¡Que conste,...son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

  Yo creo que todos estamos cansados de las viejas y trilladas fórmulas de desearnos felicitaciones para la Navidad y el Año Nuevo, por supuesto que creemos que las hacemos con el afecto y el cariño que todos se merecen, y la realidad es que no todos merecen tener felicitaciones, cuando menos, no creo que las deban tener los banqueros, los empresarios ligados al poder y que maman del mismo, gracias a que se utilizan los fondos y recursos públicos para hacer negocios privados; no creo que las merezcan los policías o militares que mantienen una política entreguista dando las pompis a los gringos con el pretexto de que nos ayudan. No las merecen los políticos que han aprobado el vender los recursos del país y entregarlos a los norteamericanos para que ellos conquisten y dominen a México y a los mexicanos; no los merecen los asesinos ligados al gobierno que se encargan de realizar los asesinatos masivos de mexicanos, con el pretexto de luchar en una guerra contra el narcotráfico, cuando todos saben que, los verdaderos delincuentes organizados, están en las cimas del poder y de la banca; no la merecen los médicos inescrupulosos que roban a sus pacientes y les engañan con tal de alcanzar mayores cantidades de dinero a pesar de que asesinen con los medicamentos o las operaciones no necesarias; claro que no las merecen los policías que en vez de proteger a los ciudadanos protegen a los delincuentes y a los hombres del poder para que nos sigan chingando. No merecen felicitaciones los maestros flojos y descastados que no saben educar ni dar muestras, con su ejemplo, a los jóvenes. No merecen ser felicitados los funcionarios que se dedican a no hacer nada y robar a los mexicanos por medio de las mordidas o cobrando impuestos que, después, son robados por ellos o sus socios y cómplices.
         La Navidad y los buenos deseos de un mejor año deben ser para los miembros del infeliciaje nacional que todo necesitan y todo merecen, pero que son engañados o manipulados por los funcionarios pinches y ladrones o por los políticos que solamente saben dar las nalgas a los gringos y a los hampones.
         Por supuesto que no merecen ser felicitados los parientes pedinches y huevones o los periodistas mentirosos y que se la viven cobrando del poder, para hablar bien de ellos, por medio de la corrupción que se llama “chayote” y que reparten con alegría los miembros de los cuerpos de prensa de los gobiernos federales, estatales o municipales  utilizando los fondos públicos para “comprar las buenas voluntades de los medios y de los “chayoteros”, que sobran, por andar muertos de hambre y sin dignidad.
         Tampoco merecen felicitaciones ni buenos deseos los encargados de las compras de bienes y servicios en los gobierno,s sobre todo porque sabemos las transas y los negocios que hacen con los recursos que deben ser adecuadamente administrados y servir para ayudar y apoyar a los que menos tienen, y no robarlos para ellos y sus jefes, en las oficinas públicas y en los negocios.
         En fin, la lista sería inmensa y larga para evitar que se feliciten y se tengan buenos deseos para los grandes hampones que son los que llevan las tragedias a los hogares mexicanos. No creo que puedan felicitarse a los gobernadores ni a los políticos y funcionarios que sabemos, solamente, se la pasan chingando al pueblo, y tampoco podemos felicitar a los miembros de la burocracia que aplican las instrucciones parta jodernos a todos.
         Claro que debemos felicitar y desear lo mejor a los amigos, a los seres queridos, a los buenos ciudadanos y a los luchadores sociales, a los padres de los desaparecidos que son más de 32 mil en el país, a los familiares de más de cien mil asesinados por los miembros de las mafias o por los asesinos oficiales que operan, con total impunidad, generando una nueva “guerra sucia” en el país que enluta a miles de familias mexicanas. Debemos felicitar a los jóvenes de Atyotzinapa y a sus familias que luchan con dignidad por la libertad y el respeto para todos, por los estudiantes del Politécnico que nos han dado una muestra de dignidad e inteligencia en sus jornadas para correr a los ineficientes protegidos por las autoridades educativas, que les han permitido robar y engañar a los mexicanos. Claro que hay que felicitar a los luchadores sociales que, con valentía, siguen su lucha por los derechos humanos y por la libertad y la democracia en el país. En fin, felicitaciones a los mexicanos y a los que queremos y amamos con sinceridad y respeto. Que el 2015, sea mejor, sin tanto ladrón ni tanto asesino…