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Gamaliel, crónica de una injusticia

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La justicia es muy lenta en Oaxaca, pese a todos los anuncios rimbombantes en la materia

Oaxaca.- Sus ganas de vivir quedaron enterradas el mismo día que le arrebataron a su hijo Gamaliel. Su amor de madre y su sed de justicia son los únicos motivos por los cuales doña Vicenta aún se mantiene de pie aunque por momentos prefiere no seguir más.

Sin embargo a tres años del proceso penal contra Julio César Ruíz Martínez el hombre que violó y mató de nueve puñaladas al niño de seis años de edad, parece no tener fin.

“Yo ya no quiero vivir más, hay días que ya quiero terminar mi vida. Ya para quién vivo, para qué si mi hijito querido ya no está conmigo y esa bestia maldita todavía no tiene sentencia. Yo ya no quiero la vida, ya no quiero vivir lo que quiero es la sentencia”.

Es lo primero que dice la mujer quien parece desfallecer cuando habla de la muerte de su niño a quien le dedicó y le dedica su vida entera. Para doña Vicenta esclarecer el asesinato de su hijo ha sido todo un “viacrucis”

El 8 de junio del 2011, fue la fecha que consternó y marco la vida de Vicenta García López y de quienes habitan en San Mateo Piñas en la costa de Oaxaca, ese día Gamaliel nunca llegó a su casa, en la escuela ya nadie sabía de él y quienes lo vieron por última vez aseguraron que iba acompañado de Julio César Ruíz Martínez, el presunto culpable de su muerte y que a tres años del hecho de violencia aún no es sentenciado.

Tras varias horas de búsqueda, el cuerpo sin vida del niño fue hallado en un paraje cercano a su ranchería. Sin embargo los familiares del culpable trataron de manipular, una y otra vez el croquis y la documentación presentada por la mamá de Gamaliel, durante los primeros careos.

El proceso penal lejos de terminar, se ha extendido por la presentación de un certificado médico apócrifo y además de la exigencia de un nuevo peritaje que pretende ubicar al presunto homicida, a ocho horas de camino del sitio del crimen.

“Cuando llegué al lugar, una casa abandonada, mi hijo estaba botado entre unas plataneras y unos cafetales, yo no sabía lo que pasaba. Ahí estuve toda la noche, pero no me dejaban acercarme”, relata la mujer quien lamenta como el primer día la muerte de su ángel.

Luego, doña Vicenta se desborda del dolor atizado con el coraje porque los meses pasan y la justicia no llega. Por eso, acusa al doctor David Argelio Chávez López, quien fue acusado por el robo de un automóvil último modelo, y a los tíos y tías del presunto culpable, no sólo de prestarse para encubrir al homicida, sino además de ser tan responsables como los que buscan impedir que se dicte una sentencia.

El galeno emitió una receta médica falsa, versión que no fue descarta por el mismo, sin embargo aseguró que nunca atendió a la persona “es la posición que es real, tal vez yo di la receta pero, pero fue otra doctora la quien también..”

La versión y los testigos falsos que presentó la defensa terminaron por lastimar más a la familia de Gamaliel. A pesar de que la mujer ha brindado una serie de actas de nacimiento para corroborar que los testigos del homicida son familiares del mismo, sus esfuerzos no han dado resultados.

Tras la acusación que realizó Vicenta García López en contra Julio César Ruíz Martínez y la detención del sospechoso, las amenazas de muerte no se dejaron esperar.

Eutiquia Martínez García, madre del sospechoso así como una de sus tías Paula García Méndez, iniciaron con una campaña no sólo de desprestigio sino también utilizaron sus influencias para lograr que la madre de Gamaliel dejara la comunidad de San Mateo Piñas, ante una serie de intimidaciones.

Sin embargo días antes los lugareños, maestros y compañeros del niño realizaron una marcha para exigir justicia y recabar firmas que fueron presentadas ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), para exigir la sentencia de Julio César Ruíz Martínez.

Además de que el 14 de septiembre del 2011, tres meses después del asesinato, se pudieron presentar los testigos de cargo con el acompañamiento del Centro de Derechos Humanos “Bartolomé Carrasco”, pero todo ha quedado en la impunidad.

La mujer quien lo perdió todo y hasta las ganas de vivir maldice cada día de su vida, para ella nada vale la pena ya.

Las lágrimas no dejan de desbordarse por su rostro, cuando manifiesta que le han sido cuartados sus derechos y no así de quien presuntamente violó y asesinó a Gamaliel hace tres años.

“A mí sí me lastiman y me cortan mis derechos cuando presentaron a sus tres testigos entre ellos su tío. Ese asesino a cabo con mi vida, la destruyó cuando mi ilusión era mi niño, cuando mi vida giraba alrededor de ese pequeño niño”.

Hoy, la mujer humilde que refleja el gran dolor de haber perdido a su único hijo sólo espera la sentencia para después quitarse la vida, porque asegura que nada vale la pena sin Gamaliel.

Con dolor e impotencia, doña Vicenta recuerda el pasado que marca a la familia de quien le quitó la vida a su hijo. Y es que asegura que hace más de 30 años Gregorio Ruiz, padre de Julio César asesinó en la vía pública de la comunidad.

Ahí, lo obligó a arrodillarse y después de un disparó, sin que las autoridades hicieran algo al respeto “ese hombre sólo estuvo preso un año”.

Yo vi cuando el señor Víctor Ruiz y el hermano de Gregorio contaban pacas de dinero en un banco de Pochutla para comprar la libertad de Gregorio. Ahora el hijo de él me mata a mi hijo-

Este hecho así como decenas de estos continúan en la impunidad ante la falta de interés y poca actuación de las autoridades en materia de justicia. A tres años del asesinato el crimen parece que cerrara con la liberación de Julio César Ruíz Martínez.

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