¡Que conste,...son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

  Estamos sufriendo por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sabemos lo que es eso, lo sabemos en carne propia y lo hemos descrito en el último libro que escribo con José García Sánchez.  “68: LA TRAICIÓN SE VOILVIÓ GOBIERNO”. Que estará próximamente en las librerías. Sabemos que las maniobras de los políticos empeñados en sacar las castañas del fuego para que sus jefes no se “manchen las manitas,” hacen pendejadas que no pueden ocultar a la lógica y a la inteligencia. No se pueden creer las versiones de los sicarios que confiesan en condiciones de comodidad y que no dejan de ver su cara, porque alegan que se puede generar demandas de los “derechos humanos” y que con eso los jueces los pueden soltar, como han soltado a otras víctimas acusadas en montajes cinematográficos que no engañan a nadie. La realidad es que sabiendo o conociendo las técnicas “científicas” de investigación de los policías mexicanos, sabemos que no hay sicario que se resistan a los toques eléctricos, a los tehucanes con chile o a las amenazas de que van a desaparecer a sus padres o a sus hijos. La verdad, la única verdad es que el pueblo de México también está cansado de que se le mienta, de que se le robe, de que se le asesine. Si Enrique Peña Nieto no entiende que él está “pagando” los cien mil asesinados con el cuento de la guerra contra el narcotráfico emprendida por los asesinos y rateros que acompañaron a Felipe Calderón, por los más de treinta mil desaparecidos, por los más de medio millón de desplazados, por los miles y miles de encarcelados siendo inocentes. Si el presidente en vez de viejar y de viajar no entiende de que está sentado ante una chiquero lleno de mierda y lleno de tumbas, no entenderá que debe empezar a sacudirse los acuerdos con los  gringos y con Felipe Calderón y deslindarse de los asesinatos y del río de sangre y tumbas en que se ha convertido el país.
         No puede proteger a un grupo de políticos mafiosos que le han apoyado en el saqueo y venta de los bienes nacionales solamente para que éstos no suelten la lengua y no den paso a descubrir lo que representa el enorme negocio de las reformas “estructurales” para un grupo de hampones y pillos que son socios y cómplices de los políticos, empresarios, financieros y agentes extranjeros que nos siguen robando y saqueando con la complicidad de los vende patrias del país. Si por los compromisos políticos y los acuerdos en lo oscurito quiere sostener el respaldo a los dirigentes del PRD y PAN y a los muchos políticos, empresarios, financieros que son socios y cómplices de los grupos de la delincuencia organizada y que son los que administran los fondos financieros que llevan a los Estados Unidos, sin duda alguna, Peña Nieto, cargará con el balde de mierda, sangre y corrupción que se opera en la política mexicana; si sigue neceando y operando la gran corrupción como lo desnuda Carmen Aristegui en la investigación de la lujosísima casa que ya tiene en las Lomas de Chapultepec gracias a los negocios que se realizan al amparo del poder y gracias a los hampones que le rodean y le permiten cobrar y ocultar las comisiones de las obras públicas, nos llevará el carajo.
         Pero eso sería lo de menos, lo más grave está en que tendrá que cargar con los asesinados, desaparecidos y encarcelados del gobierno de Felipe Calderón y de las instrucciones operadas y dadas por medio de los agentes norteamericanos para desatar la represión contra los luchadores sociales con el cuento de que se lucha contra el narcotráfico, cuando todos sabemos que, los grandes operadores del narcotráfico, se encuentran en las altas esferas del gobierno, de la iniciativa privada, en los bancos, en los cuerpos de seguridad y en los mandos de los Estados Unidos, donde se encentran los grandes capós de la mafia internacional. El montaje que se realiza para darle carpetazo al secuestro forzado de los normalistas por parte del estado mexicano, desde las policías municipales, con la complicidad de las demás policías y cuerpo de seguridad e inteligencia, no eliminará la acusación de los delitos de asesinatos y desapariciones forzadas de miles de mexicanos cometidos por los miembros de la mafia de la narco política y del narco empresariado que cubre el país. Si estamos en un enorme chiquero, en un lago de sangre inocente, en un país lleno de tumbas clandestinas y de injusticias sociales y políticas, debemos entender que estamos en riesgo de que la paz social se derrumbe y sea una entrada a la violencia social que desate la represión generalizada o los asesinatos políticos como los ordenados, desde el poder , por Díaz Ordaz, el Jefe del Estado Mayor Presidencial y Luis Echeverría desde 1968 y 1971, que se encuentran en la impunidad. Así, Peña Nieto, debe entender que los mexicanos estamos cansados de los espectáculos de artistillas y los televisivos, de las ratas en el poder, de los ineficientes y de los represores y que los mexicanos, no todos, pero sí muchos,, perdemos el miedo y estamos lo suficientemente encabronados para decirles a todos: ¡NI UNO MÁS! VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS.