Candidatos. propuestas. seguridad pública e interior

  • Jorge E. Franco Jiménez

Las piezas de la política nacional se empiezan a acomodar en las tres tendencias principales que contienden por la Presidencia de la República, en el Partido Revolucionario Institucional José Antonio Meade Kuribeña, del cual no es miembro, con un discurso cuyo contenido es esencialmente y programático, de seguimiento a un proyecto de nación que se ha venido construyendo desde hace tres o cuatro sexenios en el que, de alguna manera ha participado hasta que alcanzó un alto grado de avance en los aspectos económicos, financieros, político y social materializado en el conjunto de reformas constitucionales y legales que impulsó  el Presidente Peña Nieto. 

La  continuidad de este proyecto, en construcción, respecto de algunos temas como el de las zonas económicas, la judicialización de las controversias laborales, lo referente a la homologación de la justicia civil, la reforma educativa y la energética, entre otros temas, dependerá de los resultados de la próxima elección de Presidente y miembros del Congreso de la Unión, así como  de que   el elegido no sea Andrés Manuel López Obrador quien ya hizo pronunciamientos al respecto como lo hizo recientemente sobre seguridad en que propone una amnistía previa consulta para poner fin, asegura, a la inseguridad que prevalece; lo que lleva implícito la Ley de Seguridad Interior y los militares. 

Los pronunciamientos de López Obrador, mediáticamente han sido cuestionados en diversos medios, sobre todo en lo político, que inducen a pensar en que es un individuo desajustado mentalmente, sin embargo su discurso no ha cambiado y ello permite hacer un símil con la campaña presidencial de Donald Trump que también fue y sigue siendo calificado de loco y desquiciado, pero ganó contra pronósticos que aseguraban su derrota, resultado que confirma que a los ciudadanos americanos, mayoritariamente los convenció su propuesta y orientó su decisión, algo similar puede ocurrir en la lucha por el poder nacional en México. 

El contraste entre los contendientes impulsados por los partidos, me induce a pensar que se refieren a dos proyectos de nación, la que difunde López Obrador con la del PRI y el del Frente, pues en lo que toca a los dos últimos, aun con algunas variantes, su óptica en general, es la misma, destacando en la crítica propia de las precampañas como elemento común la corrupción y la inseguridad que  excluyendo la ley de seguridad interior que, personajes del frente, consideran inconstitucional, la cual fue impulsada por el Revolucionario Institucional, corrientes del Acción Nacional y del Verde Ecologista en el Senado. 

Por tanto es relevante en este proceso el voto ciudadano congruente a las propuestas que hasta ahora se han venido adelantando por las tendencias que ya cuentan con candidato, mismas que hasta ahora se enfocan visiones diferentes de implementación de las políticas públicas que debe impulsar el próximo gobierno, lo cual implica o regresión en cuantos a las reformas aprobadas y por la otra la consolidación de las implementadas, coinciden en el combate a la corrupción, la transparencia y manejo honesto de los dineros públicos. 

Será interesante confrontar lo delineado en términos generales por los tres candidatos ya conocidos Anaya por el frente integrado hasta por el Partido de la Revolución Democrática, el de Acción Nacional y Movimiento Ciudadano, Meade por el de Revolucionario Institucional, Verde Ecologista y Alianza Social, y el que parece ser el rival a vencer la de López Obrador integrado por Morena, Partido del Trabajo y Partido Encuentro Social sujetos a la expectativa de que no haya conflicto respecto al  proyecto  que tengan para gobernar en beneficio del pueblo de México, que vendría a ser un nuevo ingrediente a valorar por el elector. 

Un asunto lo es la seguridad pública que ahora transita en la ruta de la incorporación de la fuerzas armadas en labores de investigación criminal ante la incapacidad del estado para mantener, dentro del diseño constitucional vigente, un sistema de seguridad, llámese pública o interna, que la garantice y frene el avance que ha tenido en los últimos tiempos los asesinatos de mujeres o de hombres e incluso menores, ejecutados que son encontrados en fosas clandestina, los secuestros; ello es un rubro prioritario que requiere de un reencauzamiento para que con un esquema estructural eficiente posibilite alcanzar el objetivo de otorgar a los habitantes su desarrollo armónico y en paz.

Este asunto de la seguridad ha sido discutido en cada periodo de gobierno y sigue teniendo las mismas causas invocadas hoy  con un resultado negativo agravado de las políticas implementadas, lo que prueba su ineficacia e ineficiencia. Hace más de diez años la autoridad citaba como ingredientes de la reforma en seguridad federal que: “En la última década, la seguridad pública se ha constituido en una de las preocupaciones esenciales del Estado Mexicano. La percepción del incremento que de la inseguridad se tiene, ha puesto en duda la eficacia de las instituciones, en especial de las corporaciones policiales, con la consecuente pérdida de confianza de la ciudadanía respecto del potencial de las autoridades para prevenir y atacar el problema.”

 La pregunta es ¿la receta que se dio y se mantiene con algunos ingredientes adicionales cambiaron la percepción en la realidad de hoy en México?

Para que el estado en sus tres niveles garantice tutele y proteja al individuo como tal y en lo colectivo otorgándole condiciones de seguridad ajustados a un estándar que le permita vivir una vida digna en paz, sin riesgos mayores para   su patrimonio y persona se requiere, en mi opinión, de una reestructuración integral de los temas de que se ocupa la seguridad pública e interna, como son la procuración y administración de justicia, policías, penitenciarias, rehabilitación o reinserción  social, penitenciarias.

 

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