¡Que conste,...son reflexiones!

  • Sócrates A. Campos Lemus

  Hay días especialmente difíciles y no todo nos ale como planeamos o como esperamos, algunas veces perdemos el piso y nos desgastamos, nos deterioramos, nos alarmamos, nos desesperamos, sentimos que no avanzamos y nos deprimimos. En todo esto se nos olvida que hay mucho por agradecerle a la vida y es así que cuando estamos en tales circunstancias es bueno el recordar aquel hermoso mensaje que nos mandó Víctor Pañaloza que se llama “Gracias a la vida”, es seguramente una oración que repetía Juanita Peñaloza, aquella gran mujer que tanto ayudo a muchos en su vida y que hasta el último soplo tuvo siempre una buena intención, una palabra dulce y una mano amiga.

“Gracias! Por todo lo que ella me ha dado en abundancia: Salud, Felicidad, Prosperidad y Paz Interior.

Gracias! Por las duras lecciones que me han ayudado a conocerme mejor y conocer mejor a los demás.

Gracias! Por los fracasos vividos; eso me enseñó la humildad, el entusiasmo para jamás sentarme sobre mis laureles y la necesidad de comprender el sufrimiento de los demás y ofrecerles el apoyo que necesitan en esos momentos.

Gracias! Por todas las ocasiones que se me presentaron para cultivar la Aceptación, el Respeto, la Paciencia, el Asumir y reconocer la Perfección de la Voluntad Divina en todo suceso.

Gracias! Por permitirme descubrir las múltiples diferencias entre la realidad y la verdad liberadora.
Gracias! Por las oportunidades que aproveché, las desgracias que evité, las soluciones que encontré, los talentos que desarrollé, las victorias que he obtenido, los días maravillosos que he vivido.

Gracias! Por los padres que conocí, por la confianza en mi al permitirme traer otros seres a la vida, por los amigos que encontré, los profesores que me enseñaron, los libros que he leído, los viajes que he realizado, las comidas que me han deleitado.

Gracias! Por los paisajes que he admirado, el Sol que me ha calentado, las flores que he contemplado, el aire que he respirado.

Gracias! Por la maravillosa alegría de verificar que yo estoy vivo”

         Hay pues lecciones de vida que nos brindan la gran oportunidad de relacionarnos y meditar lo que somos y los que le debemos a la vida y lo que tenemos que agradecerle día con día. Esta es una de esas sencillas formas de recordarnos lo que tan fácilmente se nos olvida. Nos llenamos de resentimientos y frustraciones, nos entran los temores y los horrores, nos invade la envidia y con ella la desesperanza, nos olvidamos de qué y de quienes debemos ser y  nos llenan de pasiones por algo que ni siquiera vale la pena. Buscamos tener más,  cuando no sabemos dar gracias ni disfrutar por lo mucho que tenemos, y sobre todo, nos olvidamos de dar gracias y de ser solidarios, nos empantanamos en el egoísmo pensando en que solamente debemos resolver los pendientes y las necesidades o ambiciones que tenemos, olvidando a los que están a nuestro lado y que esperan el calor de una palabra amiga, de un gesto solidario, de una apapacho sentido y es así que en vez de ofrecer, nos reducimos a un estado difícil de entender, pero que nos ahoga en la nada y por nada. Olvidamos dar, y con ello, agradecer por lo que recibimos.

         Por ello cuando te llegue un bello pensamiento y una idea clara que beneficie a los demás no debemos quedarnos con ella. Si necesitamos pedir perdón o perdonar hay que hacerlo. Si queremos escribir palabras dulces a los que amamos y queremos no dejes que se borren en la nada sino que hay que escribirlas y darlas para que ellos conozcan que son importantes y amados y queridos por nosotros y si queremos llorar hay que hacerlo. Las lágrimas son para lavar y limpiar el alma y dejar que el rostro se aclare por medio de la ventana del corazón y si tenemos que reír y cantar también no dejemos de hacerlo porque esto es lo que nos ordena el corazón y nos permite mostrarnos tal como somos. Hay cosas que son para tener y disfrutar y cuando ya nos dieron esa oportunidad hay que dejarlas ir o darlas a otros que las gocen, solamente así, dando, es como sabremos el valor de recibir y sabremos el valor de una palabra dulce, de un abrazo y de una cariño cuando más lo necesitamos, con sinceridad, porque nadie es de piedra, porque hasta de las piedras se puede demostrar que se hacen obras de arte….