los de cualquier pelangoche de esquina y de escuela pública…. Pero bueno, ya hablan en inglés y ya no tragan tacos ni tlayudas, ahora, comen hamburguesas y hot dogs… así es la modernidad del TLC, porque después de veinte años somos más pobres y hay más desocupados y muertos de hambre, pero a lo mejor, esto, no lo saben los escritores de discursos del presidente y por esa razón no comentan esa tragedia nacional, porque tendrían que hacer un fideicomiso para la salvación del infeliciaje nacional…. Somos muchísimos.