Contrastes. Gobierno Federal. Gobierno de Oaxaca

  • Jorge E. Franco Jiménez

El rumbo de nuestro país y del Estado de Oaxaca está inmerso en la incertidumbre que propicia el ámbito de las relaciones con los Estado Unidos de Norteamérica en los temas económico y migratorio, entre otros, vinculados con el proceso electoral mexicano del 2018 que se avizora complicado cubiertos por un entorno de creciente inseguridad y delincuencia, de ilegitimidad de los partidos políticos contendientes, la galopante corrupción y enriquecimiento de segmentos de los gobiernos en los tres niveles que trascienden en lo interno y en lo externo, sujetos al resultado de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio anunciado para el mes de diciembre que será un factor relevante en la elección del próximo presidente de la República.

La popularidad del Presidente Enrique Peña Nieto es baja, lo que se refleja en el Partido Revolucionario Institucional, aunque el rumbo de la negociación del Tratado pudiere fortalecer su figura y consecuentemente la del candidato de ese partido, sin embargo, a pesar de ello, requiere de una alianza política con otras tendencias políticas para buscar mantener la titularidad del poder ejecutivo federal que, hasta esta semana, en los análisis que se difunden, favorecen a Manuel López Obrador y su partido Morena.

Un elemento relevante será la unidad de la militancia del Partido Revolucionario que está en juego ante la exigencia de la apertura democrática, por lo menos aparente, que satisfaga a la base para elegir al candidato a la presidencia de la República y a los múltiples cargos de elección popular que estará en juego. Para unos la exigencia de consulta a las bases sigue siendo un imperativo frente a los acuerdos tomados en sus recientes reuniones que abrieron el espacio de competición a personajes que no cuentan con una trayectoria de trabajo partidista dentro de ese instituto lo que ha provocado irritación de facciones representativas que, en un momento dado, pueden provocar el debilitamiento del candidato escogido.

Por ello existe la necesidad de encontrar fórmulas que permitan al próximo presidente de la República gobernar y reordenar el país y la situación de entidades que hasta ahora no han compartido el desarrollo, como Oaxaca, que  se mantiene en la ficción de un escenario de distracción montado, el de los conflictos, como el del magisterio con sus bloqueos, protestas para debilitar la estructura del IEEPO, de los transportistas, lo del centro de manejo de residuos y su tratamiento, la lucha intestina entre actores políticos que solo dañan a una población que no encuentra un espacio de soluciones, sino solo de evasivas, promesas incumplidas, cubierto por la estratégica mediática.

Dentro del mismo sector oficial surgen los enfrentamientos en diversas dependencias y organismos, cuyos titulares argumentan que el de enfrente no atiende el tema político o de que no hay recursos para enfrentarlos lo que torna ineficiente la actuación de gobierno y administración. Opera una estructura paralela que hace disfuncional la jerarquía en el poder ejecutivo, derivada de la diferencia que se aprecia entre los que real y objetivamente hacen factible el poder del ejecutivo y los que solo fueron nombrados para llenar el hueco como medio de subsistencia que no lo ejercen; la burbuja prevalece, pero mejorada generacionalmente. El IEEPO es un ejemplo de la lucha por su control entre la federación y el gobierno del Estado utilizando al sindicato para separar a una funcionaria de ese organismo.

En otras áreas la autonomía de ciertas dependencias origina desorden y un defectuoso tratamiento de los usuarios de los servicios sobre todo en el área de seguridad pública en la que empiezan a brotar barruntos de lucha por aflojar al de arriba para alcanzar su cargo, lo cual trasciende al gobernado que ve con preocupación que las cosas no mejoran ni reciben una atención adecuada y congruente con la función encomendada; los grupos tradicionales que han estado desde tiempo atrás en esas áreas aprovechan bien esa situación e incluso hacen discreta pero efectiva publicidad de esas deficiencias.

La luna de miel con el gobierno del estado empieza a entrar en la crisis normal que las acciones y el tiempo propician el desgaste del ejecutivo, máxime cuando no se aprecian resultados que demuestren desarrollo efectivo y de beneficio en favor de los sectores de la población que solo experimentan la desinformación de los actos simbólicos de firmas de convenios o de ceremonias sin un alcance social objetivo; por el contrario, se aprecian contradicciones entre lo comprometido y lo cumplido.

El desorden social prevalece en la ciudad lo que hace cierto el pensamiento de los políticos ancestrales de que Oaxaca, es un campo en que se pelean las hormigas y que así conviene mantener la situación porque no pasa nada; que la lucha debe darse con los leones y tigres en la ciudad de México que son los que toman, para bien o para mal, las decisiones respecto de los conflictos locales que alimentan y negocian en ese nivel. Esta estrategia permite al gobierno oaxaqueño obtener recursos y a los grupos prebendas económicas y políticas.

Oaxaca sigue siendo considerado un laboratorio de problemas y soluciones para el entorno nacional al que no se afecta de forma alguna. Lo que interesa en ese horizonte son los sectores productivos, los que sostienen de alguna manera la economía y las finanzas públicas a partir del Estado de Puebla hacia el norte que, como lo vemos, no presentan una problemática de violencia social y política, como la que prevalece en los Estados de Guerrero, Michoacán y Veracruz, en los que se conjunta con el déficit financiero que enfrentan y que les impide cumplir los compromisos de pago contraídos.

Me parece que la administración vigente debe actuar en contexto de la realidad de una población que vive en la insatisfacción de la permanencia y el estancamiento en áreas prioritarias como la salud, seguridad, obra pública, atención efectiva y eficaz en los servicios que le otorguen libertad de tránsito y de trabajo, que inhiba que la lucha entre servidores públicos obstaculice las labores de gobierno y administración o que hagan uso del mismo argumentando que los cubre el manto del poder de titular del ejecutivo.

Es necesario que los oaxaqueños exijamos a los responsables de la administración y gobierno que en sus informes reconozcan la realidad imperante y dejen atrás el uso de la promesa hueca que se sabe de antemano no se puede cumplir ya que origina conflictos y no soluciones. Que hagan efectivo que “lo bueno cuenta cuando es real” y que lo deficiente cuenta más si se reconoce y concreta cómo y cuándo será viable corregirlo o porqué no es posible hacerlo. Esta es una fórmula para un gobierno que finaliza y para otro inicia.

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