¡Que conste,...son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

“ANTES, ÉRAMOS VÍCTIMAS DE LOS SICARIOS…. DESPUÉS, LOS MEDIOS, EL POLÍTICOS Y LOS  ASESINOS NOS PRETENDEN HACER SICARIOS, NO VÍCTIMAS”
         Esto mismo fue lo que sucedió en 1968; la realidad de aquellos momentos era que de una cruenta lucha social y política de parte de los jóvenes, después de la brutal represión que no doblegó a nadie, después de tomar las instalaciones del Politécnico y no regresarlas, al igual que las de la UNAM a las que sí regresaron con el fin de que ahí se realizaran las negociaciones, se llegó al acuerdo entre los “negociadores del CNH y los representantes del presidente, con acuerdo del Rector como testigo de “calidad”: se terminaba el movimiento de huelga y se retornaba a clases. Se establecían las seis comisiones para discutir los seis puntos del Pliego Petitorio. Suspendíamos la manifestación de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás y se nos permitía hacer el mitin en Tlatelolco para informar y a la base estudiantil sin que se temiere represión alguna. Los NEGOCIADORES, JORGE DE LA VEGA DOMÍNGUEZ Y ANDRES CASO LOMBARDO, al lado del Rector Barrios Sierra, también se comprometieron a esto, pero en la realidad, nos traicionaron, nos asesinaron, los encarcelaron y los persiguieron, eliminando así cualquier posibilidad de un arreglo negociado en este país. Hoy, cuando vemos que a los normalistas de Ayotzinapa se les pretende involucrar como socios o cómplices de otro grupo criminal, “los rojos”, que sostienen, matarían a los dirigentes de Guerreros Unidos, nos damos cuenta que lo que se pretende es distraer la atención y culpar a las víctimas para convertirlas en victimarios. Igual que en el 68. Muy bien aprendieron de las técnicas norteamericanos implantadas en la “guerra fría” con el acuerdo del presidente, Díaz Ordáz,, Litempo uno, y de su Secretario de Gobernación, Litempo seis, ya que además de que les pagábamos los mexicanos, cobraban en las nóminas de la CIA o cuando menos, les servían.
         En aquellos tiempos, utilizando los buenos servicios de algunos “dirigentes del Partido Comunista” radicados en Guerrero, como era Martínez Nateras, se dedicaron a incriminar y denostar a muchos de los dirigentes que no habían aceptado sus términos ni sus transas, o cuando menos, no les aceptaron en el control estudiantil. En aquellos tiempos se presentó, al final del movimiento, Martínez Nateras, ante el CNH, alegando que tenía más de treinta  votos de las normales rurales afiliadas a la CNED, y no se le dejó ingresar a las sesiones y se le expulsó, porque el acuerdo era un voto por escuela, pero lo que no sabíamos es que, éste agente de la DFS, pretendía romper el movimiento y encabezarlo por medio de la CNED… y cuando no pudo, nos jodió a muchos. Así que, ahora, vemos la misma táctica, hacer de algunos normalistas desaparecidos socios o cómplices de grupos de delincuentes y narcotraficantes para que no se acuse de un genocidio de lesa humanidad al estado y al ex gobernador, así como a los ex presidentes municipales de Iguala y Cocula…. Para ello, utilizan la fuerza manipuladora de los grandes espacios de la comunicación, aparentando una nueva versión que no comprometa a los funcionarios y políticos del  estado y del gobierno de Guerrero en ese genocidio.
         Cuando la política interviene para distraer la atención de un conflicto y un genocidio hay que pensarla dos veces. Si vemos cómo viven o vivían los estudiantes de Ayotzinapa, no podremos creer que sean agentes de los sicarios y de los narcotraficantes, tal vez, algunos políticos y funcionarios consideran que se debe aprovechar el viaje e inculpándolos, se podría eliminar la Normal Rural de Ayotzinapa, y con ella, desmantelar el sistema de normales rurales como han pretendido muchos políticos que se han dedicado a terminar con la educación laica y gratuita en el país. Es indignante ese mecanismo de denostación a los normalistas desaparecidos, simplemente, se pone uno a pensar que, si efectivamente, los acompañaban 17 sicarios de los Rojos en los vehículos y estaban armados, lo más seguro es que se hubiera desatado una balacera terrible y no los hubieran secuestrado sin resistencia. La verdad es que al que se le haya ocurrido este cuento de cachirulo, debería ser consignado, no por cuentero, sino por pendejo….y difamador.
         Creo que por fortuna se encuentra al mando del gobierno del Estado un luchador social que ha sido guerrillero y ha sido secuestrado por las fuerzas de seguridad, y se supone, tiene relaciones y ligas con los padres de los normalistas, así que no podrá permitir esta mentira que busca distraer la atención sobre los verdaderos culpables e involucrar a los jóvenes como narcotraficantes y no como víctimas….