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Atzompa, una ruta al antiguo mundo zapoteco

Ahí de localiza Monte Albán.

Oaxaca, México.- Una experiencia única y llena de misticismo se ofrece en Santa María Atzompa, municipio ubicado en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, que partiendo de la capital del estado se localiza a tan sólo ocho kilómetros al oeste, el cual posee una zona arqueológica considerada como de las más importantes del país por los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Para conocer de cerca lo que fue parte del urbanismo y la arquitectura de los antiguos zapotecos, iniciamos nuestro recorrido a pie en la calle Independencia para adentrarnos en una importante reserva ecológica y poder ascender al punto más alto de la población.

Un paisaje fascinante en el camino a la cima, lleno de una vasta vegetación que comprende la zona arqueológica donde se encuentra un bosque de árboles de guaje y encino, otros árboles que abundan en la comunidad son el pirul, la jacaranda, pochotle, higo, entre otros.

El cerro de Atzompa, cuya delicadeza y belleza alberga un lugar en donde los zapotecos llegaron a su máximo esplendor en materia de construcción, nos concede el permiso de ascender dejándonos ver una cama de nubes iluminadas por el intenso sol, ahí se encuentran las señales de arqueólogos que marcan la ruta hasta la cumbre.

Atzompa

El nombre de Atzompa es de origen náhuatl: atl (agua), tsontekomatl (cabeza), y pan (lugar) que significa “Sobre la cabeza del agua”. Este nombre le fue asignado por los mexicas durante la expansión del imperio azteca poco antes de la llegada de los españoles. Hasta el momento se continúa investigando el nombre original en zapoteco.

Sus constructores y habitantes originales fueron zapotecos llegados de Monte Albán, quienes arribaron alrededor de unos 1,200 años atrás, en el momento de la expansión de la ciudad-capital hacia su sector norte. La población del pueblo actual de Atzompa es descendiente del enclave mixteco que ocupó varios puntos en las laderas de Monte Albán hace unos 600 años.

Atzompa se caracteriza por una arquitectura sumamente delicada desarrollada alrededor de plazas pequeñas y privadas. Las investigaciones realizadas en las dos residencias, conocidas como Casa de Oriente y Casa de los Altares han sugerido la presencia de al menos dos familias asentadas en lugares privilegiados, confirmando que en Atzompa era de suma importancia la familia, ya que era uno de los ejes del poder político.

Sin embargo, a diferencia de Monte Albán, en este sitio “eran más humanos y menos dioses”, dado el menor énfasis en las construcciones religiosas monumentales.

El Conjunto Monumental Atzompa de la zona arqueológica de Monte Albán fue entregado el 18 de septiembre de 2012, considerado como Patrimonio Cultural de Oaxaca, de la Nación y de la Humanidad.

Hallazgos

En este asentamiento que limita Monte Albán al norte, los arqueólogos han encontrado e investigado 483 terrazas habitacionales y de cultivo, 29 Montículos, 13 Plazas, 1 Adoratorio, 3 Juegos de Pelota, 3 Caminos, 2 Residencias de alto status social, 8 Unidades habitacionales y 2 Áreas de extracción de canteras.

Para la edificación de templos y palacios, los antiguos constructores eligieron las partes elevadas, las laderas y el pie de monte, por lo que tuvieron que nivelar y modificar la superficie de los cerros mediante la construcción de terrazas habitacionales y muros de contención, dejando áreas de tránsito a través de caminos o rampas de acceso entre las terrazas.

Los arqueólogos han identificado más de dos mil terrazas habitacionales y de cultivo en toda la extensión que tuvo Monte Albán, ciudad que llegó a tener una población de alrededor de 35 mil habitantes. En el sector de Atzompa se han identificado cerca de quinientas terrazas.

Además, la región del Valle de Oaxaca posee grandes concentraciones de depósitos sedimentarios bajo la superficie, esta situación fue aprovechada por los constructores para explotar los afloramientos de roca madre, es decir, del propio cerro, donde las canteras, su material de construcción se encuentra bajo nuestros pies.

La roca que era extraída fue usada como materia prima para construir los núcleos o partes internas de los edificios, logrando así darles mayor soporte.

La Casa de Oriente y la vida cotidiana

Los arqueólogos han establecido que la Casa de Oriente contaba con un área de servicios, donde seguramente vivía la servidumbre que realizaba actividades de la vida cotidiana para la subsistencia de quienes habitaban la casa principal.

En este caso, la casa de servicio estaba unida a la principal por un pasillo que permitía el acceso rápido entre una y otra, aquí se encontraron fragmentos de urnas, figurillas, cajetes y vasos con glifos; diversas áreas con ceniza son evidencia de las actividades domésticas y preparación de alimentos.

Es posible que en la casa de servicio vivieran artesanos y sirvientes que trabajaban para los gobernantes, sacerdotes o guerreros de Atzompa.

Los edificios de la plaza

Para controlar el acceso y circulación, el edificio 8 que era una plataforma rectangular de doble fachada sirvió para delimitar las Plazas B y C. En cada una tiene largas escalinatas, delimitadas por alfardas anchas, o sea, pequeños muros que dividían los lados de los escalones. En la parte superior de los extremos se aprecian cimientos de muros y pisos estucados, correspondientes posiblemente a pequeños templos enfrentados.

Las construcciones de los edificios delimitan la plaza. Al norte está el edificio más grande y de mayor altura de Atzompa. Visto desde las alturas, tiene una forma de L y su longitud es de sesenta metros.

Al este se encuentra una plataforma de acceso de planta rectangular de cuarenta metros de largo sobre la que se construyó un templo. Al sur se ubica el Edificio 3, que tiene aproximadamente cuatro metros de altura y cuarenta metros de largo. Al oeste se localiza el edificio principal de planta rectangular con esquinas remetidas al igual que el Edificio 3, lo que les da un aspecto de T invertida. Para la construcción de las plataformas se utilizó la piedra, lodo, arena y cal.

La plaza ceremonial

La llamada Plaza “A” se localiza en la parte más alta de Atzompa, comprende un patio central de planta cuadrada que mide más de cincuenta metros por lado; está nivelada de manera artificial y delimitada por edificios ubicados hacia los puntos cardenales.

Los arqueólogos señalan que seguramente aquí se llevaban a cabo ceremonias de distinta naturaleza y la veneración de los diferentes dioses de la cultura zapoteca. En la parte central se encuentra el Adoratorio, se trata de una construcción ritual-ceremonial, similar a los encontrados en la Plaza Principal y el Patio Hundido de Monte Albán. Es de planta cuadrada, tiene trece metros por lado y un metro de altura. Al centro se puede observar una subestructura en forma de cruz, probablemente se trate de una tumba inconclusa.

En Atzompa se han registrado trece plazas, de las cuales la mayor parte se localizan en las laderas norte del cerro El Bonete. Lo interesante, es que cada plaza se presenta a niveles distintos, ya que los planificadores de la ciudad aprovecharon con gran maestría la topografía para ubicarlas a diferentes alturas.

Arquitectos zapotecos

La forma de construir de los antiguos arquitectos zapotecos estaba basada en el conocimiento casi a la perfección de los materiales que tenían a la mano: la piedra, los bancos de arena y tierra, la cal para el estuco y el acceso al agua; elementos imprescindibles para la construcción.

Expertos en la construcción, elaboraron complejos sistemas al interior de los edificios capaces de soportar los temblores; para ello, usaron un sistema a base de cajones hechos de roca y mezcla de cal y arena, los cuales servían para independizar el movimiento de los sectores del edificio.

La forma general de los templos es de basamentos piramidales de entre uno y tres cuerpos, mientras que las residencias son plataformas bajas y habitaciones cuadrangulares de una sola planta. Desde una vista aérea, las canchas de los Juegos de Pelota tienen una forma de I, tienen muros verticales y taludes centrales.

A pesar de que Oaxaca se localiza en una región altamente sísmica, muchos edificios de Atzompa se han conservado por siglos.

El Valle de Etla

Para las sociedades antiguas, resultaba de gran importancia el dominio de los accesos a las calles y la explotación de los recursos naturales que existían cercanos a ellos, por ello algunas grandes ciudades prehispánicas estaban en las partes altas alrededor de los valles, pues ahí lograban el control.

Desde la Plaza A en su esquina noroeste, se aprecia el Valle de Etla en toda su magnitud, por lo que la ubicación de Atzompa habría tenido como uno de sus objetivos la vigilancia de ese sector del valle, de tal manera que la población en tránsito hacia dentro y fuera del valle de Oaxaca no representara una amenaza para la estabilidad de Monte Albán, también se distingue parte del valle central, un espacio que hoy ocupa la ciudad de Oaxaca y la entrada de la Mixteca.

Hace cientos de años existían tensiones entre zapotecos y mixtecos, por lo que era muy importante mantener una vigilancia hacia esta zona y evitar una invasión.

Casa de los Altares

De acuerdo con los estudios arqueológicos, la sociedad zapoteca que habitó Monte Albán tuvo una marcada división de clases, siendo los gobernantes, sacerdotes y guerreros los que ocuparían los estratos superiores, continuando con personajes de rango medio tales como comerciantes, artesanos, campesinos y finalmente los esclavos.

Las residencias de alto estatus, como la Casa de los Altares y la Casa de Oriente, seguramente fueron habitación de las familias de alto rango.

La Casa de los Altares presenta un desarrollo arquitectónico a partir del patio hundido de planta cuadrada, rodeado por una banqueta, 18 habitaciones y 3 pasillos, con acceso a éstos por medio de cuatro escalinatas ubicadas en cada uno de los lados: el acceso principal es lateral. La construcción fue hecha a base de piedra cortada y adobes, mezcla de cal y arena, estuco y aplicaciones de color rojo de origen mineral.

En los muros de las fachadas frente al patio central se observan algunas grecas, mismas que podrían ser una representación abstracta de Cocijo, el dios zapoteca de la Lluvia y el Rayo. Adosada a esta casa se ubica el montículo funerario más complejo que se haya localizado hasta ahora en el Valle de Oaxaca.

El juego de pelota prehispánico

El juego de pelota prehispánico fue uno de los elementos más significativos en la estructura urbana de los pueblos mesoamericanos. Y estaba relacionado directamente con el poder político y religioso. Se practicaba con una pelota de hule, misma que era golpeada con distintas partes del cuerpo, excepto las manos.

Existen varias hipótesis respecto al simbolismo del juego, entre ellas el rito de la fertilidad de la tierra, el ceremonial guerrero y el significado astral, ya que las culturas mesoamericanas sabían que el movimiento de los astros influía en su vida cotidiana.

De las seis canchas que están documentadas en Monte Albán, en Atzompa se encuentra la más grande, tiene casi 45 metros de largo y 22 metros de ancho, está orientada norte-sur y desde una perspectiva aérea presenta la forma característica de I latina.

En las esquinas noreste y suroeste se encuentran nichos en los que posiblemente colocaban esculturas de sus dioses a quienes dedicaban las contiendas.

Este gran juego de pelota es un espacio ritual aparentemente más público, dado que las pequeñas canchas que aparecen en las casas de Oriente y los Altares denotan un uso privado.

Con la práctica del juego de pelota se propiciaba el movimiento de los astros en el cielo, la continuación de la existencia del cosmos y con ello, de la permanencia de la vida.

Paisaje del antiguo mundo

Según los investigadores la Plaza C, con sus extraordinarias vistas a Monte Albán y el resto de los conjuntos que conforman la gran ciudad, se interpreta como un mirador o terraza abierta y desde entonces se percibía el paisaje en toda su magnitud.

Desde este punto, además del sector de la Plaza Principal, se aprecia el Cerro del Gallo, el Plumaje, el Cerro de la Cruz, El Mogollito, Monte Albán Chico y El Paragüito, todos ellos componentes monumentales de la gran ciudad. Además, se observan los marcadores naturales del Valle de Oaxaca, la Sierra Juárez y las estribaciones de la Sierra Sur.

Desde este punto se alcanza a ver el sector de la plaza principal de la ciudad de Monte Albán, corazón del antiguo mundo espiritual zapoteco.

Cámaras funerarias

Nuestro recorrido nos lleva al edificio funerario, el cual es de forma cuadrangular, mide más de veinte metros por lado y su altura promedio es de seis metros. En la cima del edificio se levantó un pequeño templo con un piso de estuco, que se componía de una masa de yeso y agua, del que quedan arranques de muro de piedra, una banqueta en la parte norte y huellas de columnas.

Al interior se encuentra un conjunto de tres cámaras funerarias desarrolladas verticalmente y comunicadas por una enorme escalinata de nueve peldaños, aquí se encuentra una exquisita pintura mural al interior de la que destaca las formas geométricas probablemente alegorías al Juego de Pelota y el color rojo relacionado con el inframundo.

Este conjunto de tumbas ha sido un hallazgo arqueológico sumamente importante, toda vez que representa una variante de los sistemas funerarios conocidos en Monte Albán y el Valle de Oaxaca.

Maestros artesanos  

El museo comunitario de Santa María Atzompa representa un paseo por la historia del Proyecto Arqueológico “Conjunto Monumental de Atzompa” que da muestra de las excavaciones, trabajos de conservación y restauración, documentación digital y diferentes investigaciones realizadas por los expertos.

El hallazgo de un horno para la cocción de cerámica hecho de adobes y piedra y junto a este una variedad de ollas de cerámica gris de gran tamaño, es una muestra de las actividades especializadas exclusivas de los habitantes de esta residencia.

El horno, cuyas troneras o rejas de cocción se encuentra intactas, es idéntico en forma y tamaño a los utilizados hasta hoy en Atzompa, lo que documenta la continuidad histórica de la producción de cerámica, pues al parecer ha sido una larga tradición familiar que se inició en la época prehispánica.

Las gigantescas ollas son una muestra de la alta especialización que tenían los artesanos de la casa y se asemeja a la especialización presente hoy en día en Atzompa; cada familia produce objetos distintos, unas ollas, otras hacen comales, jarros ó apaxtles, cazuelas, incluso algunas familias, se especializan en adornos y juguetes.

Este hallazgo es una prueba invaluable de la continuidad cultural de la especialización artesanal y de la organización familiar que prevalece del pasado al presente, e indudablemente al futuro de Atzompa. Se presenta una recreación, dado que el hallazgo original se encuentra a 2.5 metros de profundidad.

En la parte posterior de la casa se encuentra el único taller para la producción de cerámica que ha sido localizado hasta ahora en Atzompa.

Los templos y palacios que actualmente pueden ser visitados delimitan las principales plazas, ubicadas en terrazas naturales que fueron acondicionadas y niveladas con rellenos artificiales.

Riqueza natural

Además del patrimonio arqueológico, Monte Albán cuenta con una extensa riqueza natural, y las aves son un ejemplo de ello, las hay desde pequeñas como el colibrí que se alimenta del néctar de las flores, hasta grandes como los zopilotes que comen carroña; las águilas y halcones que cazan constantemente; otras comen plantas, semillas, insectos o roedores.

Algunas habitan aquí siempre, mientras que las migratorias, sólo aparecen en una temporada cada año. Pero todas son útiles para mantener el equilibrio natural.

En la antigüedad las aves también formaron parte del paisaje cultural de los zapotecos y fueron representadas en ollas, vasos y urnas, pues eran consideradas sagradas por poder estar cercanas a los dioses. Una de las representaciones más espectaculares de aves en cerámica fue encontrada aquí en Atzompa.

El copal

El árbol de copal ha sido un recurso natural muy utilizado como parte de la vida cotidiana y ceremonial desde la época prehispánica, los zapotecos llamaron copalli a las resinas que se usan como incienso, es decir, que se queman para que desprendan su humo y fragancia.

Según los antiguos relatos de los españoles, el copal era considerado en Mesoamérica como un dios con poderes mágicos y religiosos que lo convertían en un protector.

Investigaciones en la comunidad

Las investigaciones en Atzompa se iniciaron en 1940 y fueron hechas por el arqueólogo Jorge R. Acosta, quien formaba parte del equipo del Proyecto Monte Albán dirigido por Alfonso Caso. Las primeras excavaciones se hicieron en la Casa de Oriente y en la Casa de los Altares.

Posteriormente, fue en el año 2007 cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia comenzó las exploraciones formales con la participación de un equipo interdisciplinario compuesto por arquitectos, arqueólogos, topógrafos y restauradores.

Apogeo de Atzompa

De acuerdo con la evidencia arqueológica recuperada hasta el momento, Atzompa presenta como su época de ocupación más importante el periodo comprendido entre el año 650 al 850 d. C. momento en el que Monte Albán, Atzompa, Jalieza, El Palmillo, Huijazoo y otros sitios del Valle de Oaxaca tuvieron su mayor crecimiento.

El apogeo de Monte Albán y Atzompa coincide con el de otras ciudades de Mesoamérica, como Xochicalco en Morelos, Cacaxtla en Tlaxcala, Tajín en Veracruz y Uxmal en Yucatán.

La ciudad de Monte Albán decayó hacia 850 d. C., después de unos doscientos años de ocupación continua, el sector de Atzompa se fue despoblando poco a poco de manera gradual y planeada; algunos de los edificios muestran que estaban en proceso de reparación al momento de su abandono, sin embargo, el trabajo arqueológico nos permite al mundo entero ver de nueva cuenta su grandeza.

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