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Cultivar el campo y la mente, caminos para lograr el bienestar

Don Nicolás es productor de limón y estudia la secundaria en San Juan de los Cués, Teotitlán.

 San Juan de los Cués, Teotitlán; Oax.- La humedad convertida en vapor por el intenso sol, el aroma y color de los verdes limones, así como el cálido recibimiento de las y los habitantes de este poblado, principal productor de cítricos de la región de la Cañada, hacen de éste un lugar muy especial.

 Mujeres y hombres se levantan cuando los primeros rayos del sol se asoman en las montañas para preparar el desayuno y los utensilios de trabajo. Antes de las seis de la mañana y después de haber disfrutado las tortillas recién salidas del comal, acompañadas de frijoles con huevos criollos y verduras, sin faltar el atole de maíz o trigo, es hora de partir a los terrenos de cultivo, ya sea para sembrar, abonar, regar o cortar limones. 

 Gran parte de los plantíos respetan la pendiente natural, ya que dicen los sabios campesinos de este municipio, al sembrar las plantas sin aplanar el terreno se evita la erosión de la tierra, se aprovecha el espacio, abono y agua. 

 A tres kilómetros del centro de San Juan de los Cués, se visualiza el río y los campos donde se cultiva el tomate, chile, melón, hortalizas y sobre todo el fruto que le da el distintivo de productor de limón de calidad. 

 Los pobladores conocen perfectamente los métodos de siembra, mejoramiento de las variedades con las que cuentan; con gran destreza injertan las pequeñas plantas para que sean más resistentes al calor y la sequía. 

 Aunque tienen diversos tipos de limón, los que predominan en la zona son el mexicano y el persa, con una altura que va desde los dos metros hasta los cinco y en los meses de febrero, marzo y abril se llega a cosechar de 80 a 100 kilos por cada árbol y día de corte. 

 Aun cuando la tierra es generosa y responde a los cuidados y trabajo que le ponen los pobladores, existen algunas carencias y rezago, principalmente el educativo, debido a que en décadas pasadas, la prioridad era llevar el sustento a la casa y muchos de los niños dejaron la escuela para emplearse como jornaleros. 

 Gran parte de los jóvenes y adultos que dejaron inconclusos sus estudios básicos, ahora se han incorporado a los servicios de alfabetización, primaria y secundaria del Instituto Estatal de Educación para Adultos. 

 A través del Modelo Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT) con el que estudian las personas mayores de 15 años reconoce los saberes adquiridos durante la vida y los módulos educativos están enfocados a las necesidades de las y los educandos, se complementan los conocimientos.

 Don Nicolás García Hernández quien sabe sumar, restar y multiplicar grandes cantidades de producto, conoce los nutrientes que se le deben poner a las plantas para que se produzcan más y sobre todo el cuidado del suelo, aire y tierra para tener un entorno libre de contaminantes.

  A sus 56 años de edad, acude a sus asesorías de secundaria con Abisaí Tres Colorado, en la parte alta del palacio municipal, donde también aprende computación. Ya sabe leer y escribir en español, mazateco y náhuatl, lenguas que domina desde joven. 

 En entrevista, el señor Nicolás nos comparte sus conocimientos sobre el cultivo del limón, además de la grata experiencia de estudiar en el Instituto Estatal de Educación para Adultos.


-¿Cómo fue que se interesó en estudiar?

-El año pasado me invitaron a una de las Jornadas de Incorporación y Acreditación del IEEA, me explicaron que con un examen podía terminar la primaria. Dije, no pierdo nada con intentarlo, como de chamaco aprendí a escribir y he tomado cursos con los ingenieros que vienen a capacitarnos en los cultivos. 

 Hice mi examen y que lo paso. Se me hizo fácil porque siempre me ha gustado leer; a los seis meses me dieron mi certificado y como ya estaba emocionado me inscribí en el nivel secundaria; y míreme ahora hasta computación estoy aprendiendo. Es casi seguro que me voy a seguir con el bachillerato. 

-¿Hasta qué grado estudió cuándo era niño?

-Iba en segundo año cuando me salí de la escuela; mi papá tomaba mucho y se desentendía de la familia, no daba para comprar lo necesario, por eso a mi hermano y a mí nos tocó trabajar desde pequeñitos. Aunque me gustaban mucho los libros no pude seguir en ese tiempo, había que ganarse la tortilla del día cortando limón, me pagaban un peso por jornada laboral, seis a la semana.

-¿Cómo organiza sus actividades para poder estudiar?

-Todas las tardes ocupo una hora para estudiar con libros y otra con la computadora. Me doy cuenta que puedo expresarme mejor porque como hablo tres idiomas; mazateco, náhuatl y español a veces me confundía al escribir. 

 A mis cuatro hijos les digo que al estudio y el campo hay que dedicarle tiempo para poder cosechar los frutos. Los libros nos enseñan a preparar los abonos naturales y combatir las plagas. En mis cultivos utilizo el extracto de  canela, paraíso y grilla. Así mis frutos están libres de químicos.

-¿Desde cuándo se dedica a sembrar limón?

- Desde chamaco, no tengo otro trabajo más que cuidar los limones, empecé a trabajar con los patrones, unos me enseñaron a  sembrar, otros a cuidar y hasta injertar, dependiendo para que me contrataran. 

 Después de los 18 años me dieron un espacio de tierra aquí en el municipio, es lo que nos ganamos por dar servicio y cumplir las obligaciones que designa la asamblea. Al tener algo propio le pone uno más trabajo para que se produzca más, le voy a contar como se le hace para tener aunque sea un pequeño huerto.

 Se pone abono con tierra en una bolsita y se deposita la semilla del limón,  se riega cada tercer día, más o menos a las tres semanas nace la planta. Se deja crecer seis meses y se siembra en el terreno, ahí se le pone agua cada ocho días. A los dos años empieza a dar frutos. Durante 50 años podrán seguir cosechando y los únicos cuidados que necesita es el riego y vigilar que no le llegue la plaga. 

 Florea dos veces al año y en los meses de diciembre, mayo y junio es cuando hay más limones. Yo tengo 140 árboles, le corto hasta 80 kilos a cada uno. Hay que cuidar  el campo porque es muy noble y nos da todo.

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